El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

miércoles, 26 de febrero de 2014

Luz habitada



Por Roger Mendieta Alfaro

¿Quién alumbra a quién? ¿Quién habita en quién? La intención del título del libro y el Ángel Músico de Fray Angélico con el excelso sonido de su trompeta, debe buscarse en la casa de Luis y Mercedes. Poema eres, que deslinda y bifurca en el amor. Y si no: ved el rostro de Luis y la apropiada mirada de Mercedes en la tapa escondida de Luz Habitada. Luz habitada en el amor desde lo extenso de Extremadura… viviendo en ti. Y para siempre en “Salmo de Entrada”…. “Hay falsas alegrías y verdaderas tristezas. Uno debe encontrar la verdad en la diferencia. La alegría es eterna y la tristeza efímera”.

Y es cuando “volaron las luciérnagas alegrando la oscuridad”. Esas luciérnagas de los nietos que en la imaginación son los juegos pirotécnicos del mundo interior: “Nos hacen señales luminosas desde el bosque llamándonos”.

Luz habitada de amor, de compromiso, con armadura de Quijote, que se debate entre la donosura celeste: “tan cercano, tan humano y tan lejano”. Pero con “voces y destellos en algarabía silenciosa”.

Poesía de Luis Rocha que huele a jardín. Que se mueve en un aletear de gorrión y esas “Chispas con vida propia”. Poeta del amor y la ternura familiar, estremeciéndose en su propio canto secular sin tempo, cual es el vivir: “Chispas con vida propia rivalizan con un cielo estrellado”. Cielos… cielos profundos intocables, inenarrables en que alimenta la magia de la mente y se complace el corazón.

Decir algo sobre una poesía hermética quizás sería excederme o perderme en mi propia contemplación poemática. Que si no la tiene, lo toca, circunda, adscribe y envuelve como un sueño que si no se sueña se desea soñar.

“Kirsti Blom es un sueño…” “Su imagen está desde siempre plasmada en papel fotográfico de presuntos códices noruegos en el que ella parece seductora…” “¡Qué difícil es no naufragar en sus ojos! Poeta marino, extraño, religioso, creyente, haciendo sutiles y claro el porqué: “Está oscuro, oscuro, oscuro. Lejano se escucha el llanto de un niño. La noche se puede masticar, espesa, viscosa y negra”.

Poesía de Luis Rocha, no para leerse simplemente. Canto escondido en el llanto… en los llantos, llantos, para la meditación y la respuesta o la pregunta simbólica que lo dice todo en un “Teatrillo de Navidad mudo y negro”.

Y justo, vestido en ocasiones de harapos de virtud, como dicen algunos materialistas frente al encendido rubor del amor, aquerenciado por el sueño, del ser querido y del ser querer, con su sonora resonancia de arpegios y angélicos violines.

Luz habitada de amor, de fe, de entrega que no tiene molde distinto al pretérito y único de la perpetuidad evangélica. “La nuestra ha de ser la Alegoría del otoño”. Viviendo en sí, esmerada en su entrega existencial, simbólicamente representando atributos del amor.

Luz habitada de certidumbre, de fe, de solemnidad oportuna y gloriosa dentro de las candideces del ser habitada en la cumbre de gloria: el Amor; y el testimonio de luz: la pasión que sabe a miel y fulgor de cielo.



Febrero 22.

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