En Letra Pequeña

Fabián Medina

Tras los disparos

Tras quien dispara en una protesta en Totogalpa y mata un niño; tras el policía que vestido de civil dispara “por equivocación” a la camioneta de una asustada señora; tras el escolta que suelta una ráfaga contra un motorizado imprudente e hiere a dos; tras estos y otros más, está un modelo policial que desde hace varios años les está diciendo a sus miembros que ya no es importante seguir las reglas, que las leyes importan un pepino y que los procedimientos, aquellos que enseñaban en la academia, son papel de inodoro.

Mal récord

Ha existido consentimiento y, con frecuencia, hasta premios para policías que de repente asumen comportamientos delictivos, sin que uno sepa ya dónde termina la autoridad a la que todos le deberíamos respeto y dónde comienza el delincuente que sin respeto a ley alguna participa, como protagonista o cómplice, en asaltos, golpizas y otras fechorías. Abundan ejemplos.

Escuela de irrespeto

¿Cómo van a pedirles respeto a estos policías, si la misma institución les ha enseñado que bien se puede apoyar a una pandilla de delincuentes que una madrugada del 22 de junio del 2013 apalean, asaltan y roban a ciudadanos indefensos? ¿Cómo se les va a pedir respeto a las leyes si sus jefes les ordenan llegar en la madrugada, encapuchados y violentos, a las casas de los sospechosos que luego se llevan sin informar a nadie de sus paraderos ni respetar los tiempos de ley? ¿Cómo pedirle respeto a los miembros de una institución donde se ha vuelto común que los reos lleguen sanos y salgan magullados, denunciando torturas?

Ni disculpas ni abrazos

En estos casos, de poco valen las disculpas. Se le agradece a la comisionada Aminta Granera que llegue a los hospitales a consolar con abrazos a los heridos por sus muchachos, pero lo que realmente se espera de ella es que, en primer lugar, haga de la Policía una institución que respete las leyes, para que luego exija a su subordinados que respeten las normas y procedimientos policiales y dejen de andar comportándose como matones salidos de las series narcos que nos pasan ahora por la televisión.

Civiles y uniformes

¿Se acuerdan aquellos tiempos que temíamos a los civiles que se disfrazaban de policías para cometer crímenes? Ahora dan más miedo los policías que se disfrazan de civiles para los mismos propósitos.

Premios

Qué clase de policía es uno que permanece impávido o cómplice mientras en sus narices matones golpean a un grupo de mujeres, y cuando una de ellas se le acerca a pedir socorro, este le dice que si cree que se está cometiendo un delito contra ellas, que vaya a la delegación policial más cercana a poner la denuncia. Pues esto es lo que ocurre en Nicaragua. Sucedió el 16 de julio pasado. Las víctimas, unas seis mujeres que protestaban pacíficamente frente al Consejo Supremo Electoral. Los matones, unos 200 motorizados del Frente Sandinista. El policía, nada menos que el comisionado mayor Pablo Emilio Ávalos. ¿Lo castigaron por su vergonzosa actuación? ¿Lo destituyeron como correspondía? No. Lo premiaron. Lo acaban de ascender a inspector general de la Policía Nacional.

Caso México

Miremos en el caso mexicano hasta dónde podemos llegar. ¿Eso es lo que queremos? ¿Qué fue lo que pasó en Iguala? Una policía corrupta. Un dictadorzuelo local que no quiere oír protestas. La policía detiene a unos estudiantes por razones “políticas” y los entrega a los delincuentes. Aquellos los torturan, matan y queman. México está que arde. ¿Qué fue lo que pasó en Nicaragua en #OcupaINSS? Una policía que se alía con delincuentes y le entrega a unos jóvenes para que se ensañaran con ellos. Las distancias son enormes, los resultados, distintos, pero el procedimiento es el mismo.

Involución

En resumen, no podemos ver como hechos aislados a estos lamentables sucesos que cada vez con más frecuencia involucran a policías, sino como parte de un proceso de deterioro que viene sufriendo la Policía Nacional. En esta involución, desde cierto grado de profesionalismo que había alcanzado hasta sus orígenes partidarios, la Policía debe negarse a sí misma. Podemos llegar a algo muy feo. Es un muertecito que, por encargo, le ha tocado a la comisionada Granera. Eso es lo quedará en los registros de la historia.

http://www.laprensa.com.ni/2014/11/13/columna-del-dia/217478-en-letra-pequena-243