El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 8 de mayo de 2010

EL PODER JUDICIAL EN NICARAGUA

“Los vicios nacen de una depravación del corazón;

Los defectos, de un vicio de temperamento;

El ridículo, de un defecto de la inteligencia”

El Poder Judicial en Nicaragua esta mandatado por la Constitución y las Leyes y sus excesivos dieciséis magistrados están obligados a cumplirlas. Infortunadamente estos magistrados no resisten el menor análisis sobre su desempeño y al contrario, persisten en actuar con la impunidad que les da su inmunidad constitucional.

Tenemos a la vista actuaciones deleznables de tales magistrados. Uno de ellos le grita al otro, matón, matón, SOS un matón. El mismo magistrado vociferante, encabezando las turbas, maras armadas y encapuchadas, tirando morterazos, sembrando el terror, impartiendo “su justicia”. Se pregunta sobre el destino de los seiscientos mil narco dólares y se esfumaron, ya que nadie rinde cuentas. Los juicios y las sentencias tienen un valor de mercado. Se le aplica la Tabla de Aranceles en base a los montos dirimidos. En el tablero político están prestos a defender al partido de su preferencia. Se sacan sentencias al filo de la medianoche. O se resucitan artículos mortis. O se acomodan, la Constitución y las Leyes, al capricho del gobernante de turno. Los inocentes son condenados y los victimarios son inocentes, principalmente los narcos y las maras políticos. La persecución judicial con fines políticos o económicos es evidente. Un prófugo de la justicia, matón de un pariente, se le suspende el juicio para que se burle de la misma justicia. Un asesino confeso de periodista y condenado, es liberado por un juez, siguiendo instrucciones del asesino intelectual.

Los registros de la propiedad, también trabajan conforme las leyes del mercado. Si desea que su escritura salga en 24 horas, ajústese a la tarifa y sino puede, como en el caso de las mayorías, espere cinco o seis meses.

Los amparos son para aquellos delincuentes que se burlan de los procesos judiciales o para detener el proceso de formación de una Ley que no conviene a los intereses de su caudillo o para declarar inconstitucional a la mismísima Constitución.

Una magistrada podrá absolver al ex Presidente violador y otro, del otro bando, dictará inocente al otro ex Presidente. Los magistrados, blancos y negros, se entienden muy bien, ya que saben rendirles cuentas claras a sus caudillos, listos a pactar lo que sea necesario para cada quién. Se burlan del Artículo 165 de la Constitución, que les otorga completa independencia y sólo deben obediencia a la Constitución y las Leyes.

La Constitución dice que los magistrados deben “ser abogados de moralidad notoria”, pero tal moralidad no se les nota, más bien se les nota su antítesis.

El Poder Judicial tiene una enorme responsabilidad para garantizar el Estado Social de Derecho, como lo manda el Artículo 130 de la Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Retomo este texto tomado de internet: “Sócrates declaraba que la Justicia es ante todo una perfección interior, una virtud que radica en el alma. Y Aristóteles termina diciendo que la Justicia es la virtud más alta, la virtud perfecta.”

Un magistrado judicial en cualquier país civilizado, no sólo es un erudito del Derecho y las leyes, sino una persona intachable, un ejemplar ciudadano, un virtuoso sin mácula, honorable a carta cabal. Por tanto, nada que ver con nuestros magistrados, activistas políticos, embusteros, tramposos, leguleyos para retorcer la Constitución y las Leyes.

Podremos aspirar a cambiar esta aberrante administración de justicia en nuestro país?. Saque Usted sus propias conclusiones.

Josè D. Gòmez R.

Jubilado

jdgomez@cablenet.com.ni,

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