La historia de nunca acabar.

En cualquier esquina de Hialeah, ciudad poblada por una gran masa de trabajadores, empleados y pequeños comerciantes de origen cubano, se levantan agencias como estas, encargada de facilitar viajes y remesas a Cuba.

Mientras tanto, van perdiendo fuerza como actores del cambio otros sectores, en particular buena parte de la vieja disidencia transformada primero en oposición pluripartidista, y luego en caja receptora de fondos , que por obra de la infiltración van a parar directamente a los órganos de la seguridad, los mismos que crean y autorizan montajes de falsas demostraciones callejeras o súper reporteros que informan hasta desde el corazón de las cárceles o de los hospitales públicos, lo nunca visto, ni escuchado en la historia del totalitarismo.

Y es que cuando se paga por hacer algo, que anteriormente se hacía gratis, como es oponerse a un régimen; se provocan dos efectos, uno, que nadie esté dispuesto a oponerse si no es por un salario, dos que precisamente por ese salario haya quien se oponga, o lo que es peor finja oponerse.

El asalaramiento de la oposición, ya no por los recursos que con su esfuerzo recaude el exilio, sino por fondos asignados por otro estado, es un arma de doble filo, es verdad que neutraliza el ostracismo económico al que condena el estado cubano a muchos de los que se oponen, pero al mismo tiempo le sirve a este en su propaganda para presentar como agentes de una nación extranjera a sus opositores. A esto habrá de sumar el poder que alcanzan los burócratas encargados de distribuir estos fondos, lo cual hacen por estrechos criterios políticos, tratando de favorecer a grupos y partidos cuyas posiciones y estrategias coincidan con las suyas (no importa la familia ideológica a la que digan pertenecer)

Tal situación que atenta en gran medida contra su capacidad creativa, y la hace cada vez más dependiente de ese financiamiento; que el gobierno se cuida mucho de impedir, aún teniendo los medios para ello.

Para tomar conciencia de lo contraproducente que resulta en estos momentos el engranaje pluripartidista, dentro y fuera de la isla, nada mejor que el bochornoso espectáculo ofrecido en Madrid por los aparatchikis cubanos del Partido Popular; caídos como cuervos sobre los prisioneros recién excarcelados de Cuba, con el fin de manipularlos, y sacarles declaraciones que lanzar como guijarros contra el gobierno español y una política, sin la cual habría sido imposible la excarcelación, la misma que, paradójicamente ha sido valorado de positiva, en una especie de disidencia dentro del PP, por su presidente fundador el senador por Galicia, Manuel Fraga.

Quienes han sufrido exilio o destierro conocen perfectamente el natural aturdimiento y desinformación que sufren los recién llegados, mas cuando se les sacó de la cárcel al avión, para enviarlos directamente es España.

Esa misma España que ha sido atacada por los mas duros del exilio, criticandola por las condiciones en las que fueron acogido los prisioneros, olvidando como vivieron los cubano amontonados como animales en la base de Guantánamo, por no hablar de aquellos balseros que recibidos con mangueras de agua para que no llegaran a la costa y pudieran acogerse a la ley absurda “Pies mojados, pies secos”. Una crítica que al final sirve para darle material a sus enemigos dentro del propio Miami, como se ve en el artículo Los presos Obesos, publicado por Varela en “Progreso” semanal y en su propio blog.

Y es que se olvida que mas allá de cualquier buena o mala intención España se ubica en la Sudamérica de Europa con todo lo que ello implica en cuanto a la atención y manutención de refugiados, ya no hablemos de la integración de los inmigrantes en general. A pesar de ellos y para ser justos, hay que reconocer que los excarcelados de Vallecas, no se encuentran ni en peores, ni en mejores condiciones que en las que se encontraron los cientos de refugiados cubanos que pasaron por hoy desaparecido campamento de Carslund, la moderna y bien organizada Suecia.

Es difícil tener una imagen objetiva de la realidad de los cubanos cuando la mirada se empaña por el sectarismo de quienes juegan al pluripartidismo antes de tiempo, es decir en la etapa de enfrentar a un régimen unipartidista. Y sí sumamos el poder corruptor del dinero que el régimen fortalece infiltrando y comprando no sólo las directivas de estos dentro Cuba, sino incluso las organizaciones que desde el exterior administran dichos fondos, nos veremos obligados a reubicar el camino hacia una Cuba Mejor en un nuevo sitio: el de la batalla moral.