Para Octavio Enríquez, autor de la crónica publicada en La Prensa, acerca de la propiedad en donde tiene su mansión Roberto Rivas Reyes.
Roberto Rivas Reyes no despojó a nadie el terreno donde hoy vive. Quien despojó a la Iglesia Católica fue el Arzobispo de Managua, Miguel Obando y Bravo, para regalárselo a Robertito José y a la hermana de Robertito José.
Dña Margot Gutiérrez, temerosa de que los sandinistas le confiscaran ese terreno, se lo donó a la Iglesia Católica a través de su excelencia, Arzobispo Miguel Obando y Bravo, para que fuera usado en obras de la Iglesia Católica, como por ejemplo, un seminario. Pero más tardó el Arzobispo en recibirlo, que en regalárselo a sus queridos ahijados Rivas Reyes.
Pastor Valle Quintero no tiene que ver nada con ese terreno. Su esposa, Margot Gutiérrez, era la viuda del verdadero dueño, Julio La Linde, conocido casa teniente de la Managua pre-terremoto, dueño de una gran cantidad de propiedades urbanas y quien al morir, le deja en herencia sus propiedades a su viuda, Margot Gutiérrez, entre ellas el terreno que nos ocupa, en donde existía la famosa Mansión La Linde, que es la misma sobre la que construyó, de acuerdo a su estilo ostentoso de jeque tropical, su palacete el actual presidente del CSE.
Cuando el Arzobispo comete el abuso de regalar lo que no le pertenece, la prensa nacional lo asedió en busca de una explicación, pero como siempre, el autor de esa sacrílega fechoría nunca dio la cara y quien la dio fue su lugarteniente, el monseñor glotón, Eddy Montenegro, quien a falta de argumentos para justificar el descarado despojo a la Iglesia Católica de parte de su jefe, soltó la famosa frase que pertenece a los anales de nuestra historia: “LAS DONACIONES NO TIENEN CONDICIONES.” Y así se perpetró una fechoría más de las muchas que tiene en su haber el ahora príncipe de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, Miguel Obando y Bravo, digno descendiente de los ambiciosos Borgia por su capacidad de delinquir con una mano y bendecir a los fieles con la otra.
La ambición desmedida del cardenal Obando y Bravo, lo hace ser uno de los obispos más acaudalados de América Latina, según las palabras de un Monseñor que por razones obvias debe permanecer en el anonimato y para felicidad de sus herederos que no son otros que los hermanos Rivas-Reyes, si es que Robertito José lo permite.
El reportaje de Octavio Enríquez dice que los herederos de Pastor Valle Quintero reclamarán lo que consideran suyo y que actualmente le pertenece a Roberto Rivas Reyes, sin embargo, los que deberían reclamar son los descendientes de Don Julio Lalinde, legítimos herederos de la propiedad usurpada.
Jorge J Cuadra V
Roberto Rivas Reyes no despojó a nadie el terreno donde hoy vive. Quien despojó a la Iglesia Católica fue el Arzobispo de Managua, Miguel Obando y Bravo, para regalárselo a Robertito José y a la hermana de Robertito José.
Dña Margot Gutiérrez, temerosa de que los sandinistas le confiscaran ese terreno, se lo donó a la Iglesia Católica a través de su excelencia, Arzobispo Miguel Obando y Bravo, para que fuera usado en obras de la Iglesia Católica, como por ejemplo, un seminario. Pero más tardó el Arzobispo en recibirlo, que en regalárselo a sus queridos ahijados Rivas Reyes.
Pastor Valle Quintero no tiene que ver nada con ese terreno. Su esposa, Margot Gutiérrez, era la viuda del verdadero dueño, Julio La Linde, conocido casa teniente de la Managua pre-terremoto, dueño de una gran cantidad de propiedades urbanas y quien al morir, le deja en herencia sus propiedades a su viuda, Margot Gutiérrez, entre ellas el terreno que nos ocupa, en donde existía la famosa Mansión La Linde, que es la misma sobre la que construyó, de acuerdo a su estilo ostentoso de jeque tropical, su palacete el actual presidente del CSE.
Cuando el Arzobispo comete el abuso de regalar lo que no le pertenece, la prensa nacional lo asedió en busca de una explicación, pero como siempre, el autor de esa sacrílega fechoría nunca dio la cara y quien la dio fue su lugarteniente, el monseñor glotón, Eddy Montenegro, quien a falta de argumentos para justificar el descarado despojo a la Iglesia Católica de parte de su jefe, soltó la famosa frase que pertenece a los anales de nuestra historia: “LAS DONACIONES NO TIENEN CONDICIONES.” Y así se perpetró una fechoría más de las muchas que tiene en su haber el ahora príncipe de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, Miguel Obando y Bravo, digno descendiente de los ambiciosos Borgia por su capacidad de delinquir con una mano y bendecir a los fieles con la otra.
La ambición desmedida del cardenal Obando y Bravo, lo hace ser uno de los obispos más acaudalados de América Latina, según las palabras de un Monseñor que por razones obvias debe permanecer en el anonimato y para felicidad de sus herederos que no son otros que los hermanos Rivas-Reyes, si es que Robertito José lo permite.
El reportaje de Octavio Enríquez dice que los herederos de Pastor Valle Quintero reclamarán lo que consideran suyo y que actualmente le pertenece a Roberto Rivas Reyes, sin embargo, los que deberían reclamar son los descendientes de Don Julio Lalinde, legítimos herederos de la propiedad usurpada.
Jorge J Cuadra V
macondoc@cablenet.com.ni
Nota. Se permite la publicación y se agradece la divulgación parcial o total de este artículo.
PS. Lo arriba narrado fue la noticia del momento, ampliamente difundida por los principales medios de comunicación a principios de la década de los noventa.
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PS. Lo arriba narrado fue la noticia del momento, ampliamente difundida por los principales medios de comunicación a principios de la década de los noventa.
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