Onofre Guevara López
“Preferiría ser asesino que tímido,
porque la timidez es un suicidio,
y es menos pecado matar a un prójimo
que matarse uno mismo.”
Manolo Cuadra
Aparte de su afición por el cigarrillo y el alcohol, idóneos para suicidarse, no se sabe que el poeta Manolo Cuadra hubiese intentado quitarse la vida alguna vez. Pese a su timidez, fue un hombre vital en todo sentido, y el mejor sentido que pudo darle a su vida –de solo 47 años—, fue entregarse a la lucha por la justicia social, y utilizar su pluma en defensa de la libertad del pueblo nicaragüense.
“Gusto de vivir entre los afligidos tanto por temperamento cuanto por convicción. Soy socialista como Cristo y generoso como Lenin”, confesó en su presentación del libro “El Gruñido de un Bárbaro. Visión y confesiones”, editado por el poeta Julio Valle-Castillo (1994). Manolo no fue comunista, como lo acusaba el somocismo, y lo confesó en el mismo libro, sino un creyente católico adelantado a la teología de la liberación, que no alcanzó a conocer, pues murió el 14 de noviembre de 1957, hace 56 años.
Sin tomar en cuenta que su fe religiosa no podía ser obstáculo para ser comunista, Manolo Cuadra tuvo otros motivos para no serlo, pese a que entre los años 1935-1938 fue militante activo del primer partido de izquierda, el Partido Trabajador Nicaragüense y, más tarde, hasta su muerte, amigo político del Partido Socialista Nicaragüense.
Quizás por su timidez, y falta de oratoria, no fue un anti somocista agitador, sino un incorruptible y valiente crítico en columnas y artículos periodísticos. Pese a ello, durante las agitadas 24 horas de la huelga de los choferes de Managua en contra del alza de la gasolina (junio de 1936), Manolo fue elegido presidente del comité de huelga. Pocos días después, ocurrió el golpe de Estado contra el presidente Sacasa, acción para lo cual Somoza quiso utilizar la huelga de los choferes, pero no pude hacerlo por la intervención de los activistas del Partido Trabajador, entre los cuales estaba Manolo Cuadra.
Manolo fue miembro de la vanguardia literaria los último años 20 y principios de los 30; en 1932, fue guardia raso, operador de radio, número 4395; de esa experiencia nació su libro “Contra Sandino en la montaña”; en 1937 estuvo confinado en Little Corn Island (donde escribió el libro “Itinerario de Little Corn Island”) y en la isla de Ometepe (1947). Varias veces preso y expulsado hacia Costa Rica. En 1928, Manolo percibió la grandeza de Sandino y la mezquindad del periodismo de la época, cuando comentó: “Es una lástima leer la prensa nacional (que) está llena de epítetos para el último altivo redentor de una legión de esclavos”.
La introducción de Valle-Castillo, titulada “Hacia el bárbaro sagrado: Manolo Cuadra”, es un ensayo sobre la vida y obra basado en cartas familiares del más destacado de la familia de intelectuales Cuadra Vega. Julio divide su ensayo en tres partes: “I) Algunas consideraciones; II) Ensayos/visiones: III) Cartas/confesiones”. Dentro de la segunda parte, introduce veintiuna consideraciones, y al final de la número 4, el poeta Valle-Castillo, comenta el artículo de Cuadra “El paraíso de nuestras izquierdas” (febrero de 1939):
“Breve y periodístico (…) registra un hecho entonces actual: la lucha de la izquierda desde adentro del gobierno, desde las estructuras burocráticas, pero que por denunciante y crítico de la demagogia y del populismo de su propio partido, el Partido Trabajador Nicaragüense, trasciende lo efímero del periodismo.”
Al respecto, quiero recordar algo. El PTN se auto disolvió en agosto de 1938, indicativo de que, para febrero 1939, solo quedaban dispersos sus ex militantes. Y a quienes Manolo identifica como “nuestras izquierdas”, son los miembros de la tendencia somocista, una de las dos en que se dividió el PTN. Entre los que pasaron a trabajar al diario Novedades de Somoza estaban: Emilio Quintana, Alejandro H. del Palacio y Alex Caldera Escobar. El resto de ex petenistas adictos al somocismo se integraron a ministerios como empleados menores y a los sindicatos oficialistas.
Una muestra de la generosidad de Manolo, es que a pesar de haber pertenecido a la tendencia opuesta a la de Emilio Quintana dentro del PTN y aún después de que este pasara al somocismo, no perdieron su amistad. Juntos estuvieron en las bananeras de Costa Rica (1940), y Manolo escribió en el prólogo de “Bananos”, obra de Quintana, lo que pudo haber dicho de sí mismo: “Lo que (Quintana) vio con sus propios ojos, lo que tocó con sus propias manos, el camino recorrido por sus propias plantillas andariegas, queda en este libro, no escrito, sino grabado al fuego y esmaltado con el escarlata de la sangre vertida por los camaradas que murieron en la selva, derribados por los mismos árboles que pretendieron volcar.”
En la consideración 20, el poeta Valle-Castillo anota que “Manolo Cuadra desde 1935 fue militante del PTN, tuvo vínculos con el Partido Comunista tico, alguna simpatía por el trotkismo mexicano, se interesó por la experiencia china y hasta se incorporó en 1952 al Partido Socialista de Nicaragua.” Recuerdo haberle escuchado decir a Manolo, a finales de los años 40, respondiendo a la invitación de Manuel Pérez Estrada para que ingresara al PSN, que su amistad con ese partido la mantenía…“pero no estoy preparado para ser su militante” (sic).
La mención de Julio sobre su interés por China, y de 1952, como el año del supuesto ingreso de Manolo al PSN, pudo haber sido estimulada por lo siguiente: en ese año se efectuó en Pekín una conferencia mundial por la paz, y el PSN incluyó a Manolo entre su delegación junto a Francisco Bravo Lacayo (uno de los fundadores de END) y el profesor-poeta Pedro Conrado Flores. Manolo no asistió a la conferencia de Pekín, y expone sus razones en carta a su hermano Luciano (11de octubre de 1952, página 295 de “El gruñido de un Bárbaro” que Julio tituló: “Hacia la URSS vía Holanda y Suiza”).
Sobre su viaje frustrado a Pekín, Manolo dice que fue por causa de la equivocación de un empleado de KLM, quien lo mandó de Suiza a Holanda. Manolo no menciona a la URSS como vía de tránsito ni a China como destino del viaje. En el PSN circuló la versión de que se había enfermado en Suiza, por lo cual regresó a Costa Rica. También hubo una tercera versión: que Manolo simplemente no quiso hacer el viaje a China. Algo ya imposible de aclarar.
De Manolo se dice que fue un poeta “marginal”, y lo es en cuanto a que fue el más revolucionario entre los poetas nicaragüenses.
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