Señora Aminta Granera:
Es Ud. madre? En realidad no lo sé. Nunca me he preocupado por averiguar su vida…. Hasta hoy…
Y hasta hoy porque me pregunté si Ud. alguna vez se ha imaginado en una situación como la que viví yo. También me pregunto si tiene a sus padres vivos… Me lo pregunto porque quiero saber que haría Ud, cómo reaccionaría Ud. si viera que alguien les está pegando.
Sra. Granera, (disculpe que no la llame con sus debidos títulos pero tampoco me preocupo por aprenderme los títulos apropiados. Para mí las personas son personas, así nada más, sin títulos, sin razas, sin género y en algunas ocasiones, hasta sin edad…) Permítame decirle que compartí con muchos nicaragüenses el orgullo de que Ud. fuera la jefa de la Policía Nacional de Nicaragua. No sé por qué, Ud. nos inspiraba confianza, seguridad. Sin embargo debo decirle que también me he venido decepcionando poco a poco. Trato de comprenderla. Donde manda capitán, no manda marinero y Ud. debe seguir órdenes si quiere mantener su puesto. Mas yo me pregunto, hasta dónde? Hasta donde uno debe sacrificar lo que cree, sus valores y principios por un puesto.
Sra. Granera, escribiéndole, me doy cuenta que soy una completa ignorante. No sé nada de nada, pero mi sentido común me grita cosas al oído y creo que deben ser verdad. ¿Será cierto que si a la policía o al ejército se le manda actuar contra su pueblo, contra su propia sangre, éstos no están obligados a obedecer? ¿Será cierto que la voz de la conciencia, de la justicia debe ser más fuerte, más alta que la voz de los que mandan? ¿Será cierto que no debemos ser simples monigotes de una dizque autoridad sino que debemos ser personas pensantes que cuestionan, que analizan, y que toman decisiones basadas en nuestros propios principios?
Lo peor de todo, Sra. Granera, es que después de observar y meditar por un largo tiempo, me he dado cuenta que muchos de sus oficiales no solo están obedeciendo órdenes. Muchos de ellos, están disfrutando obedeciendo esas órdenes. Están disfrutando golpear ancianos y jóvenes, están disfrutando infringiendo y viendo tanto dolor y sufrimiento. Sra. Granera, al ver esto, tengo miedo que surja otra guardia somocista, presta, lista para atacar a su pueblo, a su propia gente, a su propia sangre. Lamentablemente, el mal se pasa. Si las cosas siguen así, no tardará mucho para que cada oficial de la Policía Nacional de Nicaragua sienta placer ante el sufrimiento…. Se habrá creado otro monstruo represivo.
Veo a mi hijo golpeado, con moretones en el cuerpo, con cuajarones de sangre en el ojo, todo por querer ayudar a un anciano, igual que sus compañeros, los otros chavalos que también se llevaron y se me parte el corazón. Si hubiera sido por que andaba de vago, tal vez, pero creo que ni aun así, ni a los pandilleros he visto que les dan ese trato. Mi hijo estudia ingenieria en sistemas en la UNI, trabaja y después del trabajo me llamó para decirme que iba a darle comida a los ancianos del INSS. Mi corazón de madre se alertó, pero confiaba que aun con todo la Policía Nacional estaba ahí y siendo mi hijo tan pacífico y respetuoso, jamás le faltaría el respeto a una autoridad y me quede tranquila. Una hora después recibí la llamada de uno de sus amigos. A mi hijo se lo habían llevado detenido por haberle pedido aun oficial de policía que dejara de golpear a un anciano. No lo podía creer, así como no puedo creer cada vez que veo el vídeo, seis oficiales de la policía golpeando a mi hijo y aplicando técnicas de asfixia todo porque se atrevió a pedir misericordia para un anciano. En el Chipote, después de ser golpeado en todo el camino, fue puesto en una celda de castigo, si, Sra. Granera, en esas que sólo pueden estar de cuclillas...
Esa misma noche, fue trasladado a la Estación dos. Tuve que averiguarlo llamando a mil personas y esas mil personas llamando a mil más porque no tuvieron la decencia de avisarme. Dicen que porque son órdenes de no avisar ni de prestar asesoría legal a los detenidos. Me imagino que es porque siendo la detención ilegal, no quieren tener abogados cerca. Me dirigí en cuanto lo supe hacia allá y habiendo pasado toda la noche y la madrugada parada al lado del portón de la estación dos esperando que me dieran a mi hijo, tuve la oportunidad de pensar en todo el sufrimiento de las madres cuando la guardia se llevaba a sus hijos. Pensé en el dolor de Doña. Lidia Saavedra… pobre señora…. En el dolor de doña. Esmeralda Martínez, tía de Tomás Borge quien lo crió como su madre y en el dolor y desesperación de todas las madres de esos años y me pregunté una y otra vez cómo volvimos al mismo punto. Sra. Granera, llegué a la conclusión que llegamos al mismo punto porque quienes gobiernan se enamoraron tanto del poder, así igual, como se enamoró Somoza, que están dispuestos a todo, a torturar, a violentar a…… matar… por quedarse ahí.
Se abrió los portones de la estación dos y vi aparecer a mi hijo, volví a nacer. La felicidad me embargaba, mi cerebro acomodó los recuerdos y ahora sólo se ve como una horrible pesadilla… pero no lo fue y no lo es. De verdad se llevaron por la fuerza a los chavalos, de verdad los golpearon salvajemente, de verdad los metieron en las celdas de castigo del Chipote al mejor estilo de la Guardia Somocista y yo no puedo callar. No puedo permitirme no decir nada ante la posibilidad de la instauración de un nuevo aparato represivo…. Por tal motivo estoy solicitando, respetuosamente que ejerza sus buenos oficios y por favor, que no le pase a Nicaragua otra vez.
El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.
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