El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 18 de mayo de 2013

NUESTROS OCHENTA AÑOS DE CARLOS TÜNNERMANN


Un sólo poema de Carlos Tünnermann basta para ubicarnos en el drama y la esperanza de ser nicaragüense: “Soñé con una patria de lectores /no lo logré. /Soñé con un país sembrado de/ escuelas. /Sigue siendo un sueño. /Soñé con una universidad /henchida/ de humanidades y de ciencias. /¡Inútil empeño! /Al menos estos sueños /dieron sentido a mi vigilia.” Éste es el testimonio de sus frustraciones, pero a la vez la frustración es derrotada por la vigilia y quedan latentes la fe y la esperanza.
Si yo tuviera que, en primer lugar, felicitar a alguien con motivo de los ochenta años recién cumplidos, el 10 de mayo, por Carlos Tünnermann Bernheim, no lo felicitaría a él sino a la Patria, porque ha sido Nicaragua la beneficiada con el CUMPLIMIENTO de una hermosa y épica trayectoria vital, que resume entereza, ecuanimidad y honestidad. Porque en Carlos esos tres calificativos alcanzan su justa dimensión ética, estética y pedagógica. Él es, en sí mismo,  “humanismo beligerante”.
Hoy, por ejemplo, la honestidad, además de devaluada ha sido prostituida por los políticos en  general y por los gobernantes en particular. Su verdadero concepto lo rescata Carlos con el ejemplo de su propia vida, porque la honestidad es en él un principio sin fin. Sin otra interpretación que la que tiene y obliga incluso al sacrificio. Carlos es honesto –“decoroso, razonable y justo”-, y es honrado por lo anterior, y porque es íntegro y honorable, cualidades que brillan por su ausencia en nuestro medio, donde para algunos el oportunismo es sinónimo de pragmatismo. Porque la honradez es antónima de la corrupción, es que José Martí escribió para los oportunistas y corruptos de todas las épocas: “La pobreza pasa, lo que no pasa es la deshonra.”
Es además, Carlos, un hombre justo: “Que obra según justicia y razón”, y que como cristiano se indigna –como indignan los mercaderes del templo de todos los tiempos- porque en nuestra patria siempre estén pagando justos por pecadores. Porque ser justo no es ser masoquista, y menos cuando los pecadores que amasan fortunas se nos quieren hacer pasar por justos. Sin embargo todas las virtudes de Carlos aquí señaladas, no me hacen felicitarlo con motivo de sus ochenta años. Me felicito yo, eso sí, en todos los patriotas que sobrevivimos gracias a su ejemplo, pues somos beneficiarios de lo que él es. Me felicito por su amistad y me felicito porque su persona reivindica la nicaraguanidad. Da gusto ser un nicaragüense como él, que con su vida nos dice que se puede ser.
Pero, claro que no tengo más remedio que felicitar a Carlos, y lo felicito, con gusto infinito, por su esposa Rosa Carlota. Los felicito a los dos por el amor que los hace inseparables. Nunca habrá nada que los separe, pues sólo el odio y el desamor separan. El odio es la única y verdadera muerte. El amor, como el que ellos se tienen, es vida eterna. La pareja, me consta, es unidad, y saberlo no es para cualquiera. En “Pequeña biografía de mi mujer” lo dice José Coronel Urtecho: “Sólo yo la miraba exactamente como era. /No todo el mundo puede, en el momento dado, reconocer /a su mujer y casarse con ella”. ¿Carlos hasta en eso acertó o Rosa Carlota le permitió acertar? Con el pretexto de los ochenta años del patriarca en su familia, felicito a esa república del amor.

LUIS ROCHA


“Extremadura”, Masatepe, 12 de mayo de 2013.

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