El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

martes, 10 de septiembre de 2013

Un matrimonio feliz



Onofre Guevara López

Al cuarto encuentro anual del Cosep con Daniel Ortega, le han dado un final feliz. Pareció que, en homenaje a la presencia real de los jerarcas del gran capital, fueron unánimes en la idea de “institucionalizar el modelo” construido sobre las vías libres para los grandes negocios y para un gobierno sin respeto a las normas constitucionales.

Se dirá, con razón, que la alianza entre capital y poder ha existido históricamente, pero hoy se trata de constitucionalizar un régimen plutocrático puro. Tan puro, que han evitado la presencia de otros sectores sociales fundamentales para la economía nacional, como el sector laboral. Ni siquiera invitan a su sindicalismo domesticado.

Ni con Somoza, a la burguesía le funcionó tan bonito el “modelo”, y en sus últimos años rompió fuegos en su contra como su tabla de salvación ante el poder arrasador de la dictadura en el campo de los negocios. ¿Por qué esta armónica relación con la dictadura emergente de Ortega, al extremo de institucionalizarla, si socialmente tenía mayores afinidades con los Somoza que con Ortega?

No hay ningún misterio en eso. Los últimos Somoza, nacieron con poder político, y no solo “con el pan debajo del brazo”, sino con muchos millones. Desde niños eran grandes capitalistas (como ya lo empiezan a ser los hijos de Ortega), por lo cual, los Somoza tenían razones para considerarse iguales a los otros capitalistas como competidores, y con la ventaja de que ellos imponían las reglas del juego. Sobre todo, después del terremoto del 72, cuando esa competición con ventaja y alevosía del somocismo se le hizo insoportable a los empresarios. Además, el pueblo comenzaba a levantarse contra la dictadura, y eso les dio valor, porque ya no estaban solos frente a Somoza.

En cambio, Ortega y su grupo son capitalistas advenedizos, aún no logran esconder las plumas de la gallina… digo, de la piñata, y han acrecentado su poder económico con el poder político y la colaboración venezolana. Ahora ya escupen en rueda junto al gran capital, y pueden hacer negocios macros –como el del Gran Canal— con los cuales tiene a la zaga donde a los grandes capitalistas, esperando sus oportunidades. Ortega y su grupo están descargando, desde el fondo de sus almas, el complejo de inferioridad que tenían ante la gran burguesía, haciéndole concesiones de todo tipo, incluyendo ahora la institucionalización “del modelo”.

Además, tienen poder militar y dominio absoluto sobre los poderes del Estado, con lo cual se permiten el placer de promover esta coincidencia y sentirse entre iguales con los del gran capital. De ahí nace la complementariedad de intereses que pretenden institucionalizar.

Con esta alianza plutocrática, al pueblo nicaragüense lo sitúan con mayores desventajas, porque la están levantando sobre condiciones de ilegalidad y de corrupción. Frente a esta realidad, Carlos Pellas, desde su Olimpo millonario da su bendición a la ilegalidad del régimen de Ortega, afirmando que vivimos en una democracia. Y, por supuesto, cree que con ello esfuma los fraudes electorales.

Ramiro Ortíz, está viendo un “milagro” en esta alianza e invita a dejar al margen lo político, y para ello comenzó censurando en su diario las opiniones críticas y las investigaciones sobre la corrupción gubernamental. A José Adán Aguerri, con su sexta reelección al frente del Cosep, le han reconocido su eficacia como interlocutor ante Ortega, y a sus representados les ayuda a borrar los prejuicios de clase, para que acepten cuotas de poder y se sientan entre iguales con Ortega.

Pero eso no es todo ni lo peor. Su mancomunidad de intereses no solo margina a la mayoría de los nicaragüenses, y la consolidan en total perjuicio de la constitucionalidad. Si no hay Estado de Derecho, no les importa. Si la Constitución donde piensa legalizar su alianza, Daniel la ha borrado en la práctica cada vez que le estorba a sus planes, no les importa. Y no les importa que el Estado esté dirigido por funcionarios de facto, comenzando con Ortega, porque vales más sus negocios.

A tanta belleza descrita por ellos acerca de cómo florecen los negocios con este gobierno, no le ven ninguna relación con los bajos salarios de los maestros, ni con la pobreza del pueblo en general, como unos de los factores del atraso educacional. Y a este atraso no le ven relación con el bajo nivel técnico de los trabajadores ni con el atraso productivo del país, y su bajísimo nivel de productividad, porque sus principales negocios están orientados al gran turismo, la importación de bienes de lujo y la especulación financiera.

La libertad de prensa solo la ven desde el ángulo empresarial, desde las publicaciones banales, y la restringen en sus medios cuando son opiniones críticas. Las leyes de consenso de que hablan, son del consenso entre los capitalistas del gobierno con los capitalistas del Cosep (al único que le permiten oficina en el parlamento donde gestionan sus propias leyes). Y el crecimiento económico de Nicaragua, no es más que su propio crecimiento económico.

Si fuera absolutamente cierto que con su “modelo” están abriéndole un futuro feliz al pueblo nicaragüense, ese futuro ya hubiera llegado desde hace mucho tiempo, pero seguimos en la cola del continente. ¿O es que no han existido aquí empresa privada y gobiernos “democráticos”, sino hasta ahora? La dicotomía pobreza y riqueza es hija gemela del viejo “modelo”. Lo nuevo que va tener su “modelo”, es la institucionalidad.

Al fin de cuentas, para Ortega y el capital es normal lo que está sucediendo. Pero no deberían olvidar que, institucionalizado o no este su “modelo”, siempre estará reñido con el bienestar social, porque le están dando vigencia a la dictadura en detrimento de la democracia. Porque están trocando las libertades públicas por los negocios, y eso no tiene garantía de eternidad.

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Paráfrasis



“Vivimos en un país abierto”, y como se parece mucho a un “arca abierta”… ¡todo el que quiere peca!

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