El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 5 de junio de 2010

La impunidad de Israel

¿Cómo creer a Occidente cuando habla de derechos humanos si hace piña con Israel cuando se mofa de ellos?
El ataque israelí al convoy humanitario que quería llevar ayuda a los habitantes de Gaza sometidos a un bloqueo podría constituir un punto y aparte en la historia del conflicto de Oriente Medio. Israel, por haber creído demasiado en su impunidad, se arriesga a perder mucho en este asunto. En primer lugar ha habido un fiasco en el ámbito militar. Las unidades de élite israelíes creían que los militantes pacifistas que se hallaban en el barco no opondrían ninguna resistencia. No fue tal, se vieron rápidamente desbordados y a continuación se produjo una auténtica masacre. Esta, además, tuvo lugar en aguas internacionales, en las que el ejército israelí no tenía ningún derecho de abordar los buques. Esta matanza ha suscitado una conmoción considerable en la opinión pública mundial. Israel ha atacado voluntariamente a militantes de organizaciones no gubernamentales y las ONG tienen ante la opinión pública mucha popularidad. No iban armados y ello refuerza el carácter brutal, ilegal e inaceptable de la acción israelí.
Israel pagará una factura muy pesada especialmente con aquellos países que estaban más cerca del propio Estado hebreo. Turquía, con la que Israel tenía un acuerdo de asociación estratégica y desde donde partió la operación humanitaria, es el país que tiene más conciudadanos entre las víctimas y por ello se muestra totalmente furiosa con Israel. Es difícil creer que el acuerdo de asociación pueda mantenerse. Turquía ya había alzado la voz contra Israel después de la guerra de Gaza. Su cada vez mayor peso diplomático la puede convertir en un actor importante en el mundo musulmán. Su firme pero razonada oposición a Israel refuerza su popularidad. Al contrario que Irán, Turquía no es sospechosa de querer eliminar a Israel del mapa. Es un aliado occidental, pero paradójicamente, el hecho de que la UE le haya cerrado las puertas le otorga un mayor margen de maniobra diplomática.Egipto también está en el banquillo de los acusados. Es uno de los pocos países árabes que han firmado un tratado de paz con Israel. Egipto, que es hostil a Hamas, participa con Tel Aviv en el bloqueo de Gaza. Le será difícil mantenerlo si no quiere ser acusado de complicidad con Israel. Los países occidentales, EE.UU. y Europa, aliados tradicionales de Israel, están muy molestos. Se mueven entre su posición proisraelí y la cólera de las opiniones públicas, no sólo las internacionales, sino las internas de sus propios países. No pueden hacer como si nada hubiera sucedido. Las simples condenas verbales no seguidas de hechos a las que asistimos habitualmente cuando Israel viola el derecho internacional no bastarán esta vez, excepto para perder toda credibilidad.Al tiempo que los países occidentales deben afrontar el auge de polos emergentes, deben reflexionar también sobre el hecho de que su apoyo incondicional a Israel puede empezar a tener efectos negativos para su prestigio y su imagen y acelerar su pérdida relativa de poder. ¿Qué hubieran dicho los países occidentales si este mismo episodio –un ataque militar contra un convoy de ONG– lo hubiera protagonizado un país árabe, Rusia o China? La reacción de los gobiernos y los medios de comunicación habría sido mucho más enérgica. ¿Cómo puede ser creíble el discurso occidental sobre la democracia y los derechos humanos si siguen haciendo piña con Israel cuando este país se mofa de estos principios? Israel quería impedir que la flotilla humanitaria llegara a Gaza para evitar que la opinión internacional se sensibilizara del bloqueo y de sus efectos. Y ha cometido una chapuza. Al crimen se añade la culpa.La imagen de Israel se ha degradado seriamente una vez más. Habrá que ver si estos acontecimientos de Gaza suponen un escalón en el círculo infernal o bien el aislamiento de Israel, creciente en la escena internacional, le sirve de pretexto para endurecer aún más su posición. O si esta vez la correlación de fuerzas cambia y el abordaje del convoy humanitario supone el final de la impunidad de Israel.Se puede desear que el actual Gobierno israelí, el más derechista de la historia del país, caiga y dé paso a otro, consciente de los peligros que su política actual representa para la región y para el propio Israel. Esperemos que este drama conduzca a un cambio de dirección y al abandono de la política de la fuerza, que, una vez más, ha mostrado sus límites.

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