El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 18 de mayo de 2010

¿Es usted realmente periodista?

"Lo primero que debe hacer, para saberlo, es buscar la fuente de sus ingresos. Si su periódico o agencia dependen de las arcas de un gobierno, entonces usted es un simple propagandista, un empleado más que debe cuidar los intereses de su patrón. Y si ese gobierno no permite la existencia de otros periódicos que se salgan de la única línea editorial, entonces el oficio suyo se abarata mucho más: usted es un propagandista impune.

Si aspira a que sus artículos se valoren sólo por su novedad o impacto, sacrificando la redacción y el estilo, a base de clisés efectistas, lugares comunes y prosa elemental, se lo aconsejo desde ahora: busque una posición en la línea de fuego, como reportero gráfico o comentarista in situ. Lo mínimo que se le puede pedir a alguien que comercie con la palabra es que sepa escribir. Usted, definitivamente, no es periodista.

Si veta o participa en el veto de ciertas noticias, por considerarlas inconvenientes para el orden moral o político del país, no se haga ilusiones de ejemplaridad: usted es un simulador más.
Si alguna vez un trabajo suyo le ha sido devuelto porque atenta contra el concepto general de la doctrina imperante, sin objeciones específicas, y esa negativa le hace sentir mal porque lo considera un trabajo valioso, y se queda callado, entonces usted es un borrego que quizás goce de cierto oficio y gracia comunicativa, pero periodista no es.

Si, yendo contra el Código de Ética, exalta desmerecidamente a personas que sólo admiten pleitesía, usted no pasa de ser otro adulador con acceso a los medios.

Si, yendo también contra el Código de Ética, utiliza su oficio para difamar o desacreditar personas por motivos meramente políticos, usted es un calumniador que se cobija en la inmunidad oficial.

Si no es capaz de corregir las innumerables faltas de ortografía de un texto que ha publicado hace días en la red (lo virtual tiende a justificar tantas carencias: acentos, tildes, espacios…) y no lo hace por ignorancia, eso significa que usted tiene menos preparación editorial que un linotipista. Vaya pensando en algún trabajo manual o bestial, que se ajuste a sus condiciones.

Si no puede contener los improperios y los insultos hacia personas que le desagradan, y es incapaz de velar su euforia u ofuscación, piense en otras posibilidades expresivas: jefe de piquete, coordinador de brigadas de respuesta rápida, policía importado de provincias… Pero nunca el periodismo, por favor.

Si decide explorar objetivos de interés informativo, a tal punto de llegar a obsesionarse con ellos, sin que otro tema le distraiga y le reclame atención, documentándolos con morbo e impudicia, considere la alternativa de proclamarse paparazzo o detective, si ya no es una de las dos cosas. No siga postergando su vocación.

Si intenta escribir artículos originales, pero sólo le salen consignas, usted ha confundido el periodismo con el rotulismo. Corra a buscar la brocha y el cubo inmediatamente.

Si de veras cree que un periódico es soporte de noticias sobre agricultura regional y experimentos con larvas que salvarán al país del abismo, y que basta leer sus titulares triunfales para alcanzar la ilusoria Utopía, entonces le recomiendo una larga estancia en cualquier asilo mental que consienta admitir su desvencijada figura, y que le prohíba tocar lápiz y papel.

Si basa su ilusión profesional en esos años de estudios parametrados y básicos, y en el trozo de pergamino barato que clavó en la sala de su casa, gracias a la generosidad de un sistema que ahora le saca provecho y lo mantiene en perpetua sobrevida, le aconsejo de corazón que despierte de una vez. Usted es una pieza hueca, útil en el casillero, salvada del agrafismo con un propósito instructivo. Usted no es periodista.

Si no se arriesga, y no cuestiona los poderes, y no se atreve a dudar de todo, hasta de sí mismo, usted es un lisiado mental. Usted no es periodista.

Entusiasmo, militancia, retórica, adhesión, disponibilidad, disfraces, eufemismos, desfachatez, apoyo oficial, falta de lecturas, nacionalismo, fidelidad, prestancia, cuerdas vocales fuertes, odio al enemigo, papel sanitario gratis, cuotas, accesos, tiempo de máquina, cámara digital, micrófonos, impaciencia…

Nada de eso le falta. Pero usted no es periodista.”

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