El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.
martes, 11 de marzo de 2014
“El Dr. Jekyll y Mr. Hyde” en la información
Onofre Guevara López
“Caracas/AFP.- Venezuela cumple mañana un año sin Hugo Chávez, pero con su figura omnipresente, en medio de una crisis económica y una violencia criminal que desató una ola de manifestaciones en el último mes, con un saldo de 18 muertos”. (END, 4 de marzo 2014).
Una de las normas elementales del periodismo, es que la entrada de una noticia pueda captar el interés del lector. Pero ese primer párrafo de la noticia de AFP busca captar al lector ingenuo, dejarlo predispuesto a tomar como cierta la versión sutilmente distorsionada de los hechos, y ahondarles sus fobias y sus filias.
La crisis económica de Venezuela es una realidad, pero apareada con “la violencia criminal” por la AFP, las convierte en las causas que desataron “una ola de manifestaciones (…) con el saldo de 18 muertos”. Todo al revés, por la alteración del orden de las causas y los efectos: en la visión de la AFP, la “crisis económica y una violencia criminal” desató las manifestaciones, pero, realmente, ha ocurrido lo contrario: las manifestaciones desataron la violencia.
Con buenas o malas causas, las manifestaciones son las que crean pretextos a las represiones, y, a veces, con “violencia criminal”, independiente del tipo de gobierno a que se enfrenten. Los “Ocupan Wall Street” fueron reprimidos con violencia; y ellos no mataron a nadie, no atacaron edificios públicos ni exigieron la caída del gobierno, solo reaccionaron contra los delincuentes que causaron la crisis del sistema financiero. ¿Cuál fuera su suerte hoy, si mientras destruían las puertas del Pentágono, hubieran exigido la renuncia del presidente?
Si de todos modos la intención de AFP era echarle los muertos solo a la crisis económica y a la “violencia criminal” del gobierno, ¿no hubiese sido igual presentar la noticia según la secuencia, tal como sucedieron los hechos? No tiene sentido decir que primero hubo “violencia criminal” sin haber habido manifestaciones, siendo que toda represión la es en contra de las manifestaciones y, con mucha frecuencia, aun cuando estas son justas y no violentas, como las de Nicaragua cuando se ha protestado por los fraudes electorales. Pero como la intención de AFP es proteger la imagen de víctimas que se les ha forjado a los violentos manifestantes, le fue más conveniente escribir la noticia contrario a la lógica.
Los manifestantes violentos en Venezuela salieron a las calles a destruir y disparar, cuando aún no había presos políticos, porque su interés –así lo han proclamado— era, es y seguirá siendo derrocar al gobierno. Con razón o sin ella, esta es la motivación central de las manifestaciones. Y en cuanto al “saldo de 18 muertos”, para la AFP no tiene paternidad, aunque sabe que son causados por las acciones de ambos lados, y más por el lado opositor.
Señalar las consecuencias de la violencia sin especificar que tienen causas conjuntas en las manifestaciones y las represiones, además de ilógico es mal intencionado, porque sería como admitir que la ola destructiva no existe de parte de los manifestantes violentos, tal como si tiraran rosas en vez de bombas.
Esta forma de funcionar de las transnacionales de noticias, es solo un aspecto de los problemas de la información actual. También les causan daños a la psiquis de sus fieles y creyentes receptores. Los hacen actuar como miembros de una especie de religión de la intolerancia contra las ideas opuestas a las que pregonan las iglesias de la información. Los críticos de sus formas torcidas de informar, son atacados por esos fieles creyentes en sus comentarios –si pudieran hacerlo de otro modo, lo harían— no con argumentos razonados en contra de sus puntos de vista, sino con descalificaciones personales. Incluso, quisieran que les cerraran el espacio en los medios de comunicación.
De ese modo, resalta la paradoja de que la abundancia de información y su inmediatez, no solo pone al día a los consumidores de noticias por los medios audiovisuales, sino que también les masifica sus criterios y los vuelve acríticos. El receptor acrítico de noticias, mira y oye, oye y mira hasta perder su capacidad de pensar y de analizar sobre lo que mira y oye, aunque las noticias carezcan de una mínima dosis de lógica. El contenido de las noticias se les vuelve algo sacro a esos receptores, y luego reaccionan con fanatismo en contra del pensamiento que le contradice su verdad.
Todos alardeamos de que la información se ha democratizado a causa de la amplitud y masividad que ha adquirido la participación de la gente en la elaboración, captación y difusión de las noticias. Pero, hasta aquí llega el lado bueno del Dr. Jekyll en la información, y comienza la maldad de Mr. Hyde: la democratización de los medios en la transmisión r y recepción de las noticias, forma al mismo tiempo una dictadura sobre las conciencias de amplios sectores, propiciando el pensamiento automático y el analfabetismo político.
Reflejo de ello, la podemos ver en los comentarios sobre las situaciones críticas de diferentes áreas del mundo –con mayor intensidad sobre Venezuela— en donde se destacan las diversas formas y modelos de reaccionar de sus autores, generalmente de acuerdo a los interesados en la promoción y agitación de conflictos políticos y militares en todo el mundo.
En medio del tráfico de la información, las mentes abiertas y conscientes, deberán apoyar al “Dr. Jekyll” en pro de una información veraz y democrática, para desactivar la prédica de la intolerancia de los seguidores de “Mr. Hyde”.
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Paráfrasis
Daniel Ortega Saavedra, copió a Saavedra Miguel de Cervantes: “Los muertos que vos matasteis gozan de buena salud”… ¡mientras él goza con su mala comunicación!
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