El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 28 de mayo de 2010

IDEOLOGÍA, CULTURA POLÍTICA Y PARTICIPACIPACIÓN

Douglas Stuart Howay

Con frecuencia se oye decir que en Nicaragua se carece de cultura política. Que esa es la fuente de la tendencia caudillista, de la falta de criterio sano para elegir autoridades y la arrebatiña, desquites y angustias del sector público que se suscitan después de cada elección.
¿Qué tan cierto es que carecemos de cultura política?
Es inconveniente emitir juicios apodícticos, pero podemos discretamente suponer que, en vista de la forma en que actúan los grupos en nuestra sociedad, parece haber una mayoría de personas que carecen de cultura política.
La cultura política presupone, entre otras cosas, el conocimiento funcional de la estructura y funcionamiento del Estado, en particular de la Administración Pública – algo no muy sencillo – del derecho constitucional, de las leyes electorales, de las doctrinas políticas modernas, de la antropología política y los principios, procedimientos, obligaciones y finalidades de la política, como arte y ciencia de gobernar. Pero el principal requerimiento es el de tener criterio firme sobre el valor de la participación sensata en los procesos políticos del país, especialmente en materia de elección de autoridades.
La cultura política deviene, entonces, de dos elementos sustanciales: conocer lo relativo a la política, en general, y poseer conciencia de la responsabilidad ciudadana y la importancia del quehacer político que conlleva la condición de ser ciudadano de una nación.
Cuando no se conoce eso, o si se conoce no se utiliza racional y éticamente, no hay cultura política.
Por otra parte, la cultura política permite ponderar el sustrato filosófico – axiología, epistemología y praxis – de cada doctrina política, para ubicarse en aquella que mejor satisfaga las aspiraciones personales para la sociedad. La toma de conciencia doctrinaria, permite radicarse en ella y adoptar el conjunto de ideas que sustenta para formar la ideología política personal.
Si esto es así ¿Cuántos de nosotros podemos alegar la posesión racional de una ideología política?
El asunto es que si no se posee cultura política y de allí que no se posea una ideología política ¿Cómo vamos a participar en política?
Como lo hemos hecho siempre. Siguiendo a un caudillo, enamorándonos de rostros, poses, figuración social o – desgraciada tradición – de discursos casi siempre grandilocuentes y demagógicos.
¿Podremos algún día llenar este vacío cultural e ideológico?

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