El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

jueves, 18 de julio de 2013

CARTA A LUIS ROCHA, EN NICARAGUA



Te escribo desde el aire, Luis, volviendo de ver

Nicaragua, por fin, mi ilusión de muchacho

lírico, lo que había detrás de aquel acento

en voces de poetas que me colonizaban

ayudando a mi voz a sentir el calor

de lo nombrado, el jugo de la vida en la lengua.

Nadie esperaba entonces que un día en esa magia

llegara a haber combate y muerte, rebeldía

de pobres oprimidos, milagro de victorias.

A veces los poetas quedamos abrumados

por lo que fue voz nuestra, vuelto contra nosotros:

dichoso y raro el que es digno de su palabra

cuando llega a probarle el ángel de la historia.

Hoy tengo que decirlo: Nicaragua me ofrece,

tras de aquel viejo son, otra lección más alta:

yo nunca había visto la cara de los pobres

con fulgor de esperanza, en lucha tras las muertes;

no les había oído conquistar un lenguaje

como a tientas, probándose altos vocabularios

de nuevas entidades, decisiones, ideas.

Aquí pasó algo siempre increíble: un pequeño

pueblo inerme y hundido venció a su dueño armado,

al siervo de otros siervos de la máquina fría

del capital en marcha, la acumulación ciega

que devora a los hombres para crecer, haciéndolos

esclavos del supremo Faraón automático,

levantando pirámides inútiles con su hambre

para redondear la ganancia final.



Porque a eso va marchando -Si Dios no lo remedia

con hombres como he visto ahora, y otros hombres

de otros países y años, que han abierto salidas-

la civilización “cristiana–occidental”

-“cristiana”, muchos siglos de golpear con la cruz

para robar al pobre y asesinar al débil-.

Y la máquina, andando, se reviste de gloria,

compra todo lo bueno, lo bello, lo sublime

-aunque después el arte, traidor, hunda en olvido

al vendedor y al dueño, y se vuelva de todos

(o así lo espero yo, vendedor de lenguaje;

o de meta-lenguaje, más bien, porque mis versos

los regalo de balde, a ver si hay quien los quiera).



¿Se va a salvar el hombre, va a poder ir viviendo

mejor o peor, humano, con todo abierto a todos,

sin paraísos, pero con su ración bastante,

en un mundo en que quepa enmendar los errores?



A la orilla del lago –todo un mar-, en San Carlos,

se abría, por la fiesta de cuando huyó el Gran Jefe,

un pobre lavadero, millonario en paisaje,

y, tras los figurones danzantes, iban carros

de bueyes con letreros; y uno, “Peor es nada”,

me dio la metafísica de la revolución.



Otras muchas estampas llevo, que me desbordan:

por ejemplo, el abrazo de José Coronel

Urtecho, viejo poeta, saliendo de su selva

por el enorme río, con nueva juventud

de voz y de mirada ahora en la realidad;

o el jefe guerrillero, hoy jefe de cultivos,

que leía a Stendhal en el gran helicóptero

donde íbamos, con niños armados y con poetas;

o la misa, entre madres de muertos, celebrando

tres años de victoria; y cuando me dijeron

que hablara, confesé: “Revolución se llama

un alto amor al prójimo, bajo el amor de Dios”.



Si esta carta tuviera, Luis, más tranquilo aliento

elogiaría ahora a los que en tales luchas

de la humanidad son los héroes más excelsos:

aludo a los escasos traidores a su clase,

a los nacidos dentro de un mundo a favor suyo,

que un día desertaron, pasando al bando pobre

para ser luz y riesgo, y a la vez cuerpo extraño.

Pero no es el momento de grabar medallones:

mientras regreso, crece la amenaza, el ataque.

El filo de la historia hoy cruza Nicaragua.

Si hay milagros como éstos, otros pueden seguir.



José María Valverde



(Julio, 1982).

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