El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

viernes, 25 de julio de 2014

Mala Casta

Álvaro Gutiérrez*


-Mi primera novela – me dijiste al entregarme un ejemplar de tu novela Mala Casta, casi recién salida del horno.

Te cuento que en ocho horas había consumido la primera lectura, cumpliendo así uno de tus objetivos al escribirla: que se leyera –calidad obliga- de una sola sentada.

Decir que Mala Casta es una novela policíaca, señalar características del género, de influencias de otros autores en tu novela es comenzar diciendo nada, peor, cuando sé que desconocés a la inmensa muchedumbre de autores policiales. 

La solidez de tu novela reposa firmemente en una rigurosa investigación periodística y en una meticulosidad que no ignora ningún detalle, dándole a la narración esa verosimilitud del testigo de vista. La comparo a las películas cuyo final es un magistral jaque-mate al espectador.

La habilidad de crear una atmósfera envolvente, el uso eficaz de la ironía y del lenguaje cinematográfico donde la escenas paralelas van a desembocar en una sola historia, la investigación que llega donde el periodismo se transforma en literatura y en realidad novelada  que logra su autonomía en la escritura, son componentes básicos del juego lúdico en tu oficio de escritor al tramar ese operativo policial denominado Mala Casta.

No puedo obviar en la lectura la corrupción que hunde sus raíces en toda la sociedad nicaragüense y que va desde la explotación humana como origen de la fortuna de Buenaventura Espejo, predador sexual que cumple su deber religioso en las misas dominicales, hasta “los más altos niveles económicos y políticos del país”, incluyendo a los poderes del Estado y a la misma policía. Igual llama mi atención el protagonismo decisivo de dos personajes femeninos, la doctora y capitana Malika Scott-Müller y la exitosa empresaria profesional Eugenia Espejo (antagónicas en los roles que ocupan pero finalmente dos rostros en la misma moneda); personajes que, independientemente de contextos y valoraciones éticas, implican un reconocimiento a la inteligencia y capacidades femeninas.
Existen dos historias en la novela. La primera se inicia cuando por azar dos cazadores nocturnos presencian un bien planificado crimen y concluye con el exitoso operativo policial denominado Mala Casta.

La segunda corre paralela pero subterránea, casi inadvertida, invisible, como escrita entre líneas. Comienza con el encuentro casual del Abreu con Eugenia Espejo en el Museo del Prado. Es esta historia la que explota al lector en el punto final de la novela.

Sin embargo, en ese final anunciado en el diálogo sostenido entre el Dr. Abreu, el Dr. Antón Domínguez y Eugenia Espejo (págs. 145-147), se encuentran las evidencias suficientes para anticiparlo. No hay, pues, ningún ocultamiento de pistas para lectores avezados y avanzados que les achacan a ciertos escritores clásicos del género policial.

Ya por último, mi buen amigo, me preocupa que la pirotecnia publicitaria para tu excelente novela, con un tiraje autofinanciado y semi-clandestino de 500 ejemplares, esté ausente en nuestro medio.

Que Dios te valga y te proteja de las academias literarias y militares.



*Poeta y pintor


Jinotepe, 18/VII/2014

No hay comentarios:

Publicar un comentario