Salud
BBC Mundo
Viernes,
10 de mayo de 2013
Los
científicos en realidad querían probar que no se podía rejuvenecer un corazón.
Amy Wager se
equivocó estrepitosamente. Su hipótesis sobre la imposibilidad de rejuvenecer
un corazón no podía estar más alejada de la realidad y, aún así, este fracaso
la hace inmensamente feliz.
La profesora
del Departamento de Células Madre y Biología Regenerativa de la Universidad de
Harvard, en Estados Unidos, logró identificar junto con Richard Lee, profesor
de la Escuela de Medicina de la misma institución, una proteína que revierte
algunos de los efectos del envejecimiento en el corazón de ratones.
Este hallazgo
podría cambiar la forma en que entendemos el envejecimiento.
"En
muchas maneras, hacerse viejo es visto como una consecuencia inevitable de la
vida, y la noción de que algunas de estas características se pueden revertir
nos demuestra que el control del envejecimiento es más amplio de lo que nos
podemos imaginar", le dijo la especialista a BBC Mundo.
En realidad,
Wager quería probar que el corazón no se podía regenerar con sangre joven.
"Intentábamos descifrar cómo respondían otros tejidos que sabemos pueden
rejuvenecer. Al tener uno que no responde te ayuda a descartar una respuesta
relevante de una que no lo es".
Pero se
equivocaron, el corazón no sólo respondió, sino que lo hizo
"increíblemente rápido". En 30 días se empezaron a apreciar los
cambios.
Proteína
Cuando
inyectaron la proteína (llamada GDF-11) en ratones viejos que desarrollaron
inflamación y engrosamiento del músculo (hipertrofia cardíaca) -de forma
similar que ocurre en seres humanos-, los corazones redujeron su tamaño y
espesor hasta parecerse al músculo sano de los ratones más jóvenes.
La
investigación fue publicada en la revista científica Cell.
"Creo
que lo que hemos hecho es descubrir al menos una parte del proceso que nos
lleva a determinar los cambios específicos de envejecimiento en diferentes
tejidos. Esto es muy emocionante porque nos abre una puerta"
Amy Wager,
Universidad der Harvard
"La
forma más común de insuficiencia cardíaca en ancianos es una relacionada al
envejecimiento del corazón", explicó por su parte Lee.
"En
este estudio pudimos demostrar que una proteína que circula en la sangre está
relacionada a ese proceso, y si la suministramos a ratones podemos revertir el
envejecimiento del corazón en muy poco tiempo".
"Nosotros
descubrimos que esta protenía esta presente en niveles muy altos de sangre
joven y con la edad va disminuyendo su concentración", explica Wager.
"Es un miembro de la familia de proteínas que ha venido siendo estudiada
entre otras cosas por sus propiedades curatorias".
La GDF-11
tiene una mayor presencia en las células de la sangre y en tejidos que están
llenos de esta células.
Rápido y eficaz
Los
especialista sabían que con la edad el corazón se hace más grande, así como sus
células y sus paredes se vuelven más gruesas.
En 30 días
se empezaron a notar cambios en los ratones.
"Cuando
vimos esta respuesta de rejuvenecimiento, la cual se puede producir exponiendo
el corazón viejo a sangre joven o exponiendo el órgano sólo a GDF-11, nos dimos
cuenta que las células individuales se redujeron y así como las paredes del
corazón y el órgano se empequeñeció", cuenta Wager.
"Lo que
más nos sorprendió fue la rapidez del proceso". Un factor importante desde
el punto de vista terapéutico.
"Si ya
estás pensando en un tratamiento para una persona mayor, no quieres que tarde
décadas en hacer efecto", agrega la científica.
Por otra
parte, un resultado en cuestión de un mes significa, para los especialistas,
que el sistema es muy sensible a los cambios en el torrente sanguíneo.
¿Secreto de la juventud?
Lee y Wager
empezaron los experimentos hace cuatro años. Entonces ya se habían dado cuenta
del la efectividad con que esta proteína regenera el corazón. "Era algo
que no necesitaba de análisis, se podía ver a simple viste", recuerda Lee.
"Cuando
vi las dramática diferencia en el tamaño del corazón, estuvo claro que teníamos
que averiguar qué era lo que estaba pasando", dice Wager.
Si bien los
especialistas lograron identificar la proteína, no saben con exactitud cómo la
GDF-11 genera cambios en el tejido del corazón. "Es algo en lo que
estaremos trabajando a fondo en el futuro".
Sin embargo,
¿es este el primer paso para descubrir el secreto de la eterna juventud?
"Creo
que lo que hemos hecho es descubrir al menos una parte del proceso que nos
lleva a determinar los cambios específicos de envejecimiento en diferentes
tejidos. Esto es muy emocionante porque nos abre una puerta", responde
Wager.
El siguiente
trabajo de estos investigadores será entender si esta proteína tiene efectos
similares en otros tejidos y si produce algún tipo de efecto secundario. Wager
aclara que por el momento no han detectado ninguno en animales.
Sólo
entonces podrán pasar a ensayos clínicos en humanos.
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