Voy a
permitirme romper el Protocolo el día de hoy,
para saludar en primer lugar a las mujeres que defienden sus derechos y la
libertad de expresión
Muy estimado
embajador Antoine Joly
Distinguidos
Representantes del Cuerpo diplomático
Queridas
escritoras y escritores
Queridas
amigas y amigos
Querida
familia que hoy me acompaña
Ante las
impresionantes palabras del embajador Antoine Joly, imponiéndome esta alta distinción que el gobierno
de su país ha decidido concederme, empiezo a creer que es una realidad. El día que tuvo la gentileza de anunciarme a
través de mi hija Vidaluz, que me tenía una buena noticia, no me imaginé que
era para notificarme este gran honor, al punto que posiblemente le soné boba al
preguntarle si estaba seguro. Cuando me
contestó afirmativamente, apenas si le escuché los datos prácticos que me
informó y creí entenderle: habría que esperar el Decreto de su gobierno, pero
él me anticipaba la información y posteriormente estableceríamos coordinación
para realizar el presente acto.
No por
esa aclaración dejaba de parecerme apabullante este reconocimiento, por lo que busqué en el soplo de espíritus
superiores, algo que explicara la elección de mi persona; fue así que percibí
el aleteo del velo de Madre Mireille, religiosa asuncionista francesa, que nos llevaba a las adolescentes de la
época en los años sesenta, a distribuir carne entre las familias pobres del
barrio La Tejera, vecino a las hermosas instalaciones de nuestro colegio
regentado por la orden fundada por otra
notable francesa, Madre María Eugenia Milleret.
Por esa
razón me reconozco como una de ese grupo de privilegiadas que nacimos a la
conciencia social, guiadas por los ideales de dos extraordinarias mujeres
francesas.
De
Francia nos llegó el Siglo de las luces, necesario estímulo para el desarrollo
de la inteligencia humana. Sólo la abolición de la esclavitud la colocan como
país señero en la historia de la humanidad, hecho memorable que daría pie a la
Declaración Universal de los Derechos Humanos
Aires de
liberación nos llegaban de Francia en los años sesenta. París fue para mí, el Café de la Calle San
Germain donde se encontraba la célebre pareja de Simone de Beauvoir y Jean Paul
Sartre. Imaginaba grises inviernos en
cuyas mañanas FrançoiseSagán tendría que haber musitado “Bonjourtristesse”.
Atardeceres
arrullados por el Gorrión, Edith Piaf, sublime, para quienes nos estábamos
apenas abriendo a la vie en rose.
En algún momento esa bella capital cultural, mi padre la llegó a considerar meta para mis estudios universitarios, si yo le hubiese puesto interés a la gestión de la beca que el régimen imperante me podría haber otorgado, pero otro eco llegaba a nuestra imaginación juvenil como fue al poco tiempo la rebelión estudiantil de 1968 en París, con su réplica en Tlatelolco, México, ese mismo año, pasando por la “primavera de Praga” que ardió como tea humana en el joven Ryszard Siwiec.
Como bien
dice, nuestro amigo Embajador, la amistad de Francia y Nicaragua es de larga
data y la rubrica nada menos que nuestro
inefable poeta, Rubén Darío, que habría llegado no sólo a los salones
versallescos que disfrutó, sino a su inolvidable encuentro con Víctor Hugo a quien consideró, según su
biógrafo, Edelberto Torres Espinoza, el sumo poeta, el rimador formidable y
profético, el papa lírico del mundo, el Carlomagno de la poesía, entre otros
epítetos fruto de su extraordinaria admiración por ese gran poeta citado hoy
por el Embajador y a quien tradujo, inaugurando así la relación de escritores
nicaragüenses y franceses, porque le dieron continuidad, Alfonso Cortés con
Víctor Hugo y Román Mayorga Rivas con Verlaine, hecho que inspiraría más tarde
a numerosos poetas, compatriotas de la vanguardia y de las generaciones
contemporáneas, que nos trajeron las voces expresadas en tan dulce lengua,
compiladas y anotadas magistralmente por Julio Valle Castillo.
Raúl
Elvir se posó con su obsesión de pájaros en el prosema de Saint-John Perse quien en un inusitado ars
poética, expresa: Para el pájaro
esquemático a punto de partir ¡que privilegio ya sobre la página del cielo, ser
en sí mismo el arco y la flecha del vuelo! ¡el tema y la palabra!...
Michele
Najlis, mi condiscípula, nos dijo con voz de Jacques Prevert Todos los ojos de una mujer en juego sobre
el mismo cuadro ./ Los rasgos del ser
amado acorralados por el destino / bajo la flor inmóvil de un sórdido papel
pintado.
Mario
Cajina Vega descorrió La Cortina de fuego
de Paul Eluard: …Que quiere usted si
estábamos desarmados /Que quiere usted si la noche había caído / Que quiere
usted que hiciéramos sino amarnos.
Y Pablo
Centeno Gómez, con el espíritu franciscano que le caracteriza, acogió el drama
entre el gato y el pájaro de Prevert: “camina tras el pequeño féretro de paja/
donde yace muerto el pájaro / que carga una niñita / que no interrumpe el
llanto / de haber sabido que ello te apenara tanto / me lo hubiera comido
totalmente….”
José
Emilio Balladares, se hizo cargo, entre otros, de Charles Baudelaire, a quien
Carlos Martínez Rivas debe haber agradecido, por su profunda devoción a este
llamado poeta maldito, de quien tradujo el maravilloso poema El Albatros. Carlos a su vez lo hizo con El vino del asesino.
Cito este
puñado de poetas nicaragüenses que han contribuido al intercambio profundo
entre el alma de nuestros pueblos, para ayudarme a expresar mi agradecimiento
por el estímulo que significa seguir considerando válidas las causas de
justicia, libertad y equidad, herencia
francesa, en las que nos hemos involucrado lo mejor de la sociedad
nicaragüense, de la que soy parte y por lo tanto, consciente también, como mujer, del valor simbólico de los espacios, la medalla de Caballero de la Legión de Honor de
Francia la recibo en ese carácter.
Gracias, aunque todavía podría decir con Mario Benedetti:
No me lo creo.
- Querida Vidaluz Meneses,
Amigas y amigos, familiares de Vidaluz,
Miembros del cuerpo diplomático,
Francia se complace hoy de rendir homenaje a Vidaluz Meneses. Entre Francia y Nicaragua los lazos afectivos son numerosos y pasan antes que todo por nuestra pasión común de los valores universales de los derechos humanos que inspiraron nuestras respectivas revoluciones y el amor por la literatura. La legión de honor es un orden que permite de honrar no solo a franceses pero también a extranjeros que ilustran por sus vidas y sus carreras estas pasiones comunes. Es una orden interdisciplinaria y corresponde muy bien al recorrido excepcional de Vidaluz Meneses, porque esta voluntad de tejer entre varias disciplinas estuvo en el corazón de los varios puestos que tuvo Vidaluz, sea en la Universidad, en el Ministerio de la Cultura durante los años 80, o a la cabeza del Centro Valdivieso y luego del FONG, años más tarde.
La legión es de cierta manera el símbolo de nuestro lema nacional que compartimos con otras ilustres personalidades de distintos países:
Libertad, igualdad y fraternidad.
La libertad Vidaluz es antes que nada, la suya, la libertad que usted quiso para construir vuestra vida, de mujer libre, mujer sujetó y no mujer objetó, libre de sus elecciones, lista a asumir la necesidad del cambio hacia su papá, tanto amado, pero que como usted lo dice tan bien en su linda poesía “Ultima Postal A Mi Padre, General Meneses”, tuvo la infinita delicadeza de desaparecer antes del último enfrentamiento.
"Y ya no estas, para tu bien
Cada uno en su lado
Como dos caballeros antiguos y nobles"
Ahora caballero de la orden francesa....
Lista también para el divorcio cuando el matrimonio se convertía en una prisión con su lote de violencia. No es fácil ser libre y mujer, usted lo vivió dolorosamente con cada uno de sus hijos pero cada vez usted asumió el papel con fidelidad a sus principios.
Dueña de tu camino
Consciente de la porción de historia
Que te corresponde, compañera.
La libertad es también aquella de vuestro país que se le aparece como una evidencia durante vuestros años universitarios, y que la hará quedarse en Nicaragua para vivir intensamente este cambio cuando gran parte de vuestra familia se expatria.
La igualdad es antes que todo la igualdad entre los hombres y las mujeres, un combate de toda una vida que la anima hoy todavía en el seno del Cenidh, pero, es también y tal vez sobre todo la igualdad de oportunidades, la lucha por que cada uno pueda tener acceso a la cultura y a la educación, vuestra pasión de los libros es en primer lugar porque los libros son instrumentos de igualdad siempre que se pueda acceder a ellos sin ninguna obligación financiera. Es este espíritu que la anima cuando multiplica las bibliotecas en los años ’80, cuando usted lucha para que los libros sean accesibles en todas partes incluso en el campo, porque usted mantiene sus raíces sumergidas en las tierras lejanas de Nicaragua, hija de Matagalpa, de Ocotal o de Somoto.
Fraternidad, por último, porque no puede haber igualdad sin lucha contra la pobreza, una vida dedicada a los pobres que sean de Managua o de San Francisco Libre, solidaridad en este espíritu de fraternidad que viene de vuestra educación cristiana y que la república laica francesa sabe reconocer como motor formidable de bondad siempre que se acompañe de libertad de conciencia.
La fraternidad como usted lo dice con Pavel:
"Ni cierne de cañón
Ni borregamente enfilados
Entonaremos al final
La verdadera canción de amor de los hermanos"
Sí, Francia hoy se alegra por acogerla en esta grande familia de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad que la legión de honor simboliza para nosotros. En todas partes del mundo y también en Francia y en Nicaragua necesitamos a los legionarios, centinelas de valores universales cuando la barbarie, la ley del más fuerte, la injusticia, la ausencia del interés general, la codicia ronda todavía sobre nuestro planeta. Y usted es siempre una persona con quien se puede contar en estos asuntos una persona de confianza total como lo dice su gran amiga Michèle Najlis. Pero, hoy, la entrega de esta medalla tiene un “extra” de alma porque esta medalla honra a una poeta.
Nicaragua es un país extraordinario, lo digo sin adulación servil, y totalmente libre de cualquier síndrome de Estocolmo, de hecho a veces soy más reservado…
Formidable porque es sin duda uno de los países en donde la poesía tiene un alto reconocimiento: un país de poetas. Y es una vez más, con mucho placer que mi país le propone de compartir con esta medalla nuestra pasión común, nosotros los franceses y ustedes nicaragüenses, por la literatura y en muy especial modo por la poesía.
Fue un gusto compartir esta llama que anima vuestra poesía estimada Vidaluz, y leyéndola me acordé de uno de mis poemas preferidos de Víctor Hugo, se trata de un dialogo entre el océano inmenso, que termina adonde comienza el cielo… Y una pequeña fuente que cae gota a gota en la espantosa mar. El océano le dice: ¿qué quieres de mí, llorona? Soy la tormenta y el pavor ¿acaso te necesito, pequeña? Yo, que sigo la inmensidad? Y la fuente le contesta: te doy, sin ruido ni gloria, aquello que te hace falta inmensa mar, una gota de agua que se puede beber.
Vuestra poesía es esta gota de agua que desahoga nuestra sed de felicidad, la felicidad que como el diablo, se esconde en los detalles…Usted sabe bien que "un trozo azul tiene mayor intensidad que todo el cielo" el inicio de un poema de Alfonso Cortés que se llamaba al inicio "Detalle". Es una cosa que pocos saben al inicio de sus vidas: lo más importante en la vida es muchas veces lo más sencillo y usted lo escribió desde 1973 en el inventario del hombre moderno:
“Cuenta en el banco
Seguro de vejez
Standard de vida
Sedante oportuno en pastillas en terapéutica calistenia
Y las ganas de repente
De mandar todo al diablo »
la felicidad no es la sociedad de consumo, son los recuerdos felices de la abuelita o de la tía anciana de nuestra infancia, son cosas simples que nos enriquecen para, a veces, hacer cosas que nos sobrepasan. La cito otra vez:
“Como me hacen feliz las pequeñas cosas”. Alumna del exteriorismo de Ernesto Cardenal.
¿No son acaso vuestros amigos los que se fijan en el hecho de que usted puede decir en el mismo tono cosas graves como cosas más cotidianas?
Esta humildad, es también vuestro feminismo que no es un feminismo de discursos, pero, un feminismo de la práctica, en el silencio y de la poesía. El “silencio discreto” como dicen Álvaro Urtrecho y Teresa Anta San Pedro.
Pero esta metáfora del océano y de la fuente es también el espejo del mundo de los hombres, a menudo amargo y lleno de ambiciones y el mundo de las mujeres con su delicadeza y su humildad.
A pocos días del día internacional de la mujer, Francia, con esta distinción desea también enseñarnos lo que le debemos a las mujeres, esta parte de humanidad.
Si, Vidaluz, usted le aporta a la legión de honor esa gota de agua que podemos beber. Por otro lado, usted misma nos hace destacar que las mujeres tienen esta capacidad de dialogo y de búsqueda del consenso, virtudes indispensables para forjar este otro mundo posible y por esta razón, es un honor, pero también y sobre todo, un deber para mi país de reconocer en usted una de estas centinelas, de las que antes hacía alusión. Su lugar es en nuestra legión, porque no es tan terrible ¡“tener un poeta en la casa”!
Necesitamos poemas para sobrevivir, necesitamos poetas, necesitamos promotores de los derechos humanos y necesitamos mujeres.
Por todo esto gracias Vidaluz Meneses
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