El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 17 de marzo de 2013

Celulares para escribir bonito


Al Profesor Róger Matus Lazo,
 con mucho”apresio”
Onofre Guevara López
No pensé que un Canal de televisión local, el cual, a mi juicio, no hace mucho mérito para que merezca ser visto, me iba a proporcionar una doble diversión por el mismo tiempo perdido, con la transmisión de los juegos del Clásico Mundial de Béisbol. Así, mientras en el juego les daban batazos a la pelota, los “mensajes de textos” se los daban a la ortografía en el cintillo que pasaba por la parte inferior de la pantalla.
Antes de los batazos, la primera sorpresa:  el texto del vivaracho que retó a los maridos celosos, pidiendo relaciones con “mujeres casadas para tener con ellas una linda amistad”. Siguió el mensaje del prospecto a bateador, dijo, a violador, solicitando una relación formal con chicas de 17 años para arriba, quizá no más arriba de los 18.
Y siguieron los batazos-mensajes. El primero para “Mersedes”, quien yo supuse era la “flaqita” de sus sueños, y me desengañé “asta” cuando otro le pidió una “yamada” a su “amorsito” mientras jugaba “Olanda” con Cuba. Algo “especyal” escribió un señor “Montolla”, anunciando que su “vella” enamorada estaba “cunpliendo” años. Algo más “espesial” fue el mensaje de alguien identificado como  “Roverto” para su novia que vive en “Siuda Sandino”.
Al siguiente día, cuando no me decidía si ver más el juego o los mensajes, me di cuenta de que el mensaje que había enviado una “chica sexi y fácil” dejó de aparecer, seguramente porque hubo algún chicho a quien no le gustan las cosas difíciles… e hizo equipo con ella. O sea, que la “atrebida” se salió con la suya, perdón, con el suyo. Ojalá que le salga “sinsera”, como escribió otro que deseaba así fuera la muchacha que quería conocer.
Durante el “axionar” de los equipos de “beybol” y de los mensajes en la pantalla, uno se podía divertir doblemente tanto con unos como con los otros. Y apareció la primera muchacha mensajera de apellido “Gonsalez”, quien escribió: “saludo hamis amigas” fulana y zutana. Pero hubo quien se molestara con el “manayer” durante el juego de “oy” pero, en verdad, se refería al juego del día anterior, algo que olvidé de inmediato cuando leí el mensaje de un Don Juan de celular que se atrevió a mandar mensaje “a todo mi amore” (a lo mejor es italiano). 
Uno de esos felices dueños de  celulares de la tecnología avanzada en materia de comunicación, y adminículos indispensables para alardear públicamente de un buen vivir… sin ortografía, debió ser muy íntimo de la mujer objeto de su mensaje, pues la trató de “voz”. Quien pidió a su enamorada que le “yamara”, es que tal vez quería invitarla a que vieran juntos algunos de los juegos de “vaisbol”.
Conmovedores fueros estos mensajes: un hombre a su “nobia” le “vrindó” testimonio público de su eterno amor; otro, transmitió su apoyo moral a “Venesuela”, y “Agusto Nuñes Rodrigues”, buscando a una mujer “onesta”.  
En definitiva, el hecho de estar “biendo” esos juegos ya me estaban pareciendo más educativos que divertidos. Y hubo tanto que aprender, que en este espacio no pudieron caber todas las ejemplares lecciones, y las tuve que seleccionar: el deseo que tenía un señor de “conoser” a alguien de lindos “centimientos”; la “interezada” en “aser” con un hombre  una “relasión” seria (el dichoso que acepte el reto no se arrepentiría, porque ella, según escribió, es una persona buena “honda”). Al televidente que “nesesitaba” comprar un carro, le salió como anillo al dedo el anuncio de quien “bende” uno; el que “concideraba” oportuno saludar a una persona y a su esposa “tan bien” (no es que ella está tan bien que merezca ser vista, sino que la saludaba también para que no se molestara).
Hubo tantos “saludes” interesantes, que valía la pena verlos –creo que sigue valiendo la pena— aunque se tenga que pasar la pena de estar viendo perder a su equipo preferido, como me pasó a mí. Es que esos mensajes despertaban en uno tal “fantacía”, como escribió un mensajero, que la propaganda casi me convence de que estamos viviendo bien y bonito, aun estando jodidito.
Y lo mejor de todo: la diversión que proporcionan los mensajes compensa el sentimiento pesar porque el equipo de nuestra preferencia, a esta hora no “cea” el campeón del Clásico. Al menos ese fue el decir de un poseedor del un milagroso celular de tecnología de punta y ortografía de cola.  

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