El 19 de mayo de 1980 –dentro de pocos días hará 35 años-
Xavier Chamorro Cardenal y un grupo numeroso y heroico de trabajadores, decidimos fundar EL NUEVO DIARIO. Digo
heroico porque ese periódico hizo historia en Nicaragua, y entre sus fundadores
estaban trabajadores que se jugaron el pan nuestro de cada día y se apuntaron
sin reservas a esa gran aventura de buscar la utopía, apoyando la realización
de un periodismo nuevo, para el hombre nuevo que veíamos en seres desprendidos
de ambiciones y codicia.
No podía aquel
periodismo no estar a la altura de quienes habían luchado y hasta perdido sus
vidas por una Nicaragua libre y soberana, digna, contraria a todo servilismo,
nepotismo y dinastías dictatoriales. Intentó aquel periodismo ser la muerte de
la reelección, y también con ese espíritu, los representantes de aquel tiempo
(hoy nuevamente llamados diputados) de a treinta dólares como salario mensual,
elaboramos una Constitución que infructuosamente quiso ser la verdadera lápida
al somocismo que hoy se reelige y resucita en este régimen, con todo y su
“Novedades” bancaria, la de la mano suave y hasta ciega ante la oprobiosa
realidad que vivimos. Con ese periodismo de ciegos voluntarios, el tuerto,
claro está, es rey, y lo que los reyes ven y cómo lo ven, es lo único visible.
Xavier Chamorro Cardenal, Director-Fundador de EL NUEVO
DIARIO arriesgó sus bienes en construir ese proyecto, hoy convertido en un
folleto bancario, en gran parte debido a una descendencia que, con alguna excepción, se colocó poco a poco en puestos
para ordeñar y mangonear esa empresa de trabajadores, pues a lo que aquellos
recién llegados genéticos se dedicaron fue a lucrarse del sacrificio de tantos,
entre quienes se encuentran muchos accionistas minoritarios cuyas acciones,
hoy, no han sido pagadas y a quienes no se les quiere decir en cuánto se les
pagaron las “suyas” a aquellos descendientes oportunistas.
Xavier Chamorro Cardenal no concurrió a aquella piñata, y
murió antes en olor, diría yo, de
heroicidad. La del Héroe que fue su hermano, y mártir por anti-reeleccionista,
Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Aquel periodismo del verdadero EL NUEVO
DIARIO, nació sobre esos pilares, Pedro y Xavier, porque esa es la herencia que
el sacrificio de Pedro le dio su hermano Xavier. Y Xavier se hizo hermano de
todos nosotros, los auténticos fundadores de EL NUEVO DIARIO. Los que hace 35
años estábamos ahí en carpas bajo el sol, con máquinas de escribir que llegaron
de todas partes alentándonos, bebiendo agua caliente, con una fotomecánica de
puras agallas, e imprimiendo el periódico en León, ya muy noche, con nuestros
propios trabajadores en la rotativa de EL CENTROAMERICANO, y Xavier desvelado,
junto con su estado mayor, afinando hasta el último detalle (como cuando ya
tuvimos rotativa), para que EL NUEVO DIARIO llegara fresco y veraz, por la
mañana, a las manos de sus lectores.
Fresco, veraz y con agallas, así fue EL NUEVO DIARIO cuyo 35
aniversario estamos conmemorando y oportunamente, con el derecho que sólo a
nosotros nos confiere la historia, celebraremos con una asamblea reivindicativa
los accionistas minoritarios. En esa asamblea, con agenda preparada,
discutiremos punto por punto, las injusticias que estamos seguros se han
cometido y se siguen cometiendo con nosotros, y continuando la tradición de EL
NUEVO DIARIO, sin temor alguno haremos pública nuestra verdad. Cuando en el año
2000 hice el libro de los primeros 20 años
de EL NUEVO DIARIO, incluimos en la presentación un hermoso texto de
Xavier Chamorro Cardenal, que por constituir la antítesis de ese pasquín que
hoy usurpa aquel glorioso nombre, ofrecemos los dos párrafos finales para que
los lectores juzguen:
“ Es nuestro deber, y
como tal lo hemos asumido, ser la voz de los sin voz. Ser el medio de comunicar
la esperanza, sin caer, por aquello del que calla otorga, en la ceguera de la
condescendencia o la complicidad con el delito. Creemos fervientemente que
debemos de encontrar, entre todos, la institucionalización real del Estado y que
ese es el verdadero camino hacia la democracia y, por lo tanto, hacia la paz y
el progreso. Ciertamente nos hemos planteado un periodismo de compromiso con
las necesidades reales de nuestro pueblo y de hacer conciencia ahí donde no
haya conciencia.”
“De esta manera quizás
dentro de veinte años, con una Nicaragua que más temprano que tarde emerja del
atraso y la pobreza, los jóvenes que lean este libro y revisen con asombro lo
que sus páginas y titulares reflejan del
acontecer nacional, asuman las pesadillas que nos tocó vivir, al mismo tiempo
que reconozcan que fuimos capaces de heredarles una Patria digna, con gobiernos
que inspiren respeto y una sociedad más justa y solidaria.”
LUIS ROCHA
6 de mayo de 2015.
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