El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 5 de marzo de 2013

El político y su sueño, el poder


Onofre Guevara López

Las características del político tradicional, nos las recuerdan las inclinaciones de algunos diputados opositores por consumar otra burla contra el pueblo. Legitimarían la ilegalidad del orteguismo a cambio de magistraturas decorativas en los poderes del Estado. El “te doy unos cuantos huesos para que me dejés roer todo el Estado”, es el viejo esquema del reparto entre gobiernos autoritarios y opositores oportunistas. 
Cuando a los diputados opositores se les estimuló para que de las curules hicieran trincheras de lucha, denuncia y reclamo, no fue porque se tuviera confianza plena en ellos, sino porque –como de todos modos las iban a ocupar— era lo más que se les podía pedir. No han perdido las características  del político gobiernista u opositor de siempre, el que hace de la política su modus vivendi y usufructuar el Estado es su leimotiv.
Aquí las definiciones de ese tipo de político:
Persona que vive soñando con alcanzar el poder algún día.
Persona que, si no le llega el día de alcanzar el poder, muere soñando con él.
Quien pretende hacer realidad, por cualquier medio, su sueño de llegar al poder.
Quien llega a la realidad del poder por cualquier medio, y olvida lo que había soñado.
Individuo que ya en la realidad del poder, pierde toda capacidad de soñar.
Individuo que, al perder la capacidad de soñar, no quiere dejar el poder.
Tipo que sueña como un loco enamorado con alcanzar el poder para sí mismo.
Tipo que cuando alcanza el poder con el que había soñado, se enamora como un loco de sí mismo y del poder. 
Hombre que con su sueño logra convertir en un mito el poder.
Hombre que, al convertir en mito el poder, borra el sueño y se queda con el poder.
Ser humano que tiene muchos y generosos sueños antes de llegar al poder. 
Ser humano que llegado al poder, pierde mucho de lo generoso junto al sueño.
Un ser que, siendo un ciudadano común, llegar al poder le parece un raro sueño.
Un ser a quien, llegado al poder, se le agota el sueño y robar se le hace común.
El poder individual es el sueño del político; pero el poder político es, en realidad, el poder de una clase.
El poder político es el sueño de una clase, y esta lo hace realidad con una gestión individual.
Cuando el sueño del político se hace realidad en el poder, se vuelve pesadilla para los demás.
La pesadilla del político es cuando piensa en perder el poder; que lo pierda, es el sueño de los demás.
El sueño del político se vuelve pesadilla en el poder, porque tuerce su visión de la realidad.
La visión de la realidad del político, junto al sueño de los demás, hace una pesadilla del juego por el poder. 
El poder para el político, es la fuente de su sueño, pero ya realizado, hace vigilia cuidando lo robado.
El poder para el político, es también fuente de su riqueza; y el sueño lo ahoga en la fuente.
La impunidad para el político mañoso en el poder, es como vivir un sueño feliz.
La impunidad para el político en el poder deja de ser un feliz sueño, cuando el pueblo se despierta. 
El trabajo del político es soñar cómo obtener poder y dinero, y cuando los obtiene, su trabajo es cuidar de los dos.
Quien tiene poder económico y no ejerce como político, ejerce el poder a través de cualquier político.   
Quien no ejerce oficialmente como político, con su poder económico ejerce extraoficialmente su poder sobre los políticos.
Amigos lectores: aunque esto no se trata de un concurso, si usted identifica a alguien con algunas de esas características, apunte su nombre al margen, y si algún día lo ve como candidato, no vote por él. Su premio será… ¡no ser engañado!  

No hay comentarios:

Publicar un comentario