El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 2 de enero de 2015

“Ya no ruge la voz del cañón…”

Francisco Javier Bautista Lara


Para escribir la última novela Manantial (2013) rebusqué publicaciones y periódicos de fines del siglo XIX e inicios del XX para recrear, en el contexto cotidiano, social, cultural, político e histórico de la época, la vida posible del misterioso personaje que al morir dejó su herencia a los huérfanos y se convirtió en el filántropo de referencia en Nicaragua. En el minucioso proceso, descubrí asuntos adicionales al propósito de las averiguaciones. Uno se refiere al posible origen del segundo verso del Himno Nacional: “¡Salve a ti, Nicaragua! En tu suelo / ya no ruge la voz del cañón”.


El himno “Hermosa Soberana” fue sustituido por “La Patria Amada” durante los gobiernos conservadores. En 1918, por convocatoria de Emiliano Chamorro, se sometió a concurso la letra de un nuevo himno que debía adaptarse a la tonalidad vigente. El jurado calificador integrado entre otros, por Modesto Barrios, Santiago Argüello y Mariano Zelaya, premió la letra del escrito por Salomón Ibarra Mayorga (1890 – 1985); fue cantado por primera vez el 16 de diciembre de 1918 por Luis A. Delgadillo, Carlos Ramírez Velásquez y Alberto Selva. El 28 de febrero de 1919 se cambió la melodía asumiéndose la actual, según adaptación de un antiguo salmo litúrgico por el compositor Delgadillo. Veintiún años después (decreto del 20/10/1939), fue oficializado por Somoza García.


El 25 de julio era en Managua una fecha importante por la festividad de Santiago Apóstol, patrono de la Capital, ahora olvidado --aunque sin dejar de serlo oficialmente--, por la prevalencia de hecho que Santo Domingo de Guzmán impuso en la religiosidad popular. La relevancia de la fecha se enfatizó porque ese día, Zelaya entró triunfante (1893), sobre la calle del Triunfo, pasando por el Parque Central, hasta la vieja parroquia de Santiago Apóstol, cuando no existía la Catedral y Managua era parte de la Diócesis de Nicaragua con sede en León.


En 1910 se conoció un “gato” o música folclórica argentina: “El sol del 25”, cuya letra hace referencia a los eventos del 25 de mayo de 1810 en Buenos Aires, la Revolución de Mayo. Compuesto por Lombardi y Rocca, e interpretado por Gardel y Razzano quienes le dieron mucha popularidad durante la década. La canción comienza: “Ya el sol del veinticinco / viene asomando… / Su segunda estrofa: “¡Oíd! Ya lo anuncia la voz del cañón. / Icemos al tope nuestro pabellón”.


En las primeras décadas del siglo XX para escuchar una melodía había que estar en un concierto, los que con frecuencia se presentaban en parques, plazas y recepciones privadas, o a través de un gramófono particular. La radio, que masificó la posibilidad de escuchar música, llegó a Nicaragua a inicios de los treinta con “La Voz de Nicaragua YNLF” de Moisés Le Franc y al poco tiempo con la “Rubén Darío” de Manuel López Escobar, adquirida posteriormente por Constantino Lacayo y Benjamín Guerra, sobrino de Zacarías Guerra de quien nos referimos en Manantial.


Aunque Salomón Ibarra posiblemente no viajó a Argentina ni escuchó “El sol del 25” en emisoras que no existían en Nicaragua, es posible que esa melodía, por sus versos iniciales y la importancia que tenía el “25” en Managua, haya sido interpretada en escenarios públicos o privados. Mi hipótesis es que el viejo tango argentino cantado por Gardel y Razzano, inspiró la segunda línea del Himno de Nicaragua entonado por primera vez el 16 de diciembre de 1918, hace 96 años.


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