Ricardo Bada
Weiß/Colonia, 2.8.
Weiß/Colonia, 2.8.
A mediodía voy a casa de Montse a darle de comer a Meggy, que podría
servir de modelo para los escaparates de la cadena de loterías El Gato Negro.
Estaba esperando al lado de la puerta de entrada y debió parecerle raro ver
llegar a Diny mutada en un señor gordo y con bastón, hasta que se restregó
contra mis piernas y reconoció que soy el padre de Montse, el suegro de Frank y
el abuelo de Paul Louis, Oskar Linus y Henri Jonas (ella siempre los recuerda
por sus nombres completos, me consta). Le dejo a Oskar un regalo encima de su
compu, me imagino su cara de alegría dentro de un par de días, cuando The
Family Ritter regrese de la Côte d’Azur.
Siguiendo un impulso repentino, al regresar a casa en el bus pulso el
timbre de bajada al llegar a la parada más cercana al italiano a la orilla del
río, voy allá y me encuentro con que están llenas las dos terrazas, la cubierta
y la cubierta, nada más quedan dos mesas libres en la sala inmediata, desde la
que sólo veo un escorzo del Rhin. Y como han tenido que habilitar personal para
una clientela tan nutrida, en vez de seguir coleccionando nombres de gabarras y
recrear la vista en el río padre, como pensaba, la recreo con el culo de una
camarera petisa que estimula a pensar en toda suerte de acrobacias eróticas,
pero también con el porte y la distinción de otra más alta
y con un rostro hermoso, como de santa de Zurbarán. Váyase lo uno por
lo otro.
Pasan el cuarto y último episodio de la 1.ª temporada de la policial
galesa, con el DCI Mathias. Es buenísima. Estoy deseandito –como diría mi
agüela Remedios– que programen ya, ¡pero ya!, la 2.ª temporada, que sí que ha
sido transmitida el primer semestre de este año en Gales.
Weiß/Colonia, 3.8., día en que Colón partió del Puerto de
Palos
1:30 am : Transmisión de una Carmen desde uno de esos anfiteatros
gigantescos para festivales al aire libre. La puesta en escena es tan
detallista (sólo soporté el primer acto) que sólo faltó ver
a los gamines mear en las esquinas. Pero lo indeciblemente insoportable
fue ver a una Carmen regordeta y coqueta de una manera alergizante, y un don
José sólo un par de kilos más gordo que la Carmencita, ¡lo que ya es decir!... No conocía los nombres de los
cantantes, pero deben de ser de esos que se especializan en participar en
naumaquias de esta clase (escribo naumaquias pensando en las vertiginosamente
estúpidas puestas en escena en Bregenz,
en un escenario que se encuentra flotando en el Lago de Constanza). Lo más
jodido del caso es que los dos, Carmen y don José, tenían buenas voces, o sea,
que la mejor manera de gozar su prestación hubiera sido cerrando los ojos, pero
ande y cuéntele usted eso a los organizadores de estas farsas.
Con un retraso de 9’, a las 12:41, ingresa majestuoso el ICE 126 en el
andén # 5 de la estación principal y ya tenemos por fin a José
Luis Rocha en Colonia. Él me reconoce antes de que yo
a él, y enseguida acelera el paso llamándome y nos damos un abrazo.
Dice Lillian que es muy, muy tímido. Pero conmigo y con Diny no se le notará en
todo el día. De la estación salimos por la entrada principal y se queda
asombrado viendo la catedral desde esta perspectiva, al parecer
la vez anterior que vino a Colonia –con Wendy y con sus suegros– no
tuvieron esta experiencia, que a decir verdad es incomparable y algo
anonadante. Entramos a la catedral por la puerta del lateral Norte y le muestro
el vitral de Richter. Yo me quedo sentado frente al vitral mientras él hace el
recorrido interior y por detrás del altar mayor, con el relicario que contiene
los restos de los dizque Reyes Magos. Luego, ya fuera, le muestro la fuente de
los duendes de Colonia y le cuento la leyenda. De allí vamos al Museo
Romano–Germánico para que admire desde afuera el mosaico de Dionisos y el
mausoleo de Poblicio.
[Días más tarde vendré a saber, por un reportaje en el diario, que la
figura central que aparece en el mismo no es Poblicio sino Modestus, un
esclavo liberado que vivía en su casa. A la estatua de Poblicio, la que está a
la derecha, le falta la cabeza y, por motivos estéticos, se tomó en su día la
decisión de hacer este trueque].
Continuamos hacia el Museo Ludwig porque quiero comprarle a José Luis,
en la librería, algunas postales con cuadros de Richter, pero está cerrada a
cal y canto, y de repente José Luis recuerda que es lunes, todos los museos
cerrados en todo el mundo. Y como hace calor e iba siendo hora de refrescar un
poco, entramos a tomar un tentempié, una tacita de gulasch, en Sion, que es mi
cervecería favorita. Ahí José Luis traba conocimiento con la cerveza del lugar,
la kölsch. Tras de lo cual seguimos la ruta que suelo hacer con todos los
amigos que nos visitan. El Ayuntamiento con su torre y sus estatuas (en esta
ocasión descubro la de Böll). El busto del cardenal Frings y la anécdota acerca
del origen del verbo “fringsen”. La casa matriz del agua de Colonia Farina, la
primera que hubo en el mundo. El Museo Wallraf–Richartz, donde anuncian una
exposición de paisajes impresionistas a lo largo del Sena. En las ruinas de San
Albano las figuras dolientes de los padres arrodillados ante la tumba del hijo,
la reproducción hecha por Beuys del original de Käthe Kollwitz que está en el
cementerio de guerra, en Bélgica, donde enterraron a su hijo; lo visitamos con
Diny y nuestras hijas hace muchos años. Finalmente recalamos huyendo del calor
en uno de mis locales favoritos en Colonia, el Trödel–Cafe
[=literalmente Café de las baratijas], y antes de llegar le digo a José
Luis que a todos mis amigos a quienes llevé allí les encantó, por lo cual tiene
la opción de ser la excepción que confirma la regla. ¡Pero ca!, le encanta
también,
y allí pasamos más de una hora platicando, lo cual debe entenderse en
el sentido de que yo hablé y hablé y hablé, y José Luis escuchó y escuchó y
escuchó.
Llegamos a casa alrededor de las 6 pm, con Diny ya inquieta, pensando
incluso que José Luis se devolvía hoy mismo a Marburgo y se iba a quedar sin
conocerlo. De entrada se caen bien ambos los dos, como decía Cantinflas, y
pegamos la hebra hasta que se anuncia el hambre, Diny no ha almorzado. De
manera que vamos a cenar a La Modicana, que José Luis conoce por este diario y
es una estación inexcusable para los amigos que vienen a visitarnos. Después,
ya en casa, y antes de que yo haya tenido tiempo de abrir la botella de
Tullamore Dew comprado exprofesamente para este encuentro, Diny le da a
conocer a José Luis un “tinto de
verano”, y es para él un gran descubrimiento. Diny se va a dormir antes de
medianoche, y José Luis y yo vamos apurando, sin prisa pero sin pausa (como
Juan Ramón sabiamente tradujo la norma de Goethe) el whiskey irlandés que
prefiero sobre los demás. Hasta que llega la hora del vals, las 3 de la
madrugada,
y nos vamos a los brazos de nuestras respectivas Morfeas.
Weiß/Colonia, 4.8.
Desayuno copioso con huevo pasado por agua, piña, pancitos de diversos
pelajes, fiambres, té de menta... «Todo un motivo para Manet», comentará
luego José Luis. Llega Carlitos a bordo de su Citroën y tras la despedida de
Diny (que invita a José Luis a que nos visite con Wendy & Co.) vamos al Museo
Käthe Kollwitz, otra estación inexcusable para quienes nos visitan. José Luis
queda, como los anteriores, hondamente impresionado. Le compro un regalo a
Wendy en la tiendita a la entrada del Museo. Es un día plomizo y preñado de
lluvia, que cae de puro aburrida de estar en el cielo. Carlitos se queda en el
coche mientras acompaño a José Luis al interior de la estación, para enseñarle
donde venden las mejores salchichas, unas de butifarra ahumada que eran la
delicia de Carlos Lazcano, mi compañero boliviano en la Deutsche Welle, desde
1995
a 1999: si bien vivía en
Bonn, a veces agarraba el tren y viajaba a Colonia sólo para comerlas.
En La Modicana con Carlitos y Diny, y yo de convidado de piedra. Ayer
dejé la mitad de la tacita de gulash en Sion, y por la noche, en la propia Modicana,
de los espaguetis con mariscos sólo comí dos o tres tenedores de espaguetis y
el marisco, dejé el resto, estoy inapetente, aún más, siento que si como algo
lo voy a vomitar enseguida. Así es que mejor no. Ayunar, y esperar a que pase
de una recontrarremilputísima vez esta ola de calor.
De regreso a casa, por la radio del coche, Carlitos se entera de que no
podrá volver a la suya por una causa tan coloniense como la catedral: han detectado una bomba no detonada
de 500 k en los alrededores de la casa de Carlitos, y todos los habitantes del
sector deben evacuarlo hasta que desactiven la maldita bomba. Van 3 casos en
menos de una semana. Creo recordar que fue Esteban Carlos, desde Medellín, hace
años, cuando por primera vez mencioné estas emergencias en mi diario, quien me
dijo cómo le asombraba ese hecho. Desde entonces habrán sido no menos de unas
cien emergencias más las que se han producido. Y no es de extrañar, a Colonia
le tocó ser la ciudad alemana más bombardeada durante la guerra, 262 veces, una
de ellas en verdad mortífera, con nada menos que 1.047 bombarderos, la noche
del 30 al 31 de Mayo de 1942.
Weiß/Colonia, 5.8.
1:05 am : Un reportaje de la
tele me ilustra acerca de que es posible que quienes “descubrieron” América
fueran los chinos, 21 años antes que Colón. Pensándolo bien, desde el punto de
vista del españolito de a pie, que cuando ve películas latinoamericanas y oye
los diálogos aquello le “suena” a chino, creo que la tesis sinodescubridora
tiene muchas trazas de ser cierta. Explicaría además la existencia de Fujimori,
cuyos ancestros quizás emigraron como polizones en juncos de la vecina China.
¡Qué apertura de horizontes para la historiografía! ¿Quién sabe si las líneas
de Nazca no son ideogramas con aforismos de Confucio? ¡Eso explicaría tantas
cosas! Entre otras, habría una respuesta congruente a la pregunta con que se
abre Conversación en La Catedral, la
novela de Vargas Llosa: «¿En qué
momento se jodió el Perú?» ¡¡¡Cuando llegaron los chinos!!!
A las 10:30 am debo exiliarme de esta casa (menos mal
que la de Montse queda a 12’) porque por turno le toca a Diny dar un almuerzo a
las siete amigas que, con ella ocho, son un grupo ecologista con muchos años de
trabajo en común. Y ayer, desde que se fue José Luis, y con la sola breve interrupción
para almorzar con nosotros, Diny estuvo cocinando y arreglando la mesa comedor
como si fuese a concursar en revistas para el hogar, recién a las 9:30 pm
consideró que todo estaba en orden y se fue a dormir. Eso sí, es norma de la
casa que cuando hay almuerzos para sus amigas yo tengo que desaparecer del
domicilio conyugal. Si Montse no estuviera de vacaciones, me habría recibido en
la suya como ha hecho siempre en estos casos, con los brazos abiertos y su
sonrisa ancha diciéndome "¡Bienvenido al exilio!", que suele durar
hasta las 3 o las 4 pm, porque las ocho amigas son parlanchinas a tope.
Leo el diario en casa de Montse, y descubro esta perla: «Lisboa no es una ruidosa metrópoli
mediterránea». ¡Joder, y tanto que no!, ¡como que ni siquiera es
mediterránea! Unas páginas más adelante
me reconcilio con el diario leyendo el espléndido homenaje que le dedican al
gran maestro de la cámara Michael Ballhaus,
quien hoy cumple 80 años: agridulce
la reconciliación porque por el artículo me entero de que se está quedando
ciego. ¡Tan luego él, alguien que posee el don de la mirada privilegiada!
Llamo al endocrinólogo, y el buen Dr. Deuß se muestra muy contento de
que mis valores de vitamina D han subido de 10 a 42, y lo que es «más mijor»,
los correspondientes a la tiroides, que estaban altísimos en el anterior examen
de sangre, ahora han descendido a la normalidad. Pero debo seguir con el
tratamiento unos seis meses, para garantizar un buen resultado. Alabado sea el
santísimo sacramento del altar. Sea por siempre bendito y alabado.
Un servicio de entrega ultrarrápida me trajo, mientras estaba en casa
de Montse, el regalo de la taruguita. Cuatro libros (uno de ellos su novela,
con una dedicaroria como para derretir nieves eternas) y cuatro postales
artísticas mexicanas, hermosas y divertidas. Que los dioses aztecas la bendigan
a mi chamaca.
11:30 pm : Acaban de pasar
los tres primeros episodios de “Top of the Lake”, una serie policial en los
antípodas, en Nueva Zelanda, y dirigida por nadie menos que Jane Champion,
según lo anunciaban, pero en los títulos de crédito, donde acapara funciones
(idea, guión, producción), sólo figura como dirigiendo el primer episodio. En
cualquier caso, buenísima.
Weiß/Colonia, 6.8.
34º en el termómetro, y en el diario una previsión de 40º para mañana.
Como dice Julián, en La verbena de la
Paloma, «Si esta noche no me muero / es que no me muero ya».
Entre los regalos de mi querida taruguita, que me llegaron ayer, venía Un cine para un imperio, de Paco Ignacio
Taibo I, un estudio casi exhaustivo de la carrera del gallego Cesáreo González
como productor de cine en la España del franquismo; murió en 1968, siete años
antes que su vomitivo paisano. El libro se lee (lo leí) en un soplo, porque es
al mismo tiempo un recorrido por la España de mi niñez y de mi adolescencia y
de mi juventud hasta que me fui del país. Tan sólo tengo que señalarle dos
faltas increíbles: a) que llame
Bahamonde (el 2.º apellido de Franco) a uno de mis héroes, al gran Federico
Martín Bahamontes, el primer ganador español de un Tour de France, y b) que
asegure en la página siguiente que el teatro ambulante donde se
desempeñó García Lorca se llamaba La Carreta. Es algo así como si asegurase
que el teatro propiedad de Shakespeare fue The Sphere, y no The Globe. ¡¡Ay...!!
7:45 pm : Llama Montse. Han
adelantado un día su regreso y ya están en Sürth. Yupiiiiiiiiiiiiiiii, a lo
mejor nos dejan a Henri todo el fin de semana.
Weiß/Colonia, 7.8.
0:10 am : Las sesiones,
una peli que desconocía, que me pasó desapercibida cuando se estrenó, todo un
descubrimiento. ¡Y qué reparto, donde hasta el más breve de los papeles está
actuado primorosamente! Pero, sobre todo, ¡que trío de actores protagonistas!
John Hawkes tal vez en su mejor papel, William H. Macy a un nivel insuperable
(como en Fargo) y una Helen Hunt de
la que en este caso puede predicarse lo que dice el título de la peli con la
que ganó el Oscar: Mejor, imposible. La absoluta
naturalidad con que se desempeña es como una bocanada de aire fresco saliendo
de la pantalla. Y dicho sea de paso, qué cuerpo el suyo, a los 49 años.
Regresa Diny de casa de Montse –sin Henri, ¡ay!– y viene trayendo los
regalos de los viajeros. Para mí un frascote con 100 cl de bullabesa (me conoce
bien mi hija) y para Diny uno de esos globos con paisajes que cuando se agitan
cae la nieve dentro de ellos. ¡Nieve en la Côte d’Azur!
La imaginación de los fabricantes de souvenirs, la progenitora que los
concibió.
Weiß/Colonia, 8.8.
1:15 am : Recupero a Johanna
Sällström al cabo de algunos meses, están volviendo a pasar la
1.ª temporada de Wallander, con ella en el papel de Linda. Hay amores a
seres de ficción casi tan fuertes como a quienes queremos en la vida real: la Altisidora de Don Quijote, Lizzy Bennet, Ana Ozores, Nora Helmer, Fortunata
y Jacinta –las dos, las dos–, Clawdia Chauchat, Claudine, Suzy (la
peripatética de Dulce
jueves, de Steinbeck), la Cor de El
doctor y la muchacha ligera de cascos (de Simon Vestdijk), Talita
(ojo, no La Maga), la Larissa en
la saga de Kimmo
Joentaa... Por cierto, tres de
ellas son prostitutas. Tan luego yo, que jamás me acosté con una.
La
columna de Alma Delia, hoy, en sinembargo.mx, me provoca dejarle este
comentario:
«Taruguita querida, tu columna me parece muy requetebién escrita (y
escribo "muy requetebién" para que quede claro que no soy nada
academicista, sino más bien todo lo contrario)... pero no estoy de acuerdo con ella. La Real Academia ha sido ya
lo suficientemente satanizada como para que haya que añadir leña al fuego. Para
empezar convendría decir que desde hace ya décadas, y en todo lo que se refiere
a los neologismos de procedencia latinoamericana, la RALE trabaja en estrecha
relación con las respectivas Academias. De modo que si faltan mexicanismos en
su diccionario la pregunta de por qué faltan hay que hacérsela a la Academia
Mexicana de la Lengua, y no a la Española. Y en cuanto a lo de castellanizar
los neologismos, estoy de acuerdo en que "güisqui" se ve horrendo,
pero no es menos cierto que todos, tú también, escribimos "fútbol" o
"futbol" (depende del país) y no "foot ball",
"béisbol" o "beisbol" (depende del país) y no "base
ball", "coro" y no "chorus"... Etc. En esto, el idioma (no la Academia) se porta igual en
todas partes: los franceses escriben
"pique nique", los gringos "lasso", y los alemanes (obligados
por su norma ortográfica inapelable de que todos los sustantivos van con
mayúscula) escriben "Clásico" cuando se refieren al Barça versus Real
Madrid. En resumen, no gastes la pólvora en zopilotes, mi amolll (con acento
cubano). Hay temas mucho más importantes que este de los diccionarios, y ello
por una sencilla razón, de la que generalmente no se habla: y es que el verdadero, el único lenguaje es el lenguaje oral, y
ese es inapresable por los diccionarios. El
lenguaje escrito es una mera convención, y uno de los más grandes
creadores de nuestro idioma común que nos desune, Juan Ramón Jiménez, lo
demostró toda su vida escribiendo con "j" todas las palabras donde la
"g" tenía sonido de "j", por ejemplo: “Intelijencia, dame el nombre exacto
de las cosas”. Vale, con un beso y el deseo de un feliz fin de semana. Addenda :
Los neerlandeses
hacen lo mismo, neerlandizan las palabras que toman de
los demás idiomas. Así, en neerlandés, la palabra “regalo” se escribe “Kado” y
se pronuncia con acento en la “o”, lo que evidencia su etimología francesa: proviene de “cadeau”».
Tercer día consecutivo de no salir de casa, una barricada inexpugnable
contra la ola de calor.
Menos mal que para mañana están anunciadas tormentas, a ver si
refrescan ellas de una vez y se llevan de vuelta la arena del Sáhara hasta allá
de donde nunca debió salir.
************FIN************
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