Cuando
se tiene el talento, es de necios recurrir a lo rebuscado. Lo rebuscado lo que
hace es hacer quedar en ridículo a quien recurre a él.
¿Quién
va a dudar del talento literario de Isabel Allende? Quien dude, que lea La Casa
de los Espíritus, La Hija de la Fortuna, Retrato en Sepia, Inés del Alma Mía. Y
para que seguir si nos vamos a encontrar lo mismo de lo mismo. Por eso, me
pregunto qué necesidad tiene la laureada escritora de recurrir a lo rebuscado,
que fue lo que hizo en una reciente entrevista sobre su persona.
Sus
sueños eróticos, le pregunta el entrevistador e Isabel Allende, orgullo de
Chile, de América, del mundo, contesta con la mediocridad de los que no conocen
ni la fama, ni la excelencia, ni el talento. – En una ocasión soné con mi amigo
Antonio Banderas. Soñé que estaba desnudo, embadurnado de guacamole y acostado
sobre una tortilla.- Falso, esos sueños eróticos rebuscados solo se tienen
despierto y cuando quieres quedar como excéntrico ante tus amistades. Isabel
Allende, la de Los cuentos de Eva Luna y De amor y de Sombras, solo tenía que
decir que soñó con Anthony Flags y que estaba desnudo y le hizo un buen
fellatio. Para que ponerlo en una tortilla embadurnado de aguacate. Si quería
ser estrambótica, hubiera dicho que le quitó el aguacate de pies a cabeza con
su lengua y con sus dedos inquietos. Además le falta el final a ese supuesto
sueño erótico. Lo tenía desnudo, embadurnado de aguacate y sobre una tortilla.
¿Y qué más? Acaso sintió escrúpulos de decir que lo limpió con su lengua, que
es lo que hace erótico al sueño.
Por
favor Doña Isabel, usted no necesita los recursos de las que compiten en
concursos frívolos y por eso la respuesta frívola y rebuscada. Usted, como
autora de primera línea, de la categoría de García Márquez, de Vargas Llosa, de
Carlos Fuentes, tiene que ser lo más simple posible, porque por su talento no
tiene que igualarse a los mediocres en busca de fama.
Yo
protesté cuando publicó Hermafrodita, un cuasi plagio de, Cómo Agua para Chocolate,
de la mexicana Laura Esquivel. Una completa mediocridad indigna de su talento.
Ni las recetas de comida son aceptables, ya no digamos de lo vacío de la
novela, que se queda en un mal libro de recetas de cocina. Pero Dña. Isabel
puede escribir lo que le dé la gana. Tal vez estaba estresada y escribió eso
para salir de la depre. Y parece ser así porque a esa novela le siguieron
verdaderos éxitos mundiales: La Hija de la Fortuna, Retrato en Sepia, Inés del
Alma Mía.
Ahora,
inventar un sueño erótico rebuscado, es negarse todo el talento literario para
precisamente inventar.
Si
Dña. Isabel le tiene hambre a Antonio, solo tiene que decirlo con palabras
propias y sencillas: Sueño que le hago un fellatio a Antonio y le pongo
aguacate porque no tenía a mano jalea de guayaba. Y nada más. ¿Para que el
guacamole, para que la tortilla y no hacerle nada al fin del sueño?
Incomprensible, Dña. Isabel, incomprensible.
Jorge
J Cuadra V
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