El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Padre nuestro que estás en los celos



Onofre Guevara López

La idea que se tenga sobre el significado, trascendencia o legitimidad de una revolución y de las características de su proceso, depende de subjetividades y, en especial, de los intereses materiales e ideológicos que tiene cada persona. Elemental, no existe un criterio unánime sobre la revolución, y no hay revolución sin contrarrevolución.

Hay reacciones inteligente contra una revolución y también ridículas, simples, como quienes “comentan” un hecho revolucionario con ataques viscerales y ofensas personales contra sus líderes a falta de una argumentación racional. De estas se ven con frecuencia en los “comentarios” de las redes sociales, en contra de las revoluciones o contra lo que creen ver en ellas.

¿Por qué unos la condenan con los mismos argumentos congelados con que se viene condenando a todas las revoluciones? Supongo que se debe a la carencia de objetividad, debido a que, además de los intereses, funcionan los prejuicios y las fobias conservadas en el pensamiento de forma esquemática.

Si no se hiciera el esfuerzo por ser sincero y objetivo, nunca se obtendría una visión más o menos correcta de cada revolución, o algún aspecto de la misma. Es normal que cueste entender cuándo se es víctima de una pasión fanática e irracional y cuándo se es objetivo.

La revolución que más apasionadas atenciones atrae actualmente, y sobre la cual sus adversarios lanzan antológicas basuras condenatorias, es la venezolana. Nunca he ocultado mis simpatías por esa revolución, ni he renunciado a criticar lo que pienso merece ser criticado. Y trato de ver con objetividad lo que sus adversarios no desean ver:

* A una oposición en su lógica reacción de clase ex dominante, utilizando recursos de sus aliados externos, antiguos explotadores del petróleo y otros recursos energéticos venezolanos, en la búsqueda de reconquistar en poder. Motivada por sus rencores clasistas ante quienes perdieron el poder, el que siempre utilizaron para garantizar sus privilegios y los dividendos (o coimas) ofrecidas por sus socios extranjeros, utiliza las influencias ideológicas con las que aún cuenta –pese a su decadencia— sobre sectores sociales rezagados, convertibles en actores violentamente alienados, como los actuantes en los primeros meses del año en las llamadas “guarimbas”. Su otro recurso, guerra económica, con especulación y contrabando, es la reedición de su historial de gobierno que no le avala ante la mayoría del pueblo, sino lo contrario.

* Una oposición que ante las respuestas a su reacción contrarrevolucionaria del gobierno de Maduro, confió en la violencia, en la campaña de prensa internacional y en las acciones “estudiantiles” para conseguir “la salida” de Maduro, pero lo único que ha conseguido es su propio descalabro (la “Mesa de la unidad democrática”, no tiene quien la dirija).

* Una oposición que nunca tuvo un líder con los recursos de un Hugo Chávez, de extraordinaria capacidad como conductor de masas, de gran claridad política y convicción patriótica, cautivador de la opinión popular mayoritaria, lo cual le permitió encabezar una revolución pacífica que devolvió dignidad y confianza en sí mismo al pueblo venezolano. Aunque histriónico en sus poses, siempre les dijo la verdad, y por eso le odian y aun muerto le tienen celos.

* La oposición interpreta mal algunos errores de Chávez, como su religiosidad, como una manipulación política. Y eso es verdad. Pero no puede, o no quiere ver, que además de haber utilizado la religión para estimular su propio culto y su carisma, su error consiste en haber asumido las creencias religiosas cristianas como factor ideológico, practicando un eclecticismo estéril, y una contradicción ideológica aberrante, pues al mismo tiempo que luchó contra las consecuencias de atraso y pobreza heredadas del colonialismo, adoptó las mismas concepciones religiosas que les sirvieron a los conquistadores para someter a nuestros antepasados y luego obligarlos a vivir y sufrir explotación y oscurantismo.

* La oposición siente celos del chavismo, porque la religión ha sido su instrumento de dominación, como oligarquía descendiente del colonialismo español, y se lo está quitando. Por su lado, Maduro está promoviendo el misticismo clerical para construirle un culto cuasi religioso a la memoria de Chávez, creyendo que así le arrebata a la derecha la bandera religiosa. Inútil y contradictorio empeño es usar las armas ideológicas-religiosas del conquistador esclavista para la liberación de los esclavizados.

¿Qué hace imaginar a un revolucionario la posibilidad de armonizar cosas tan contradictorias? Podría ser por interés de ganarse al pueblo creyente, lo cual es manipulación, pues al pueblo se le debe respetar sus creencias, y ganarlo para la revolución con una educación científica liberadora.

Con la manipulación religiosa, el chavismo ha creado enemigos extras, ha despertado los celos de los tradicionales manipuladores religiosos –curas y “santos” laicos—; y por esta parodia del Padre Nuestro, ha desatado su furia: “Chávez nuestro que estás en el cielo, en la tierra, en el mar y en nosotros, los y las delegadas, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu legado para llevarlo a los pueblos de aquí y de allá”. Solo este fragmento revela una acción ideológica deformante. Este eclecticismo introducido en el proceso venezolano, es una amenaza para el ideal de socialismo que tiene el pueblo, y cuando quieran rectificar… podrían no encontrar el “santo” que les haga el milagro de salvar el proceso.

Esa parodia la leyó en un acto político una lideresa popular, María Uribe, a quien la jerarquía católica venezolana –y la derecha continental— la tiene bajo su fuego sacro, como no lo hicieron con Pablo Neruda por su usar el Padre Nuestro en honor a Bolívar. Distinto es el caso de Mario Benedetti, quien en “Un Padre Nuestro latinoamericano”, no le canta loas a nadie en particular, sino a la lucha liberadora de nuestros pueblos. Veamos el primero y últimos versos de su poema:

“Padre nuestro que estás en los cielos/con las golondrinas y los misiles/quiero que vuelvas antes que olvides/como se llega al sur del Río Grande.

(…)“poco importa que nuestros acreedores así como nosotros/una vez/por error/perdonamos a nuestros deudores/todavía/nos deben un siglo/de insomnios y garrote/como tres mil kilómetros de injurias/como veinte medallas a Somoza/como una sola Guatemala muerta/no nos dejes caer en la tentación/de olvidar o vender este pasado/o arrendar una sola hectárea de olvido/ahora que es la hora de saber quiénes somos/y han de cruzar el río/el dólar y el amor contrarrembolso/arráncanos del alma el último mendigo/ y líbranos de todo mal de conciencia/amén”.

Los revolucionarios venezolanos están persignándose ante imagen de Chávez, en vez de tomar lo que tiene de auténtico su legado para seguir avanzando.

******

Paráfrasis

“Mina El Comal ya no será explotada”, pero sí a los mineros…

-------------------

Ojo, Carlos: el título es “Padre nuestro que estás en los celos”, no en los cielos como en la oración original. Lo aclaro porque es factible la confusión.



OGL

No hay comentarios:

Publicar un comentario