La idiocia “twittera”

Onofre Guevara López

Tan natural es padecer de un acceso de tos como del complejo Alzheimer, ser sensible a cualquier sustancia para sufrir una alergia como padecer de idiocia. Todo sufrimiento orgánico o psíquico del ser humano es tratable médicamente, pero el padecimiento de idiocia de origen artificial, digamos el idiota que lo es por una causa técnica, no la sanan los médicos.

¿Cuál es la característica del idiota artificial? Tener fe ciega en los cuentos, desde los cuentos de camino hasta los cuentos bíblicos de las sectas religiosas y, en esta época mediática, creer al pie de la letra toda información. Quien sufre esta idiocia post moderna, tiene como un dogma todo lo que se le presenta frente a sus ojos o llega hasta sus oídos, porque ha renunciado a su análisis, le basta creerlo como un asunto de fe.

El paciente de idiocia reacciona airado cuando se habla del ejército mediático en funciones actuales en contra del proceso de Venezuela, debido a que omite o ignora las cuestiones de fondo –como el objetivo del petróleo— y se satisface con los asuntos de formas –cosas de los personajes políticos de la oposición y del gobierno—, atribuyéndoles a estos últimos todo lo que desde el exterior se fabrica de ellos para justificar las agresiones. A los opositores, los reciben prefabricados como héroes (si cualquier muñeco digital cinematográfico es un “héroe”, ¿por qué no los de carnes, huesos y cerebros programados?).

Como de esos “héroes” les hace falta en Cuba, la Usaid, una de las agencias gringas desestabilizadoras, está aplicando desde hace dos años el método de fabricar pacientes de idiocia “twittera” como posibles combatientes de su “revolución”. Algo que confiesan haber ensayado en Moldavia, Filipinas y “otros países” –pero aún no confesar que también en Venezuela—, con gobiernos indeseados por las transnacionales del petróleo y de otras riquezas naturales antes adquiridas a través de concesiones leoninas otorgadas por políticos apátridas.

Los fabricantes de idiotas artificiales en serie, la base social de sus conspiraciones, reconocen que no les está resultando en Cuba. ¿Lo hubieran revelado si tuvieran perspectivas de éxito? Quién sabe. En la mente de los creadores de “revoluciones virtuales”, sustitutas de las intervenciones armadas clásicas, no cabe imaginar la función que en las verdaderas revoluciones desempeñan la conciencia, la cultura, el sentimiento patrio, el conocimiento de la historia, la ética y la educación de las personas. Por la costumbre de irrespetar a los pueblos, los fabricantes de “rebeldías” ven y tratan a la gente como simple objeto que pueden manejar digitalmente a su antojo.

Tienen, además, el signo de dólar en los ojos y una caja fuerte por alma. Utilizan sus millones confiando en su efectividad de conquistar voluntades al margen de la conciencia. Un mercenario no podría ver en otra persona si no, una copia digital de su propia codicia. El nicaragüense que produjo por encargo –una acción mercenaria— la red social con plata de la Usaid, pretendió producir en Cuba una “rebelión” juvenil. Ante su fracaso, ya debe estar pensando en qué falló su técnica, en por qué durante tantos años no hubo las reacciones que esperaba. Sería mejor que antes revisara la falla histórica-ideológica en su propia persona.

Es que la gente automatizada parece no sospechar de los 200 años de la resistencia cubana ante la pretensión colonialista gringa de apoderarse de la isla, con el argumento de que es una extensión territorial de su país; no saber de las agresiones armadas, los bloques económicos y las campañas calumniosas –mucho más dañinas que un “twitter cubano”—, habidas en tanto tiempo, sin lograr el éxito deseado. También parece ignorar que la resistencia cubana frente al imperialismo no ha sido local ni pasiva, sino activa y solidaria con naciones africanas en su lucha contra el colonialismo –aliado gringo— en Angola, Mozambique, Namibia y la Sudáfrica que después de la ayuda cubana pudo transformar Mandela.

Menos parece sospechar, que en esos pueblos los soldados que contribuyeron a derrotar a los ejércitos del colonialismo, y los médicos y los educadores en casi todo el tercer mundo derrotan enfermedades y la ignorancia –herencias de los colonialistas—, son los abuelos, padres, hermanos, parientes y compatriotas de la juventud cubana que con “twitters” pretenden corromper y volverla en contra de sus heredades vitales. Padeciendo de idiocia, es imposible descubrir las raíces de las cosas, y solo se puede ver lo superficial.

Lo construido mal que bien, lentamente pero sin pausa por el pueblo cubano, no ha sido con medios electrónicos ni artificios digitales, sino con la voluntad de hombres y mujeres conscientes, en cuyos ejemples se mira, se estimula y educa cada nueva generación. La juventud cubana actual, la cual ética y culturalmente está por encima de toda actividad mercenaria movida con los millones de la Usaid, no puede tener como inspiración los intereses de las colmilludas transnacionales estadounidenses. Eso, tampoco puede detectarlo ningún empleado de la Usaid.

La primaveras cubana nació en 1959, y sus gestiones rectificadoras actuales, son para seguir derrotando los problemas que las agresiones externas les han creado e impedido resolverlos a la vez, con sus agresiones. La realidad cubana no es ideal ni digital, sino esencialmente humana; puede ser distorsionada noticiosamente, pero no cambiada al gusto y por encargo, así en Cuba como en todas partes existan idiotas artificiales persignándose ante las catedrales “twitteras”.

La mayoría de su juventud, sigue siendo vital en el relevo generacional de la revolución, que no fue “made in Usaid” ni esta puede deshacerla con su idiocia “twittera”. Lástima de técnica en manos de vándalos.

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Paráfrasis



Las funciones del Ejército Nacional y de la Policía Nacional están siendo reprogramadas por mero interés particular…