El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 25 de junio de 2010

OTRA REVOLUCION TRAICIONADA

“Los pueblos son como volcanes, de pronto hacen erupción….” Dijo Fidel Castro en su discurso pronunciado en los festejos del primer aniversario de la revolución sandinista.

Si, los pueblos son como los volcanes que de pronto explotan bajo la represión de los regímenes dictatoriales, autoritarios o absolutistas. Entonces surgen las revoluciones y estas son inevitablemente traicionadas por sus dirigentes una vez que se instalan en el poder. “El rebelde de hoy, es el tirano de mañana.” Veamos algunos ejemplos:

La revolución de revoluciones, la de la toma de la Bastilla y del uso de la guillotina, la que terminó con la Casa de Borbón decapitando a su rey y a su reina, dio como resultado un Emperador corzo, Napoleón Bonaparte, que sin ser Habsburgo, fue más imperial que Carlos I de España y V de Alemania, fue traicionada.

La revolución de Villa y Zapata, la que terminó con la dictadura de Don Porfirio y con el poder omnímodo de los señores dueños de la tierra, una vez en el poder asesinó a la mayoría de los jefes revolucionarios que con su valentía y sacrificio la habían ganado, incluyendo al centauro del norte y al caudillo agrarista del sur, además del político correcto que pudo haberla salvado, Francisco I Madero, parió una dictadura partidaria que duró el doble de años que la de Don Porfirio, la del PRI, cuyos ex presidentes, por ley no escrita, se retiraban cargados de millones de dólares sustraídos de las arcas del Estado y se perdían en el anonimato político, situación que mantuvo al país en las garras del atraso y la corrupción, fue traicionada.

La revolución de Octubre, la que derrocó a la dinastía Romanov asesinando la noche del 16 al 17 de Julio de 1918, en un lugar llamado Yakaterimbug, a toda la familia del último Zar, Nicolás II, incluidas las nanas y las mascotas y que produjo a Stalin y a la dictadura del marxismo-leninismo, mejor conocido como comunismo, que dejó pálida la crueldad del zarismo porque Iván el Terrible es un angelito a la par del carnicero Josef Stalin, fue traicionada.

La revolución que bajó de la Sierra Maestra encabezada por el exalumno jesuita, Fidel Castro Ruz, la que derrocó a la dictadura corrupta y sangrienta de Fulgencio Batista, que había convertido a la bella isla de Cuba en el prostíbulo del Caribe y en la cueva de la mafia italo-americana, una vez triunfante mandó a matar a Camilo y encarcelar a Hubert y parió la dictadura del proletariado que ya cumplió más de medio siglo de estar oprimiendo al pueblo cubano, haciendo evidente que en Cuba no hay volcanes que exploten sino témpanos congelados que perduran, fue traicionada.

La más joven de las revoluciones, la que terminó con la única dinastía de América Latina, la de los Somoza y que contó con el apoyo incondicional de los millones de nicaragüenses que no éramos somocistas. La que satanizó la palabra burgués y convirtió en demonios a los oligarcas, una vez en el poder, los más aprovechados de sus dirigentes se metamorfosearon y se convirtieron en burgueses por alianzas matrimoniales y en oligarcas por adquisición de bienes, también fue traicionada.

Pero no es a esa revolución a la que me quiero referir, sino a la revolución de las comunicaciones. A la que rompió la barrera clasista del teléfono y permitió que el tenerlo dejara de ser un privilegio de ricos. Hace sesenta años tener teléfono estaba reservado para los señorones del pueblo. Habían cinco o seis teléfonos en las cabeceras departamentales, eran de manigueta y se comunicaban mediante los oficios de una operadora que en ese tiempo se llamaba telefonista y que era la persona mejor informada del pueblo porque su oficio le permitía escuchar todas las confidencias de los poderosos con el simple recurso de meter y sacar clavijas de una consola. Una comunicación interdepartamental era cosa de todo un día y a veces hasta de dos. Yo recuerdo que a las personas las citaban a determinadas horas a la oficina de correos porque las iban a llamar desde otro departamento, como desde Granada o desde Matagalpa. Para los años sesentas aparecieron las plantas automáticas, pero como había pocas líneas era una hazaña comunicarse con el 02 que era la salida para Managua. Una vez instalados los teléfonos automáticos, el progreso de las comunicaciones se aceleró, pero seguía siendo un privilegio de clase tener teléfono en los hogares. El número de cuñas telefónicas creció, no gracias a la inclusión de más hogares, sino a la fundación de nuevos negocios, sin embargo, hay que decir que la marea de los teléfonos fue inundando poco a poco los predios de la clase media, hasta que se convirtió en marejada con la aparición de los celulares. Estos al comienzo no estaban al alcance de los pobres, pero se rompieron los diques del costo y tener un celular llegó a ser de primera necesidad y más tarde de prestigio popular y así hemos visto como los celulares van de mano en mano hasta el punto de que hoy en día prácticamente no hay quien no tenga uno. Tiene el ejecutivo, el empresario, el político, la ama de casa, los plomeros, carpinteros y zapateros; los viejos, medio viejos, jóvenes y adolescentes; los alumnos y los profesores; los curas y los parroquianos; los doctores y los pacientes; los sepulteros y casi hasta los muertos.

No hay revolución en la historia de Nicaragua que haya sido tan completa y democrática como la del teléfono. Pero saben que, también ha sido traicionada porque lo que se suponía que era un artículo útil y de primera necesidad, se transformó en un objeto de explotación. Los mercaderes de la ingenuidad, repletos de ambición y sedientos de dinero se dieron a la tarea de explotar a los asalariados y no asalariados enviándoles vía Chat el sueño del conocimiento y de la fortuna.

Los mensajes de texto en los celulares dejaron de ser los románticos mensajes de amor, para ser la clave de la explotación, puesto que te ofrecen cosas imposibles y pervertidas con solo enviar una palabra a determinado número. No importa haber pasado tres o cuatro años estudiando inglés en escuelas serias y profesionales, porque ahora basta enviar la palabra “aprender” a un número específico, y te envían de vuelta todo lo necesario para hablarlo correctamente desde la comodidad de tu casa. Bull shit, eso es pura estafa. Que dirán los hindúes si supieran que su obra milenaria y sagrada, El Kamasutra, aquí es usada como pornografía porque con solo enviar la palabra Kama a otro de esos números mentirosos, te envían las eróticas posiciones sexuales que en el libro están destinadas a enseñar la técnica de hacer el amor con base profesional y con un fin noble para beneficio de la pareja de enamorados que quieren hacer de su unión un deleite, mientras que en la pantalla del celular solo sirven para revolver la testosterona de los jovencitos que no están en edad de manejar esas cosas de adultos. La lista de palabras con las que se pueden conseguir casi cualquier cosa enviándolas a determinado número es infinita, desde aprender como piropear a una mujer, hasta como hacer amigos y esta en particular me causa gracia porque la palabra que se usa es broderazo, la cual ni siquiera es castellano, sino una suerte de spanglish que lo único que hace es fomentar el mal uso del castellano.

Si toda esa sabiduría enlatada fuera gratis, no importaría, pero no es gratis, tiene un precio por cada palabra que se envía, cada vez que se envía, precio que sale del escuálido presupuesto familiar. Y es que no solo ofrecen conocimiento y placer, sino premios en efectivo que lucen fáciles de obtener, cuando en realidad son difíciles de alcanzar porque el cálculo de probabilidades así lo determina, pero la necesidad hace ver espejismos y el pobre cae en la trampa.

Como ven, ni esa revolución se salvó de ser traicionada.

Jorge J Cuadra V

macondoc@cablenet.com.ni

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