Nunca
ha sido barato decir la verdad y es más caro aun comprometerse con su búsqueda,
porque esa búsqueda empieza por enfrentarse a ella con la fortaleza de
aceptarla por vergonzosa que sea.
Comprometerse
con la búsqueda de la verdad, implica la búsqueda de la justicia y es que no
hay nada más justo que aceptar las verdades que encerramos en nuestras
conciencias. Sin esa decisión de aceptar mi verdad, no hubiera sido posible
denunciar a quienes están estafando al Estado y burlándose del pueblo con el
uso de una doble moral que intenta justificar actitudes diametralmente opuestas,
como la democracia y el totalitarismo.
Toda
esta introducción, es porque he sabido que el ejercicio de decir la verdad
sobre la actitud de un conocido político opositor acerca de una de las medidas
más engañosas que ha tomado el gobierno del Presidente Ortega para llegar al
totalitarismo, lo molestó sobre manera, al extremo de expresar que me va a
investigar (actitud propia de los fascistas) a fondo, para sacarme las castañas
al sol.
Dicen
que el Diputado no sabe con quién está más molesto, si conmigo por haber
escrito mi opinión sobre su actitud, o si contra La Prensa por haberla
publicado.
Para
el ajuste de cuentas con la dirección de La Prensa, basta con poner en juego la capacidad
accionaria para actuar en consecuencia. Pero para ajustar cuentas conmigo, le
resulta evidentemente más fácil, porque solo se trataría de investigar mi
pasado para enrostrarme mis culpas ocultas y pasarme bajo las horcas caudinas
para escarnio de mi existencia.
El
interés de pasarme la cuenta es tan grande, que supe que el Diputado llamó a un
familiar que tiene en estas tierras de occidente, me imagino que para
preguntarle detalles sobre mí persona. Si yo hubiera sabido eso, me hubiera
puesto en contacto con esa dama, que dicho sea de paso, es una amiga que cuenta
con todo mi aprecio, admiración y respeto y le hubiera dicho que para que su
familiar se ahorrara tiempo, le pregunte qué es lo que quiere saber sobre mí y
yo gustoso se lo digo. Pasa que yo soy de los que no le tienen miedo a la
verdad, a mi verdad, al contrario, la acepto como un acto necesario de
penitencia. Cuento el error o los errores, para que experimenten en cabeza
ajena y sepan lo que les puede ocurrir a quienes tomen el camino equivocado.
Si
yo viviera atado a mí pasado tratando de negar mi realidad, no hubiera
emprendido esta cruzada contra la injusticia y contra las oposiciones que
terminan traicionando al pueblo porque se alían a los dictadores y se
convierten en meros presupuestófagos.
No
era en broma cuando yo dije que me iba a consagrar a la lucha contra esta
dictadura al estilo Pedro Joaquín Chamorro Cardenal y es para no defraudar al
héroe nacional que pongo todo mí empeño para ser digno de amarrarle su zapato.
Eso pasa por la adquisición de muchos enemigos que se sienten desnudados por
mis palabras escritas. Al iniciar cada denuncia, pienso: ¿Qué hubiera hecho
Pedro Joaquín? Y la respuesta siempre es la misma: hubiera hecho lo mismo,
porque contra los dictadores no se puede vacilar. Ellos no razonan, ordenan sin
importar lo que esa orden signifique para los derechos populares.
Yo
soy un discípulo del mártir de las libertades públicas, respetando las grandes
diferencias que existen entre ambos y actúo en consecuencia. Pero aun así,
procuro ser fiel a los principios del Director inmortal del diario de los
nicaragüenses.
Señor
Diputado, yo no oculto nada. Si usted tiene con que acusarme, acúseme y si es
verdad de lo que me acusa, acepto mi culpa, pero si no es verdad, despójese de
su inmunidad para poder luchar entre iguales. Yo no oculto mis errores, ni lo
que fui. Adelante.
Jorge
J Cuadra V
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