El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

jueves, 18 de julio de 2013

CONTESTACION A JOSE MARIA VALVERDE



Hasta hoy, a los diez años de proseguir tu vuelo,

contesto la carta que “desde el aire”

me escribiste, en julio de 1982,

a una Nicaragua que por ahora ya no existe,

porque aquel presente que nos levantaba en vilo

se tornó en Saturno devorando a sus hijos.



Aquella vez ibas, “muchacho olivar José María”,

apoyado, como siempre, en tu Pilar, también la nuestra,

de regreso a España con tu alma extremeña

en el extremo mismo de la euforia;

“volviendo de ver Nicaragua, por fin” y de ver

“la cara de los pobres con fulgor de esperanza”.

Pensaste, como aún gracias a vos pensamos tantos:

“Sí hay milagros como estos, otros pueden seguir”.



Era como si hubiéramos visto y oído todo

y aquella redención jamás fuera a terminar

hasta tanto no contagiara el mundo.



Teníamos la convicción de que el pasado no iba a volver

como afirmó en verso y verbo estremecidos

nuestro amigo y tu principal colonizador,

José Coronel Urtecho, con su cara alumbrada

“igual que un farol rojo, al hablar”,

según el retrato que le hiciste.



Pero el pasado se había quedado agazapado,

atrincherándose en corazones despojados de futuro,

y volvió y ahora sé que cuando vuelve,

vuelve peor, fortalecido, cínico y siniestro,

trastocando todo sueño en pesadilla y vuelve

con su falsa identidad de presente; envejecido,

mesiánico y creyéndose perpetuo.



Lo que nos salva de esta grotesca situación

es simple y llanamente la Memoria.

Pues ocurrió, José María, que en realidad nosotros

aquella vez estuvimos en un futuro

que está más allá del filo de la Historia.



Visto así el pasado; su retorno vengativo no es más

que el estertor agónico de sus entrañas

ante los que murieron ayer por el mañana.



Frente a este futuro irrevocable que ha sido ayer

“un alto amor al prójimo, bajo el amor de Dios”,

solo le queda confirmar su condición de pasado

y desvanecerse ante tu magia verdadera:

La modestia, sustentada en el milagro que debe seguir.



Digo todo esto, porque con esa carta me enseñaste

a nunca olvidar que todo aquello que vivimos,

aún hoy es verdad y verdad también será mañana.



Por eso te remito esta tardía contestación,

gozoso ante la imposibilidad de tu ausencia,

a todo sitio donde cabe la esperanza,

con la certeza de que estas ahí.





LUIS ROCHA



Mayo de 2006.

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