Onofre Guevara López
Que “El prejuicio está más lejos de la verdad que la ignorancia”, es un proverbio que le escuché recientemente a un ciudadano chino, aunque no sé si proviene desde cuando China solo exportaba coolis. Pero, de cuando sea, es un sabio proverbio. Y sobre todo, siempre actual.
El prejuicio es también un componente del pensamiento capitalista que rechaza con odio toda idea de sociedad que no sea la suya ni ve el desarrollo económico con fines de justicia social, pues su concepto de justicia es la caridad cristiana (limosna dada a los necesitados que produce el mismo sistema). La ignorancia se aleja de la verdad cuando, a falta de conocimiento sobre las causas de los fenómenos sociales, el ignorante adopta los prejuicios como sinónimos de conocimiento.
El prejuicio es útil a los opresores, y estimula la ignorancia de los oprimidos. Pero, igual, el odio y sus actos irracionales tiene entre sus estimulantes los prejuicios y la ignorancia, que son universales. Desde la cúpula terrorista de Israel que masacra a una población indefensa, hasta los terroristas que cometieron el acto criminal –unánime y justamente repudiado— contra ciudadanos indefensos el 19 de julio, son animados por el odio que se alimenta de prejuicios políticos y la ignorancia de los valores humanos.
Prejuicios e ignorancia se complementan a la perfección y se proyectan a través de las transnacionales de la comunicación sobre lo que ocurre en todo el mundo. El proceso desinformador que sufren sus destinatarios, comienza ignorando la clase de intereses que esos medos representan, sigue con la creencia ciega en todo lo que informan y termina confiando ciegamente en su versión de los conflictos mundiales.
Hay dos ejemplos actuales: el caso palestino, que lleva muchos años chorreando sangre, y el de Venezuela, en donde están fracasando en su interés de cambiar el sistema político con manifestaciones callejeras destructivas. El último genocidio que Israel practica contra del pueblo palestino, lo presentan como el resultado de “la guerra entre ambos Estados”, siendo solo una agresión criminal contra la población civil de un país sin ejército, de parte de un ejército armado por los Estados Unidos con la mejor tecnología bélica. Las armas palestinas solo las hace funcionar Hamás.
En las noticias de las transnacionales, las víctimas de los bombardeos aéreos solo forman parte de las cifras de las muertes –que ya superan el millar—, y la causa es “el derecho a la defensa de Israel ante la agresión de Hamás”. Entre tanto, sus cámaras hacen alarde de eficiencia cuando se trata de los daños materiales en las comunidades judías fronterizas de la franja de Gaza –tierras robadas a los palestinos—, causados por los misiles de Hamás, cuando estos llegan a caer, pues el 90% es destruido en el aire por los anti misiles israelíes.
Casi todos los muertos causados por los misiles de Hamás son militares en una proporción de un israelí muerto por cada veinte y cinco civiles muertos en la franja de Gaza. La diferencia es grande y en nada se parece al resultado de una guerra, porque no lo es, sino una agresión militar.
La criminalidad sionista ofende a la mayoría de la humanidad, pero no reacciona en consecuencia. A través del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, ha tomado otra condena al genocidio sionista y un llamado a cesar sus bombardeos. Esta resolución tenga efectividad es dudoso, pues Israel ha burlado otras con el apoyo norteamericano.
Una consecuencia inesperada del genocidio sionista arribó a los predios de las transnacionales de noticias. La técnica y los recursos de que disponen las transnacionales para mentirle a medio mundo y su parcialidad con el sionismo, rompió el nivel de tolerancia y despertó la sensibilidad de una de sus periodistas. Por la obligación a que están sometidos los periodistas de omitir o disminuir en sus despachos la criminalidad sionista, pero la corresponsal de una de las agencias transnacionales sobrepuso su humanismo, y el miércoles de la semana anterior, según lo anunció un canal de televisión europeo, ella divulgó en un twitter la verdad sobre los crímenes sionistas. Fue despedida por “violar” la política informativa de la trasnacional. No apunté el nombre de la periodista despedida, confiado en que lo leería después en cualquier medio de comunicación local, pero, por supuesto, ninguna transnacional informó nada al respecto.
Por mucha capacidad técnica de que disponen, las transnacionales no pueden sostener todas sus mentiras todo el tiempo. Pero no dejan de mentir, solo cambian el enfoque. En Venezuela, donde la sangre no llegó al río en los caudales como sus enemigos deseaban, fracasaron. A sus corresponsales casi les sale una hernia de tanto soplar las imágenes de los activistas incendiarios de la derecha –cuya actividad ya está reducida a casi cero—, y fueron ordenados a variar el enfoque: ahora se ocupan más de las declaraciones de los personajes de la conspiración y de omitir sus operaciones desde el exterior.
Para quien la conspiración dio resultados opuestos y quedó colgado de los barrotes se llama Leopoldo López. Pese a su denuncia de “las terribles cárceles del régimen”, se entregó solito y por su propio gusto, creyendo que los guarimberos muy pronto lograrían “la salida” de Maduro de la presidencia, y él saldría victorioso de la cárcel. Ya no puede borrar las pruebas de su conspiración, las cuales se encargó de acumular para ganar puntos como líder de la oposición, por sobre Capriles y otros líderes conspiradores.
Las transnacionales lograron engañar en el exterior a mucha gente, y aún ocultan que las víctimas de sus violentos amigos eran chavistas, y causadas por los terroristas promocionados como “estudiantes”. Por lo visto, no pudieron engañar a la mayoría de los venezolanos. Gaza y Caracas son dos casos en lugares distantes, provocados por los mismos intereses y donde las transnacionales de las noticias hacen el mismo papel.
Con la promoción de los prejuicios que hace el ejército noticioso transnacional se aleja de la verdad, y nutre la ignorancia de sus confiados lectores y televidentes.
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Paráfrasis
Los líderes sionistas del “pueblo elegido de Dios”, son más idóneos para guiar a los hijos del diablo, si este existiera y tuviera hijos…
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