-Los seres humanos somos tan complicados, Procopió, que nunca se sabe cuándo
alguien está llorando de verdad…
-Tampoco se sabe cuándo está llorando por algo distinto a la que se piensa,
Procopiá…
-Eso me recuerda la tragedia de una mujer que perdió al esposo y a su hijo, y metió
entre las piernas del marido el cadáver de su hijo para ahorrarse la caja, Procopió…
-Yo la recuerdo, Procopiá; la mujer lloraba tanto, que otra que no conocía la doble
tragedia, le dijo: Juanita, no vale la pena llorar tanto por un hombre…
-¿Y recordás lo que le respondió la viuda, Procopió?
-¡Ay,
Panchita, le dijo, si no lloro por el hombre… sino por lo que lleva en medio!
******
-Así nos equivocamos los seres humanos, Procopiá…
-Habemos de todo, Procopiá; pero yo no dudo de la sinceridad del dolor de
millones de venezolanos por la muerte de su presidente Chávez…
-Yo tampoco dudo de la sinceridad de quienes lloran por lo que el presidente
Chávez les daba, Procopió… ¡y la muerte de les puso en medio!
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