El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 18 de junio de 2010

A un año del golpe de Estado, una gran tarea urgente

 
Si nos tocara definir en una frase la situación política que vive el país, podríamos definirla así; Honduras: Con el agua en el cuello y con la esperanza en el corazón.
A casi un año del golpe de Estado los hondureños y las hondureñas estamos experimentando la peor de las crisis de la historia del país. Ese madrugón del 28 de junio de 2009 lo podemos definir como el acontecimiento que mejor reveló las calamidades de la democracia hondureña. Destapó la podredumbre que hay dentro de la Corte Suprema de Justicia, en el Congreso Nacional y en el Ministerio Público; desnudó la estrategia de los militares en su afán por recuperar el poder perdido; terminó de resquebrajar un sistema de partidos políticos que sólo funcionaba para unos pocos. En definitiva, evidenció la confabulación del poder político, económico, militar y religioso en la toma de las grandes decisiones en el país y que, casi siempre, han sido en contra de los intereses de las grandes mayorías.
Sin embargo, en estos meses, los sectores golpistas no han podido cantar una victoria real. El saldo que el golpe de Estado ha dejado en el país les ha supuesto costos importantes: pérdidas económicas millonarias, aumento de la desconfianza de la ciudadanía hacia los políticos y en las instituciones públicas, mayores niveles de violencia e inseguridad, mayor visibilización de la corrupción, y reducción de la cooperación internacional. En estos momentos no se ve ninguna fuerza política con la capacidad para sacar adelante el país y garantizar un desarrollo digno para los hondureños y hondureñas por sí solos.
Para construir una nueva historia, los ojos tienen que volverse al pueblo, que viene luchando desde antes del golpe de Estado por una nueva Honduras. Y es en el pueblo, en las organizaciones comunitarias, sociales y populares, donde está la gran oportunidad para ir consolidando una propuesta política para todos los hondureños y hondureñas. Una propuesta, que no se quede con la consigna de la Asamblea Nacional Constituyente, sino que avance a partir de procesos reales de organización, formación y articulación, y que presente una visión estratégica de país, que responda a las necesidades e intereses de los sectores históricamente empobrecidos y marginados.
Esta es la gran tarea, y es urgente. De lo contrario, estamos dando el tiempo necesario para que los políticos, empresarios y transnacionales se reagrupen e impulsen reformas o constituyentes hechas a la medida de sus ambiciones e intereses.

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