El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 16 de julio de 2010

LA GUERRA QUE LOS EEUU NO PUEDE GANAR

Todas las guerras en que los Estados Unidos ha estado involucrado las ha ganado, con excepción de Vietnam e incluyendo sus guerras de independencia y secesión. Y las ha ganado porque siempre ha luchado contra hombres que igual que ellos, le temen a la muerte. Por muy salvajes que hayan sido los nazis, eran del mismo bando en cuanto a raíces religiosas. Eran cristianos, que por fanatismo político, se creían superiores a los demás. Si nos ponemos a estudiar la mecánica de guerra del ejército alemán, no nos vamos a encontrar ni con hombres bombas, ni con pilotos suicidas, los famosos kamikaze japoneses que se estrellaban contra los buques de guerra yankees porque ya no tenían ni balas ni combustible, pero que no eran cristianos, sino budistas, al igual que los del vietcom, detalle por el cual los derrotaron.

El otro gran enemigo de los Estados Unidos, la Unión Soviética, maestros en la intriga y la conspiración, pero no se inmolaban en nombre de la madre Rusia, porque para ironía de la vida, el pueblo soviético tenía fuertes raíces cristianas.

El enemigo de turno de los Estados Unidos, son naciones con distinto credo religioso. Creen en Mahoma y no en Jesucristo. Juran sobre el Corán y no sobre la Biblia y creen en la inmolación asesina del terrorismo porque esa es la llave de entrada a su paraíso. Son tan numerosos como las arenas del desierto y se encuentran diseminados por todo el mundo occidental. Inglaterra, Francia, Alemania y todas las naciones de Europa tienen una población musulmana numerosa. Europa es como un gigantesco caballo de Troya con el enemigo dentro listo para dar el zarpazo a la hora que las trompetas del juicio final toquen a muerte.

¿Cuantos millones de musulmanes viven en los Estados Unidos como norteamericanos adaptados al american way of living? Millones y millones que creen más en las enseñanzas del Corán que en los artículos de la Constitución de la nación a la cual juraron defender. ¿Quien garantiza que a la hora del ataque el vecino musulmán no va a liquidar al vecino yankee?

Para dentro de treinta años van a haber más de sesenta millones de musulmanes en Europa, ávidos de ganarse el cielo matando europeos en sus propios países. Los musulmanes saben que les temen y prueba de ello es la disposición del gobierno de Gran Bretaña de borrar todo vestigio del holocausto nazi de los libros de historia, porque les molesta que se cuente la historia cruel que sufrió el pueblo que es su enemigo por excelencia, el pueblo de Israel.

Los musulmanes no temen, los gringos si lo hacen; los musulmanes creen, los gringos dudan; los musulmanes matan, los gringos se defienden y lo más importante, los musulmanes usan el terrorismo como complemento indispensable de su religión, pero para los gringos es impensable usarlo como arma de defensa.

¿Que posibilidades reales pueden tener los Estados Unidos y Europa de vencer al terrorismo de Osama Bin Laden, de Al Qaeda, de Irak e Irán, de los talibanes y del resto de bárbaros que mueren felices porque creen que al otro lado los están esperando con todas las cosas que en vida no tuvieron? La barbarie de las torres gemelas es una pequeña muestra del fanatismo destructor que impulsa a los hombres de las arenas. ¿Y quien nos garantiza que no lo van a volver a repetir? Es una ironía sangrienta, pero la alta tecnología en lugar de defender propicia los atentados terroristas, porque Estados Unidos es tan avanzado y tan extenso que se puede paralizar en cualquier momento y en cualquier lugar. Hallazgos como el coche bomba que iba a explotar en la hora pico en Times Square y que hubiera causado miles de muertos y heridos, fue milagroso, pero eso nos dice que los musulmanes no descansan hasta perpetrar un golpe de la magnitud del de las torres gemelas o mayor.

¿Cómo derrotar a un enemigo que ya está dentro del país? Hay una forma, pero los principios democráticos que heredaron los Padres fundadores, nunca lo permitiría. Al Qaeda se da el lujo de decapitar a un ciudadano norteamericano ante las cámaras de TV ¿y cual sería la respuesta de los Estados Unidos, en caso de capturarlos? Llevarlos a juicio y sentenciarlos a diez cadenas perpetúas, pero como no los capturan, son incapaces de repetir el show en cadena nacional de costa a costa, en vivo, a todo color y a todo volumen para que escuchen los familiares del decapitado los alaridos de dolor que semejante acción provoca.

En nombre de la civilización, en nombre de los principios cristianos, en nombre de la justicia y en nombre de la razón, jamás podría hacer algo así la nación de Washington, Jefferson, Lincoln y Roosevelt. Para los Estados Unidos eso es impensable, pero a lo mejor es hora de irlo haciendo pensable. Sin embargo, si eso llegara a suceder, el mundo occidental desaparece en el pantano de la barbarie. Por eso esa guerra Estados Unidos jamás la puede ganar.

Jorge J Cuadra V

macondoc@cablenet.com.ni

Nota. Se permite su publicación y se agradece su divulgación parcial o total de este artículo.

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