Por Anastasio Lovo
Luis
Rocha es un poeta y escritor sólido, extraordinario y
sobresaliente de la generación de los años 60 en Nicaragua. Una generación en
plena vigencia y apogeo en nuestra poesía y escritura. De esta generación
amplia y fecunda, Rocha es una de sus cimas con abundante obra lograda. No en
vano el Maestro José Coronel Urtecho, escribió acertadas e iluminadoras
anotaciones sobre Luis Rocha y su obra. En una de estas anotaciones, quizás la
más cortita, dice Coronel Urtecho: Luis Rocha o la inteligencia poética.
Esta
inteligencia que nos revela Coronel, para mí se manifiesta en la poesía de Luis
Rocha en su sensibilidad para percibir y expresar con profundidad lo real
circundante. Lo real como totalidad para ser poetizada. Lo real para Rocha es todo
aquello susceptible de ser materia de sus versos, vale decir: la poesía, la
belleza y la épica de nuestra Nicaragua, los mitos aborígenes de la cultura náhuatl,
la epifanía de navidad, la vida matrimonial y doméstica, los magistrales ejercicios de composición
sobre el amor, el escritor y la obra, la muerte y sus alternativas, sobre las
cosas cotidianas, la luz habitada por la
poesía y la mística del Padre Poeta Ángel Martínez Baigorri, una alegoría del
amor en otoño y un arte de pájaros.
Concierto
de Luis Rocha (Editorial Hispamer, Managua, 2014), es el libro de poemas que
gracias a la generosidad del autor tengo el honor y sumo placer de presentar en
este XI Festival Internacional de Poesía de Granada. Además de su espléndida
poesía, este libro goza y nos dona las aladas, levitadas, emplumadas y libresilustraciones
de portada e interiores del sacerdote claretiano Maximino Cerezo Barredo,
conocido cariñosamente como MINO por sus amigos, entre los que se cuenta –muy
cerca de su corazón- Luis Rocha.
El
libro Concierto está estructurado en tres estancias o secciones: Claros
Clarines, Mundos Mejores y Locos Pretextos. En página inicial el autor nos
coloca tres citas que van a fundar los linderos intertextuales del poemario,
pero que también funcionan como tres voces metafóricas de tres golpecitos de
batuta en el atril, para gobernar la atención de los músicos y para captar la
disposición del público.
Primer
golpe: …Ya se oyen los claros clarines. Rubén Darío.
Segundo
golpe: En los huertos loritos a bandadas/ se abstienen de girar mundos mejores.
Miguel Hernández (Octavas).
Tercer
golpe: …siento bullir locos pretextos,/ que estando aquí, ¡de allá me llaman!
Alfonso Cortés.
La
prima stanza intitulada Claros Clarines, funciona como la Overtura del
Concierto. Aquí se abre el texto presentando el tema de los pájaros como un
bello homenaje a El pájaro Elvir. Un justo reconocimiento del poeta pájaro Raúl
Elvir, quien recibe el acompañamiento de las voces de un ilustre coro
ornitológico, donde se graban versos y frases de Pierre Enmanuel, Saint
John-Perse, George Braque y Bernardo Ponsol S.J. en limpia y tierna partitura
ejecutada por Luis Rocha.
Cito:
“¿Qué
pájaro no era
Raúl
Elvir Rivera?
“Pájaro
de fauna verdadera.”
Braque,
Perse, Enmanuel,
Ponsol
y él
se
hicieron los pájaros que ya eran,
y
ahora cantan en elvir:
Elvir,
elvir, elvir,
volar,
morir y vivir.
Elvir,
elvir, elvir,
cantan
los pájaros en su dialecto elvir
el
canto del bien morir,
cantan
que volar es vivir.
El
Concierto se instala a partir de una vivencia en el parque de Boaco. Es un
concierto de zanates. “Hay un susurro de contrapuntos clásicos/ cuando cesan en
el viento los rumores/ pues ya está totalmente integrada/ la Orquesta Sinfónica
de los Zanates./ Sus impacientes músicos/ en rigurosos trajes negros/ y hasta
de frac algunos vocingleros/ tan solo esperan el aviso.”
Los
humildes zanates inician el desarrollo de los personajes-temas-musicales del
concierto y vemos como en los poemas del Concierto de Rocha, se establece una
posible similitud entre la vida animal y la vida humana. Así encontramos la
belleza del Cortejo y apareamiento de las tórtolas, dueñas de una ternura que
pocos humanos poseen para el encuentro sexual.
En
esta sección se nos presentan en toda su poesía: las Cocorocas cantando
“¿Cocorocas están locas?”; los sanitarios Zopilotes, “maniáticos de la
pulcritud”; las Palomitas de San Nicolás, “Monjitas de hábitos pardos y cafés”;
las Palomas de Castilla, “Beatas alborotadas/ incontinente de cuitas.”; el
Güis, “cierto güis/cierto güis/canta el güis/; las Oropéndolas, “¡Que no
diéramos por ser columpiados/ dentro de ese calcetín hecho de ternura!”; el
Clarinero, “¡Rey de los zanates/ cuervo de luz negra!; y el Cenzontle, “Filarmónico.
Polifónico. Melódico. Único.”
En
la segunda estancia, Mundos Mejores, para mí se produce la comunicación entre
la especie humana y los pájaros. Hay un mundo que se comunica, que se
intercambia, que se negocia. Se da un fluir entre la experiencia humana y los
valores, que el poeta descubre portados por los animales y la naturaleza. Estos
vasos comunicantes se establecen en el medio ambiente natural que acoge y
provee –como un nido- el entorno familiar. Luis y Mercedes interactuando con
sus nietos, con reminiscencias de sus hijos en la infancia, teniendo como
paradigma a los pájaros en escenarios
propicios de jardín, bosque y campo. Les leo la primera y segunda estrofas del
poema Había una vez. Dice así:
Mercedes:
un
patio es el mundo para un niño
y
las flores y plantas que siembras
un
tupido y misterioso viaje al paraíso.
Tu
paraíso: tú, flores, gorriones, mariposas.
En
el fresco corredor de la casa
al
vaivén de la hamaca se arrullan sueños.
Por
la mañanita vienen las saltapiñuelas
a
disputarle a las palomitas el arroz
suyo
de cada día que les das
y
llegan los nietos felices y alborotados
a
disputarse el comienzo de la vida.
También
son medulares en esta sección el amor,
la historia de Nicaragua, su lucha de liberación de una tiranía, el dolor por
la pérdida de las vidas de los jóvenes héroes y mártires, la muerte como algo
doloroso, inevitable consustancial a la vida.
Así
mismo en esta estancia, se continúan presentando pájaros y se nos introducen a
la pata y sus patitos, el Penador y la Penadora, los Pocoyos, el gallo y las
gallinas, los Tinkos que son los Pijules, el Chichiltote, el Guardabarranco y
el amor hecho pájaro.
En
la tercera y última estancia, bajo el título de Locos Pretextos se produce una
apertura trascendental del libro de poemas Concierto de Luis Rocha. En esta
sección se habla de la trascendencia del ser, de su capacidad de renacer como
el Ave Fénix, ave mítica, que simboliza aquí la virtud cristiana de la
esperanza y de la utopía. Una utopía que nos mueve cuando nos empeñamos en construir
mundos mejores para todos los que habitamos el planeta.
También
se desarrolla la trascendencia del amor humano, la trascendencia de la familia,
la trascendencia de la naturaleza y sus seres, la trascendencia de la buena
política y la trascendencia de los héroes y mártires, la trascendencia de la
poesía.
En
la literatura universal encontramos célebres obras que han desarrollado con
sapiencia y belleza la antropomorfización de los animales. Es decir los
animales cobran las cualidades de los humanos como por ejemplo el lenguaje y
los apetitos del ser humano. Podemos traer a la memoria las Fábulas de Esopo,
los Viajes de Gulliver de Jonathan Swif o La rebelión en la Granja de George
Orwell.
En
Concierto Luis Rocha, establece con delicada tensión y condensación poética una
comunicación, un intercambio, una extraordinaria, cálida, amable y placentera
negociación entre aves y seres humanos. En esta sección, ciertos Locos
Pretextos, le sirven para profundizar el intercambio llegando hasta crear lazos
familiares con las aves que visitan y
pueblan su casa, su jardín su campo, su
Extremadura.
Rocha
pone en evidencia en este hermoso libro la continuidad de sus bellísimos libros
anteriores titulados Domus Áurea o Alegoría de nuestro otoño, pero ahora incorporando
el mundo de las aves a esa placenta cósmica, a ese nido familiar, a esa
maravillosa construcción del amor que llamamos familia.
No
les robaré más tiempo, porque sé que estáis deseosos de escuchar la voz del
poeta leyendo los textos de este maravilloso Concierto de pájaros. Un texto que
a todas luces nos confirma que Luis Rocha Urtecho es un pájaro de altísimo
vuelo en la literatura nicaragüense.
Cedo
la palabra al dueño de ella, Don Luis Rocha Urtecho.
Gracias.
Anastasio
Lovo
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