Francisco Bautista Lara
“Ante ciertos libros, uno se pregunta: ¿Quién los leerá? Y ante ciertas personas uno se pregunta: ¿qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran”. André Gide
El programa “Para que leamos” del Foro Nicaragüense de Cultura y la Editorial Amerrisque, ha publicado hasta noviembre de 2014, ochenta y tres títulos, algunos de ellos agotados. Antes que concluya el presente año tendrá listo diecisiete adicionales para completar un centenar de útiles y accesibles publicaciones que incluye cuentos, novelas, poesías y ensayos de la literatura universal y nacional. Facilita el acceso a la lectura e invita a los lectores a explorar sin excusa, este fascinante mundo abre una ventana al mundo y nos permite ver más allá de nuestro reducido espacio, incluso, ese limitado entorno que nos rodea, cuando leemos, tenemos posibilidad de comprenderlo y comprendernos.
Tiene, entre otras publicaciones: La isla del tesoro de Stevenson, Robinson Crusoe de Defoe, El extranjero de Camus, La metamorfosis de Kakfa, El lobo estepario de Hess, El Principito de Exupéry, El viejo y el mar de Hemingway, La insurrección solitaria de Carlos Martínez Rivas, El Güegüense, cuentos de Darío, de Ramírez, de Tolstoi, de Dickens... Sobre muchas de estas obras escribimos hace algunos años “Entre autores y personajes” (2005, 2007) para concluir con certeza que “El lector del libro es tan libre, que en cada lectura es capaz de crear una obra diferente. Lectura es placer, conocimiento, descubrimiento, interiorización, imaginación y creación… Leo, pienso, veo, creo…, luego existo”.
Nos referiremos en particular a uno de los libros que han sido rescatados del olvido por la colección “Para que leamos”, que ofrece, sin lugar a dudas, los libros más baratos para derrumbar la excusa que no leemos porque los libros son caros, solo queda la peor mentira de todas: “no leo porque no tengo tiempo”, sabemos, y podemos comprobar que es un engaño que inventamos y creemos, leer es una actitud, un hábito que podemos adquirir.
El estudioso de la vida y obra de Azarías Pallais, el teólogo y escritor José Argüello Lacayo, ha tomado la pertinente iniciativa de seleccionar, del maestro, escritor y filósofo leonés doctor Santiago Argüello Barreto (1871 – 1940), amigo de Darío, parte de sus lecciones de literatura española que fueron publicadas en Guatemala (1935-1936): “Lecciones de Literatura Española”. Ofrece a maestros, estudiantes y lectores, la oportunidad de conocer una síntesis de lo mejor de la antigua literatura castellana escrita por Argüello con brevedad, según el prolífero escritor Jorge Eduardo Arellano (quien en cincuenta años de producción literaria nos ha dado al menos sesenta libros), “con vasto conocimiento y conmovedora intuición”. Fue alcalde de León (1902), diputado (1909) y senador (1918) liberal “cuando el liberalismo representaba el pensamiento crítico de la ilustración y poseía orientación positivista” (Prólogo, 2013).
Nuestra lengua, el castellano, nació de la mezcla del latín con la que hablaban los “nativos de Castilla la Vieja”, al romance primitivo se impuso el castellano en España y en América por la conquista y la colonización. Santiago Argüello comenta: “La nación que había sido primero autonomista, se hizo después imperialista. La que antes quiso que no la dominaran, quiso en seguida dominar”. La influencia arábiga, por los ocho siglos de los moros en la Península, desde que, según la leyenda, el traidor conde Ulyán o Bulián les permitió entrar (inicio del siglo VIII) cuando era gobernador de Ceuta (norte de África), atravesaron el estrecho de Gibraltar, según cuenta Juan Goytisolo en “Reivindicación del conde don Julián” (1970), poniendo fin al dominio de los visigodos, ahogados en sus propias contradicciones. Fue después del latín, la de mayor aporte a nuestro idioma; de ella traemos numerosas voces que se sumaron a las lenguas originarias precolombinas. No obviemos, aunque Argüello omite, la influencia africana en nuestros genes, en la cultura y el idioma que evoluciona y nos comunica.
Gracias a los maestros y maestras del centro escolar Salvador Mendieta y del Instituto Pedagógico de La Salle en donde tuve la oportunidad de estudiar y ser motivado a leer, las lecturas y autores, que desempolvan estos precisos ensayos, traen útiles recuerdos. Repaso algunos:
El “Cantar del mío Cid”, aventuras de Ruy Díaz de Vivar, héroe popular, “el Cid Campeador de los moriscos romances”, reflejo de la época medieval. Alfonso X El Sabio, el monarca que convirtió la lengua de Castilla en nacional, mandó que las cartas de venta y contratos se celebrasen en castellano, que la Biblia se tradujese al español, se dejó de usar el latín en los instrumentos públicos, aunque “los doctos lo siguieron escribiendo, el pueblo pensaba en castellano”. La poesía juglaresca, popular y anónima, el Mester de Clerecía y Gonzalo Berceo, nombre conocido de la poesía primitiva española, comienza las reglas de la versificación con “la obra de mas aliento”: “Milagros de Nuestra Señora”. Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, poeta, de quien unos decían era “clérigo libertino y tabernero” y otros “severo moralista y clérigo ejemplar”, autor del “Libro de Buen Amor”. Juan Manuel inicia el relato con su obra “Conde Lucanor” en donde hay retazos de cuentos de oriente y occidente. Los cantares de gesta, forma embrionaria de la cultura poética española, lo “híbrido entre la latinidad y la barbarie”, el romance, “primera forma poética verdaderamente castiza”, “expresión más vivida del alma colectiva de un pueblo y de una época”. El Marqués de Santillana, poeta, castellano de gran caudal, batallador constante. Jorge Manrique, poeta de coplas, político y guerrero.
La Celestina une el Renacimiento y el españolismo, encarnación ideológica y artística de la nueva conciencia, obra maestra de realismo español. Juan Boscán, catalán, se castellanizó “por afecto y por hablar”, al usar en el castellano de la Península hispánica, formas métricas de Italia –precursoras del Renacimiento- por incitación de Garcilaso de la Vega, quien dejó la poesía religiosa e introdujo nuevos brillos a la literatura castellana con espíritu universal.
El Erasmismo español fue Humanismo, conciencia europea. Era España “la más dogmatizada”, “hibridez de miedo y humanismo”. Entre los principales Humanistas de España: Antonio de Nebrija y Juan Luis Vives. El primero, con la Gramática latina, autor de cinco tomos de sus “Introductiones latinae”. El segundo, “salvó los linderos de la lengua para entrar en los del pensamiento”, la filosofía renacentista española tiene como base el criticismo de Vives, “la Razón erigida instrumento único de la Verdad”. Lope de Rueda, “verdadera base y fundamento del tipo escénico en España”, según Cervantes, refiriéndose a las comedias, “fue el primero que en España las sacó de mantillas y las puso en toldo y vistió de gala y apariencia”…
No queda más que agradecer las publicaciones disponibles y las que están por venir e invitar a las escuelas para que les den una mirada y a todos, volver a los necesarios textos que rescatan y permiten el acceso a la literatura, en particular a estas precisas lecciones de literatura medieval española, como las “pequeñas lecciones de música” que Salvador Cardenal dictaba en radio Güegüense y fueron grandes aprendizajes.
En el Año Nuevo regala un libro, lea un libro y después continúa leyendo otros…
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