http://robertosamcam.blogspot.com/2013/09/una-crisis-en-ebullicion.html
"No se puede esperar que la gente sea sensata con el estómago vacío".
George Eliot
Una serie de eventos ocurridos en las últimas semanas y que han sido minimizados, o ignorados en el peor de los casos, por los medios de comunicación, no han pasado desapercibidos para otros sectores, quienes consideran que la crisis interna en las filas del orteguismo es mucho más profunda de lo que se podría pensar, a la que habría que añadir otros elementos, que tienen o podrían tener una gran incidencia en la situación que vive el gobierno familiar de los Ortega – Murillo.
La pugna interna desatada entre los grupos que se disputan la sucesión del poder, es al igual que sórdida, silenciosa, para no llamar mucho la atención de los adversarios del régimen, sin embargo, podría decirse que es una lucha casi a muerte por controlar la mayor cantidad de espacios que permitan estar en mejor posición ante cualquier eventualidad. Los dos grupos en disputa están caracterizados por ser Pro y Anti Rosario Murillo, el primero encabezado por ella misma y sus hijos, y el segundo teniendo como cara más visible al Comandante Bayardo Arce, a quien acompañan otros elementos históricos del sandinismo. La lucha en cuestión está planteada por el control de las instituciones claves en la sucesión: Corte Suprema de Justicia y Asamblea Nacional, estando en segundo plano los otros espacios, Procuraduría y Contraloría, fundamentalmente.
El Grupo Pro Murillo dispone del control absoluto de las empresas y del capital acumulado producto de la privatización de la cooperación petrolera venezolana, controla totalmente el gobierno central y la mayoría de los gobiernos locales, estos últimos altamente vulnerables por la dependencia de las asignaciones presupuestarias a través del Ministerio de Hacienda. Tiene como fortaleza adicional a la llamada juventud sandinista, que aunque carece de experiencia en estas lides, representan una importante fuerza de choque y han sido moldeados personalmente por la primera dama. Becas de estudio, cargos en las estructuras territoriales, estadios virtuales, regalías de todo tipo y la promesa de que son el futuro, el relevo del nuevo sandinismo – murillista, son parte de los “alicientes” para mantener este control. Es importante destacar el hecho de que de cara a la población, la crisis económica de los hogares nicaragüenses es achacada a Ortega y no a ella, y no menos importante está señalar que la “compañera” tiene un importante control de las acciones de su marido, por razones harto conocidas por los nicaragüenses.
El Grupo Anti Murillo, con más experiencia conspirativa pero con menos recursos, disputa espacios en la Asamblea Nacional y la Corte Suprema de Justicia. Tres eventos de esta lucha, dos de ellos hechos públicos, fueron, primero, el intento de colocar nuevamente al Coronel Lenin Cerna en espacios de control del poder judicial, intento fallido por demás, ya que fue defenestrado de inmediato y sin miramientos por doña Rosario; el segundo fue la intentona de decapitar a Rene Núñez en la Presidencia de la Asamblea Nacional, sin tener que llegar a Enero, que es cuando se tendría que elegir una nueva Directiva del Parlamento. La expulsión de Xóchitl Ocampo dejó al descubierto una grave fisura en la bancada oficialista, que no está por la labor de obedecer ciegamente a Murillo. El tercer evento, que no fue público, lo constituyó la barrida de todo el personal cercano a Arce que laboraba en diferentes dependencias del gobierno a mediados del primer semestre, por orden de la doña.
Paralelo a la lucha planteada por estos dos grupos, existen otros elementos que el poder tendría que conjugar, para neutralizarlos o ponerlos a su favor, ya que aunque actualmente no representan un peligro real, potencialmente pueden ser determinantes a mediano plazo.
OPOSICION, IGLESIA CATOLICA Y VIEJA GUARDIA SANDINISTA.
Hay tres sectores que se han caracterizado por su distanciamiento del régimen: una parte de la oposición, la Iglesia Católica y lo que se da en llamar la vieja guardia del sandinismo. En el primer caso, la aparición de Unidad por la Republica, aglutinando una serie de partidos, organizaciones políticas y de la sociedad civil, entraña en el mediano plazo en enorme peligro para las aspiraciones políticas, ya sea de Ortega en una nueva reelección, previas reformas constitucionales, o de Rosario Murillo, si logra imponerse al grupo que le adversa. Si esta alianza logra sobrevivir al 2015 sin mayores fisuras, se convierte en un peligro real a Ortega o a Murillo. Por otra parte, la posición de la Conferencia Episcopal es una piedra en el zapato orteguista, ya que su actitud crítica directa ante situaciones coyunturales afecta seriamente la imagen del gobierno. Ceder a las reformas a la Ley 779 es un paso calculado del gobierno para intentar un acercamiento con la Conferencia Episcopal, adicional al esfuerzo del siempre presente Cardenal Obando para seguir atrayendo sacerdotes a la causa del gobierno. La situación que se vive dentro de las filas de la vieja guardia sandinista es significativa. Alejados de las estructuras oficiales, se debaten en la búsqueda de sus propios espacios, desconfían por razones ideológicas de los sectores liberales, no están convencidos de apoyar al sector Anti Rosario y por motivos económicos tienen dificultad en organizarse como un movimiento político independiente, aunque poseen la experiencia y gente suficiente en los barrios para hacerlo.
UNIDAD DE LOS LIBERALES.
Una necesidad de Ortega para neutralizar la naciente Unidad por la Republica y el viejo sueño del Máximo Líder próximo a cumplirse, de acuerdo a los vientos que soplan últimamente. Sacar del ostracismo al Caudillo liberal, aprovecharse de la condición de rehén de Ortega en que ha quedado su contraparte y el estímulo de la entrega a ambos grupos de algunos cargos en las instituciones del estado que estarían próximos a repartirse, son algunos de los ingredientes para la unificación forzada de los liberales. Esta decisión prácticamente ya tomada en las altas esferas de ambos partidos, tendría el contrapeso en la base, tomando en cuenta la desconfianza mutua existente y el rechazo palpable a la dirigencia territorial por sus actuaciones personales en las dos últimas campañas electorales.
EL FACTOR EMPRESARIAL.
La última reunión entre el Gran Capital, el COSEP y Ortega, estableció claras diferencias entre el empresariado nacional. Por una parte, las 11 familias más poderosas del país definiendo la hoja de ruta económica del gobierno y el COSEP tratando de incidir políticamente en el día a día del gobierno y velando por el cumplimento de lo acordado entre los grandotes. Por la otra, Ortega sacando provecho, nacional e internacional, de su alianza con los empresarios y captando su apoyo incondicional para las próximas reformas constitucionales, su objetivo mayor. Mientras unos suspiran por creer que ataron al Ortega de los años 80’s, el otro goza de felicidad al ver legitimado el capital que ostenta. Quedan por fuera del festín la inmensa mayoría de los pequeños y medianos empresarios, los mayores generadores de empleo y riqueza para el país, quienes tendrán que seguir valiéndose por sí mismos para sortear el acecho de las alcaldías, la DGI, la DGA, el INSS, el INATEC y cuanto coyote aparezca.
LA CRISIS CAFETALERA.
Casi un año después de la aparición de la Roya en nuestro país, el gobierno aún no pone en práctica un plan de apoyo para los pequeños cafetaleros, quienes prácticamente han sido abandonados a su suerte. 70 mil de las 181 mil manzanas de café que se cultivan en el país están en manos de 40 mil productores de 1 a 5 manzanas. Restan 3 mil productores, medianos, grandes y “grandotes”, para completar los cerca de 43 mil productores de café del país. De esos 40 mil pequeños productores, 32 mil son los afectados por la plaga y asumiendo familias de 5 miembros cada uno como mínimo, tenemos una afectación económica directa en 160 mil ciudadanos pobres del campo, un excelente caldo de cultivo para alimentar a los grupos armados en el norte. En el colmo del cinismo, se habla de reconversión productiva para estos pequeños productores, lo que significa sacarlos de la actividad cafetalera, a la que se han dedicado durante toda su vida, y destinarlos a otros rubros productivos. Sembrar frijol negro para salir del clavo con Venezuela? Con este gobierno todo es posible.
SITUACION ECONOMICA.
A la par de los éxitos en el manejo macroeconómico de las finanzas públicas, es innegable el estrepitoso fracaso del manejo microeconómico de la economía nacional, la que más importa para la continuidad de cualquier gobierno. Alza constante en los precios de la canasta básica; escalada constante en los precios del combustible; disminución del salario real de los trabajadores a niveles del año 2001; lentísimo crecimiento del empleo formal y explosión de la informalidad laboral, son algunas señales evidentes de una profunda inestabilidad económica en la base de la pirámide, que tarde o temprano se traducirá en inestabilidad social, cuyas dimensiones y consecuencias solamente el gobierno dispondrá de los mecanismos para controlarla. Es de esperar mayores niveles de inseguridad ciudadana, prostitución, delincuencia infantil y juvenil. Con la ampliación del Canal de Panamá habrá mayor emigración de la mano de obra calificada en la construcción y por consiguiente una mayor fragmentación de los hogares de menos ingresos.
COOPERACION VENEZOLANA.
La panacea de 7 años de gobierno orteguista está llegando a su fin, por mucho que los voceros del gobierno lo nieguen. El cuerno de la abundancia, el palito de cacao, no da para más. La crisis venezolana según el economista venezolano José Guerra, “es el resultado de una política económica que hizo de las expropiaciones de fincas, hatos, haciendas y empresas una doctrina nacional. Ello como era de esperarse averió severamente los incentivos para que la gente del campo y de las empresas manufactureras se atreviera a ampliar sus negocios para dotar a los venezolanos de alimentos abundantes. Por su parte, las empresas estatales han fracasado estrepitosamente, son deficitarias, minadas por la corrupción y con disminuciones en sus niveles de producción. Otro factor que ha afectado negativamente la producción de alimentos es un esquema de control de precios que literalmente ha barrido la rentabilidad de las empresas que todavía producen en Venezuela, a lo cual hay que sumar una política antiinflacionaria que al descansar exclusivamente en el anclaje del tipo de cambio, ha facilitado las importaciones e incentivado la destrucción de las capacidades productivas internas”.
Puestas así las cosas, el gobierno no las tiene muy fácil que digamos. Son muchos frentes en los que tiene que dar la pelea y al menos en uno de ellos, el más importante, la situación económica de los hogares nicaragüenses, la está perdiendo y de calle. Por eso la venta de ilusiones, los pleitos convenientemente rebuscados con el vecindario y el circo que al por mayor se ofrece día a día.
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