El gobierno de EE.UU.
ha colocado a T-Platform, fabricante ruso de supercomputadoras, en su lista
negra, al considerar que representa una amenaza nuclear, informa el portal Ars
Technica.
La empresa T-Platfom, fabricante de la potente supercomputadora Lomonosov, ha sido agregada a la
lista del Departamento de Comercio de EE.UU. de "organizaciones e
individuos que actúan en contra de la seguridad nacional o de los intereses de
política exterior de EE.UU." por estar relacionada con la investigación
nuclear.
No podemos hacer aceite con el
girasol de cualquier campo que haya sido rociado con fertilizante
estadounidense".
"Esta lista informa al público acerca de las organizaciones cuyas actividades pueden entrañar el riesgo de que sus productos exportados, reexportados o repartidos (dentro del país) contribuyan al programa de producción de armas de destrucción masiva", destacó el Departamento de Comercio de EE.UU. Mientras, el mismo gobierno de EE.UU. regularmente compra para los mismos fines los mejores 'clusters' de supercomputadoras.
La inclusión de la T-Platfom en esta lista no sólo significa que la compañía tiene ahora prohibido adquirir componentes electrónicos creados en EE.UU., sino también la compra de chips producidos en cualquier parte del mundo con tecnología estadounidense. “No podemos hacer aceite con el girasol de cualquier campo que haya sido rociado con fertilizante estadounidense”, se expresó en este sentido Vsevolod Opanasenko, el co-fundador de T-Platform.
La decisión de poner en la lista negra a T-Platforms se basa en la preocupación de Washington de que el trabajo de la compañía incluye el desarrollo de sistemas informáticos para usos militares y la producción de computadoras para la investigación nuclear, a lo que se une -según la parte estadounidense- el supuesto envío de productos sin licencias requeridas.
Esta decisión supone un duro golpe para la empresa, fundada en 2002, responsable de las 26 computadoras más rápidas del mundo y que también dejó en la cuneta a las empresas Dell y HP en la pugna por el contrato para instalar una nueva supercomputadora en la New York State University en octubre del año pasado.
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