Sin
embargo, mentes retorcidas están empeñadas en enfrentarnos en una batalla de
géneros que puede ser muy dolorosa y violenta.
El
hombre sin la mujer no puede vivir y viceversa, la mujer sin el hombre no puede
vivir. Cuando brotan esta clase de leyes como la 779, es porque la mente de uno
de los géneros, en este caso el femenino, enfoca el mal solo en un lado,
olvidándose por completo de las maldades que la mujer es capaz de hacer.
La
Dra. Azucena Ferrey, invitada al programa de Jaime Arellano, se escandalizó por
las palabras del Obispo de Estelí, Abelardo Mata y lo puso como un ser obsesionado
en contra de la mujer. El Obispo Mata lo que hizo fue citar el lenguaje bíblico
referente a la naturaleza femenina. Otro dislate que dijo la Dra. Ferrey, fue
que –las mujeres viven supeditadas al poder del hombre. Yo creo que la Dra.
Ferrey solo se refiere a lo que se ve y se toca. Es claro que la fuerza física
del hombre es mayor que la de la mujer. Pero hay otras formas de sometimiento,
como el psicológico en el cual la que manda es la mujer. Si en este mundo hay
seres sometidos a la voluntad de otro, esos son los hombres sometidos a la
voluntad de las mujeres. Para eso tiene la mujer sus innegables encantos
físicos, que junto a una mente astuta y hasta perversa, somete a los peores
especímenes masculinos.
Que
le pregunten a Sansón; que le pregunten al rey David; que le pregunten a
Herodes Antipas y sus respuestas nos darían la dimensión real del control
femenino sobre el masculino.
Las
palabras del sacerdote Fonseca vertidas en el programa de Jaime Arellano,
fueron clarísimas cuando dice que la ley 779 ha venido a desunir a la familia.
Una ley que no admite el trámite de mediación, es una ley que fue creada para
castigar, no para mediar y salvar el vínculo matrimonial o de pareja.
La
mujer en su afán por igualarse al hombre, llega a superarlo en la capacidad de
hacer el mal. Bueno sería que todo se tratara de una igualdad competitiva en
los trabajos de la vida. Si una mujer es arquitecta, no hay por qué no gane lo
que gana un arquitecto y así sucesivamente. A veces hasta parece que las quejas
de las mujeres en materia de igualdad son una burla. Tenemos a una Rectora de
la mejor Universidad de Nicaragua; tenemos una abogada como Presidente de la
CSJ; tenemos una mujer como jefa nacional de la Policía. Las mujeres están en
CSE, en la AN. El primer poder político de Nicaragua es una mujer y todavía se
quejan de abandono y discriminación.
Como
la ley 779 no va a tener retroceso en su carácter punitivo genérico, lo único
que debemos hacer los hombres es en proponer una ley 780 que venga a proyectar
un balance en el castigo del delito de ser violento con su pareja.
Yo
no recuerdo saña más satánica que la que vimos en la ciudad de Chinandega. Una
lesbiana de oficio enfermera tenía una relación amorosa con una joven de 20
años. A lo mejor esta se cansó del amor de aquella y se buscó su pareja
heterosexual, con la cual llegó a concebir un hijo. Cuando la amante lesbiana
se dio cuenta que estaba perdiendo su linda pareja, recurrió a la embocada para
terminar con la vida de la desdichada joven. Hasta ahí no hay nada extraño,
pero lo que siguió fue una acción maligna concebida por una mente femenina. La
estranguló y no contenta con eso, le abrió el vientre para sacarle lo que ella
jamás podía haberle puesto. La malvada mujer se entregó a la policía sin el
menor signo de arrepentimiento, diciendo la palabras hasta hoy masculinas, si
no eres mía, no serás de nadie.
¿Acaso
la 779 funcionó en ese horrendo crimen? ¿Me pregunto a cuantos años de cárcel
hubiera sido condenado un hombre por ese aberrante delito? Si la pena de muerte
existiera en nuestro país, se la hubieran aplicado al hombre malvado, pero como
se trató de una mujer, le dieron una sentencia ridícula y ofensiva, misma que a
lo mejor ni va a cumplir por las conexiones familiares que tiene dentro del
sistema carcelario del país.
El
Obispo Mata tiene razón: el espíritu de esta ley, es satánico aunque no le
guste a la Dra. Ferrey.
Jorge
J Cuadra V
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