El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

jueves, 20 de mayo de 2010

Me quema la palabra


LA CEGUERA VISIONARIA DE XAVIER CHAMORRO CARDENAL

Luis Rocha

Ayer se cumplieron 30 años de fundado El Nuevo Diario”. Para quienes lo fundamos, estas tres décadas significan mucho en la vida actual de la nación. Es como si nos hubiésemos forjado en la facultad de periodismo más ruda de la historia. Como si nos hubiésemos graduado en decepciones, ilusiones, esperanzas y desesperanzas, es decir, para afrontar la actualidad. Veníamos de “La Prensa” de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal de luchar incansablemente contra la dictadura somocista, con sus consecuencias de cárceles para muchos y torturas para otros. Veníamos del asesinato de Pedro y del estremecedor y premonitorio titular del día siguiente 11 de enero de 1978: “Su sangre salpica Nicaragua”, puesto por Danilo Aguirre teniendo como origen esa dolida e indignada frase a Pablo Antonio Cuadra, el otro director de “La Prensa”. Veníamos de haber visto la entereza de Xavier Chamorro, al momento de ocupar -dispuesto a lo que fuera- el puesto de capitán de su hermano. Veníamos de haber sido testigos de la más hermosa y arriesgada sucesión en aquel campo de batalla desigual.

Veníamos de ver, porque quisimos ver. No enterramos la cara como avestruces, y aprendimos a sacarla, en cualquier circunstancia, por nuestros prójimos perseguidos por la injusticia. Veníamos de ver cómo aquella sangre de Pedro que salpicó Nicaragua, germinaba al punto de insurreccionar al pueblo, y de ver a Xavier, el más digno de los sucesores de Pedro, retomar su bandera. La bandera del arrojo, la honestidad, y el inclaudicable espíritu de lucha que nos convirtió a todos, junto con Xavier el mayor, en también sucesores de Pedro bajo el liderazgo de su hermano. Fue entonces que tuve la certeza que la lealtad y el heroísmo se habían acurrucado agradecidos en el alma de Xavier, quien nunca hizo ostentación de tan grandiosos méritos.

La historia de “El Nuevo Diario”, no es otra que la de Xavier Chamorro, cuando ya a inicios de la revolución se comenzaron a manifestar dos tendencias en el seno de “La Prensa”: La de apoyo a la revolución que sosteníamos la mayoría de los trabajadores, y la de la “disidencia” que sustentaba el poder económico familiar. Dicho en otras palabras, la casi totalidad de los accionistas, con la excepción de Xavier Chamorro Cardenal. Fui designado por Xavier como su representante en las pláticas de intentos de reconciliación, las cuales fracasaron. En realidad la decisión de la contraparte ya estaba tomada, haciendo inútiles los argumentos a favor de la esperanza. Solo se llegó, a favor de que Xavier continuara como Director de “La Prensa”, a ofrecerle un “voto de confianza condicionado”, que con tales características duró tan solo una semana. ¿Pragmatismo versus utopía? Sería demasiado simple plantearlo de esa manera, porque incluso cuando sectores como los de los actuales Consejos del Poder Ciudadano, plantearon que había llegado la oportunidad de tomarnos “La Prensa” y hacerla nuestra, preferimos acompañar la sensatez de Xavier y junto con él fundar “El Nuevo Diario”. Para ello Xavier se había traído, de acuerdo con los accionistas de “La Prensa”, lo que le correspondía económicamente, sobre todo en materiales básicos que nos permitieron surgir el 19 de mayo de 1980, hasta el día de hoy, luchando contra el terror, la injusticia y la corrupción. ¿Será esa la imagen de un capitalista salvaje como la de quienes ahora quieren perpetuarse en el poder?

Yo siempre percibí en él a un hombre que me honró con su amistad y que pese a su falta de visión, lo abarcaba todo, ya sea técnica o políticamente hablando, pues que fue indestructible su visión enceguecida. Treinta años de haber sido asesinado había cumplido Pedro cuando falleció Xavier en enero del 2008, y treinta años estamos conmemorando de haberse fundado “El Nuevo Diario”. La bandera de Pedro que asumió Xavier, sigue siendo la misma. La coherencia, que puede ser llamada coincidencia, continúa.

Xavier se sabía el engranaje de una rotativa como si se tratara de su propio organismo. Localizaba sus males a través de la visión de su falta de visión, sorprendiendo con sus acertados diagnósticos a mecánicos y especialistas. “El Ingeniero” por antonomasia siempre daba con el clavo y las máquinas –aquella sinfonía olorosa a aceite, sudor y papel- comenzaban a andar imprimiendo velocidad a las bobinas, alegremente, para felicidad de periodistas y lectores. No se separaba de la enferma hasta que estaba curada. No iba a su oficina. Comía y dormía en aquel quirófano hasta que, húmedos por el calor párpados y bigote, daba de alta al paciente. Ese paciente que era a su vez, como ahora, el médico del pueblo: Su voz. Y así su palabra, gracias al empecinamiento de Xavier, circulaba como circula ahora, día a día por calles y hogares. Desde la rotativa hasta cada letra impresa llevan el espíritu de Xavier. Un periódico con venas y arterias suyas.

Decepcionado de los decepcionadores –y más aún lo estaría hoy-, cuando comenzaron a acaparar cosas sin parar, un día de ayer que es hoy, escribió Eduardo Galeano sobre ellos: “Jóvenes que un día estuvieron dispuestos a perder la vida, y hoy no son capaces de perder las cosas”. Hoy, esos mismos, ya viejos a punto de putrefacción, luchan por acaparar más cosas, poder, tiempo, tiempo en el poder, y reelecciones al estilo Somoza. Entonces es imposible de evocar la imagen de Xavier Chamorro, hace treinta años, llevando sus cosas para fundar “El Nuevo Diario”. Desapegado de lo superfluo. Eternamente apegado a la verdad y lo verdadero. Libre y bueno. Un hombre libre.


“Extremadura”, Masatepe, 20 de mayo de 2010.

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