Los
políticos más extremistas, más fanáticos, más serviles, más ciegos y más
corruptos, se rasgan hoy las vestiduras al igual que se las rasgaban los que
acusaban pero no se atrevían a lanzar la primera piedra.
En
un afán desesperado por deslegitimar la lucha de los ancianos en defensa de sus
derechos, los bulldogs del orteguismo acusan a los ancianos rebeldes de dejarse
usar por los políticos de oposición, de politizar la lucha para atacar al
gobierno inconstitucional de Ortega. El bulldog mayor, el mismo que un día fue
médico y hoy no es más que un despojo de la dignidad vendida, Gustavo Porras,
acusa a la derecha de estar manipulando a los ancianos para perjudicar al
gobierno de su amo. Si Porras fuera menos obtuso se daría cuenta que para
Ortega es una ofensa decir que la derecha está en su contra, pero como el
político metido a médico no es capaz de ver más allá de sus narices, no quiere
caer en cuenta que si existe un político de derecha salvaje, ese es Daniel Ortega
Saavedra, que entre sus muchos defectos sobresale el de traidor a sus
principios, a la revolución y a su clase. Es gracias a la complacencia de la
derecha salvaje que Daniel Ortega es ahora un magnate de esa derecha que el
Papa Juan Pablo II denunció ante el mundo.
En
esta confusión de intereses es muy difícil no caer en lo político al apoyar a
los ancianos en su justa lucha, porque somos conscientes que la culpa es de los
gobiernos corruptos que han usado el dinero de los trabajadores como caja chica
para satisfacer sus caprichos mundanos y como banco para financiar sus negocios
personales. Los gobiernos están compuestos por políticos y las actuaciones de
los gobiernos son políticas, ¿entonces como apoyar a las víctimas de esos
gobiernos sin caer en la política?
El can
cerbero Porras no cae en la cuenta que al atacar a los que apoyamos a los
reclamantes, está haciendo política partidaria a favor del dictador, pero si no
ataca, lo atacan a él y pierde el hueso que chupa y eso nunca porque no sabe
trabajar y perdería todas esas libras grotescas que afean su cuerpo. Porras es
el perro de presa de la dictadura conyugal, traidor a la clase obrera a la que
dice representar y agitador de puerto del gobierno orteguista. Ya convocó a las
fuerzas de Atila a una marcha en defensa del gobierno, la que todos sabemos que
será una marcha de violencia cuyo objetivo es agredir a los patriotas mayores
que serán victimizados por la ambición de quien los manda. Porras habla de paz
y es el mayor agitador de la violencia, habla de apoliticidad y es el mayor
servil con que cuentan las turbas chamucas, nunca adelante, siempre en la
retaguardia como el cobarde consumado que es.
El
gobierno de Nicaragua no tiene recursos para pagar las pensiones reducidas a
los quince mil pensionados que la reclaman, dice el más docto en economía de
los diputados oficialistas, Wálmaro Gutiérrez y yo le pregunto que como puede
conciliar el sueño sabiendo que los recursos con que se podrían pagar esas
pensiones son despilfarrados en flores negras, en árboles de navidad encendidos
todo el año, en miles de retratos gigantes del tirano Ortega y de la poderosa
primera dama, en hacer culto a la imagen de la reencarnación de Trujillo, en
viajes de placer de la familia presidencial en aviones privados. ¿Como logra el
diputado Wálmaro verle la cara a su abuelo sin sentir una pizca de misericordia
por los abuelos que son vapuleados por el oficialismo al que él pertenece?
Mentirosos y serviles. Mentiroso y servil el perro Porras y mentiroso y servil
el farandulero de la AN. Mentirosos todos desde la pareja dictatorial, hasta el
último funcionario que apoya los atropellos de la tristemente célebre dictadura
conyugal.
Jorge
J Cuadra V
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