por Rubén Blades
Le conocí a través de la lectura de sus obras. Me pareció un escritor sólido, con una nueva perspectiva de la historia, un romántico en una era en la que el cinismo crece cuando vemos que la gente parece no estar dispuesta a cambiar, con hechos, lo que critica con palabras. Honesto en su posición como intelectual y valiente en su auto-crítica. Sus análisis y artículos de opinión lograron ilustrar -y también molestar- a corrientes de derechas e izquierdas, y eso de alguna manera resulta una prueba de su objetividad, una cualidad sorprendente en un medio tan intrínsecamente subjetivo como lo es el periodismo, no importa cuanto se discuta lo contrario.
Galeano fue un cronista de América, y más que político, su argumento siempre me pareció sustentado en una identificación con el ser humano y no con doctrinas ideológicas. "Memorias de Fuego" enaltece nuestro presente, recordando un pasado lleno de imágenes e historias que aunque parezcan cuentos, fueron reales. La ternura de muchas escenas, la terrible realidad que a veces es descrita, el orgullo que inspiran hechos de heroísmo y de ingenio, la cruda descripción de injusticias y de corrupciones, la ausencia de juicios viciados por el panfleto, todo contribuye a crear una visión de la vida americana que no se fundamenta en posturas políticas, ni en nacionalismos mal entendidos y peor aplicados. Galeano escribió acerca de UNA América, de la gente que ha vivido, vive y que continuara viviendo su búsqueda constante, envueltos, iluminados y enredados, tratando de hallarle sentido a una existencia cuya explicación al final posiblemente solo dependerá de nuestros actos y sus resultados. Cada libro rebosa anécdotas describiendo la magia del entorno contradictorio que en nuestras tierras define la posibilidad de nuestras vidas. Me sorprendía constantemente, aún después de que la edad me hiciera difícil las sorpresas y esa es una de las cosas por las que le estaré siempre infinitamente agradecido.
Lamento no haber podido conversar con él alguna vez, y lamento que no tengamos la posibilidad de leer nuevas obras de su autoría. Independientemente de banderías políticas, Eduardo Galeano fue un escritor que provocaba leerlo, perspicaz, lapidario, erudito. Otro más de los indispensables que se nos muda al "otro barrio", un lugar que cada vez se va nutriendo mas de la clase de gente que aun necesitamos por acá, en este "Sub-D" de abuelas y dictadores, de santos y pecadores, alucinado y glorioso.
Rubén Blades
13 de Abril, 2015
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