Redacción
BBC Mundo
Miércoles,
22 de mayo de 2013
Choque de
poderosos: el ayatolá Jamenei y el presidente Ahmadinejad.
El ayatolá
Ali Jamenei no quiere una marea verde como la que hizo olas contra el gobierno
de Irán tras las polémicas elecciones presidenciales de 2009. Con los comicios
del 14 de junio, las autoridades parecen querer dejar todo listo para unas
elecciones en calma.
Esa es la
principal interpretación que se hace de la polémica decisión que tomó el martes
el Consejo de Guardianes de la Revolución al dar el visto bueno a ocho de los
686 candidatos que buscaban aspirar a la presidencia.
El problema
radica en algunas figuras que quedaron afuera.
A la cabeza,
Esfandiar Rahim Mashaei, un aliado del presidente Mahmoud Ahmadinejad, quien
prometió desafiar la decisión del Consejo, y el exmandatario Akbar Hashemi
Rafsanjani (1989-1997), un pragmático e influyente político, requerido en Argentina
por su supuesta participación en el atentado en 1994 contra la Asociación
Mutual Israelita Argentina que dejó 86 muertos.
De cara a
unos comicios críticos para la República Islámica, BBC Mundo explica los
aspectos clave de un peculiar sistema electoral.
¿Cómo se determinan los candidatos?
Irán se rige
bajo un sistema teocrático musulmán.
El Consejo
de Guardianes tiene poder de veto sobre los aspirantes a las elecciones por
motivos de falta de idoneidad para el puesto de presidente.
En la
práctica, dice el corresponsal de la BBC para Irán, James Reynolds, hace que
tenga el poder de descalificar a cualquier candidato "casi por cualquier
razón".
El Consejo
no deben explicar los motivos para vetar a un candidato.
El organismo
se integra con seis expertos en la ley islámica, nombrados por el líder supremo
(el ayatolá), y seis juristas especializados en otras áreas nominados por el
encargado del Poder Judicial, quien a su vez es nombrado por el líder supremo.
¿Quiénes se presentan?
De izq. a
der.: Qarazi, Rezaei, Qalibaf, Adel, Jalili, Velayati, Rohani y Reza Aref.
El Consejo
de Guardianes aceptó a ocho candidatos, entre ellos seis conservadores,
cercanos al Líder Supremo, y dos que se presentan como independientes.
Entre los
conservadores se destaca Said Jalili, secretario del Consejo Supremo de
Seguridad Nacional y principal negociador internacional de Irán en materia
nuclear.
También se
encuentran: Mohamad Bagher Qalibaf, alcalde de Teherán; Gholam Ali Hadad Adel,
parlamentario y expresidente del Parlamento; Ali Akbar Velayati, asesor del
Líder Supremo y exministro de Exteriores; Mohsen Rezaei, excomandante del
Cuerpo de Guardianes de la Revolución y actual secretario del Consejo del
Discernimiento y Mohamad Qarazi, exministro de Telecomunicaciones.
"La facción
de los tradicionalistas conservadores controla la mayoría de las instituciones
estatales y constituye la tendencia más poderosa entre la clase dirigente"
Rana
Rahimpour, servicio persa de la BBC
La facción
de los tradicionalistas conservadores controla la mayoría de las instituciones
estatales y constituye la tendencia más poderosa entre la clase dirigente,
señala Rana Rahimpour, del servicio persa de la BBC.
Hasta hace
dos años el presidente Ahmadinejad pertenecía a este grupo, pero luego
surgieron diferencias entre él y el líder supremo.
Los otros
dos candidatos se presentan como independientes.
Sin embargo,
a Hasan Rohani y Mohamad Reza Aref se los considera reformistas moderados.
De esta
forma, asegura el corresponsal de la BBC para Irán, James Reynolds, está claro
que el ayatolá buscó dejar la elección en manos de conservadores que le son
leales.
¿Quiénes son los principales vetados?
Los dos
principales opositores a la línea del líder supremo fueron descalificados.
Se trata del
expresidente reformista moderado Akbar Hashemi Rafsanjani y del nacionalista
conservador y liberal en cuestiones sociales Esfandiar Rahim Mashaei.
Rafsanjani y
Mashaei.
El primero
representa a la facción reformista, mientras que el segundo era el referente de
la facción oficialista.
La
descalificación de ambos, explica Rana Rahimpour, del servicio persa de la BBC,
muestra que el Líder Supremo eligió tener una elección tranquila al convertirla
en un "amistoso" entre seis conservadores y dos centristas.
Rafjsani era
visto como un candidato que podría haber ganado el apoyo de reformistas y
centristas, cuyos dos líderes en la elección pasada se encuentran bajo arresto
domiciliario.
Millones de
iraníes tomaron las calles tras las elecciones de 2009, en la llamada
"Revolución Verde", en protesta por un supuesto masivo fraude
electoral.
"Es
probable que todos los se sentían representado por él en esta elección ahora
salgan del proceso y lo boicoteen", señala Saeed Barzin, analista del
servicio persa de la BBC.
El veto a
Mashaei es visto como una prueba más de la caída en desgracia del presidente
Ahmadinejad, en el cargo desde 2005 y quien no puede presentarse a un tercer
mandato.
"La
división (entre Ahmadinejad y el ayatolá) es seria. Políticamente no ha
obedecido al líder supremo"
Saeed
Barzin, analista del servicio persa de la BBC
"La
división (entre Ahmadinejad y el ayatolá) es seria. Políticamente no ha
obedecido al líder supremo", explica Barzin.
El
presidente, considerado en algunos sectores como un populista con ideas
radicales, comenzó a distanciarse del ayatolá tras intentar despedir a uno de
sus ministros.
Conocido por
sus controversiales posturas religiosas, Mashaei ha sido denunciado por
clérigos de línea dura como parte de una "corriente desviada" que
busca socavar el sistema islámico de Irán.
¿Qué se puede esperar de las elecciones?
Con una
economía en problemas en medio de las sanciones occidentales por el
controvertido programa nuclear iraní, que Teherán dice tiene fines pacíficos,
las próximas elecciones aparecen como cruciales de cara al futuro cercano del
país.
Hay tres
elementos a prestar atención en los comicios, dice Barzin.
En primer
lugar, la participación en las elecciones: un indicador del apoyo al régimen.
En segundo
lugar, observar la política exterior del nuevo gobierno. "El sistema
podría ir aún más hacia la derecha", señala.
Y por
último, el ámbito doméstico, donde la cuestión pasa por conocer el balance de
poder y por saber qué margen de maniobra y reacción tendrán los reformistas.
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