
La Lucha, Por Nuestro Derecho a la igualdad de oportunidades, por que pare el Maltrato y el Feminicidio, por la Restitución del Aborto Terapeutico, es de las Mujeres, sino los defendemos Nosotras NADIE LO HARÁ.
Elimolina.
Familia, amigos, compañeros:
Unas cuantas semanas han pasado desde la última vez que les conté lo que ocurría en Haití, su preocupación permanente merece el esfuerzo de alargar esta noche y escribir, trataré de ser lo más gráfico posible.
Las condiciones higiénicos sanitarias de la población, el bajo nivel cultural, el escaso acceso a fuentes de agua segura, así como la inadecuada disposición de residuales líquidos generan condiciones para que la enfermedad produzca gran número de casos y además con el paso del tiempo se convierta en endémica, o sea año tras año reporte un número determinado de casos. Las dificultades con la accesibilidad a los servicios de salud generan que las personas no lleguen a consulta incrementando sobremanera el número de fallecidos por esta situación.
El Ministerio de Salud Pública de Haití reporta 69 776 casos de cólera con 1603 fallecidos para una letalidad de 2,3%. En tanto que la Brigada Médica Cubana (BMC) en Haití ha visto 25 521 pacientes de cólera en los 36 puntos dispersos por la geografía de Haití, con 235 fallecidos y una tasa de letalidad de 0,99%. Forman parte de este magnánimo esfuerzo 436 colaboradores que accionan directamente en la atención a los pacientes con cólera, incluyendo 75 egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM).
¿Qué traducen los datos de la BMC? El primer significado es que de cada 100 pacientes que atiende la BMC fallece menos de uno, cifra que se considera adecuada en el plano internacional en el manejo de cualquier epidemia de cólera. Seguramente se preguntarán en qué radica la diferencia respecto a las cifras reportadas por el MSPP, no se apuren. La letalidad es el parámetro fundamental mediante el cual se mide el resultado de las acciones de salud en momentos en que la epidemia ha logrado expandirse, ya no es preciso dirigir las fuerzas a enfrentar la enfermedad, sino que es momento de salvar la mayor cantidad de vidas posibles.
¿Cómo se hace?, se preguntarán. Existen dos medidas fundamentales: educación sanitaria y atención médica temprana. Ambas cosas constituyen ejes principal en el trabajo de la BMC, prueba de ellos son los más de 150 90 personas participantes en las diversas dinámicas realizadas en coordinación con líderes comunitarios y religiosos. La educación sanitaria enfatiza en la importancia de acudir a puestos de salud ante los primeros síntomas de enfermedad.
Para la atención médica de alta calidad la BMC utilizó una fórmula infalible: capacitar a todo su personal, pues aquellos que pertenecían a unidades ubicadas en sitios donde no se reportaba la transmisión del cólera eran trasladados a zonas de alta propagación, de ese modo refuerzan el trabajo en las diferentes posiciones y se capacitan en el manejo de los casos.
¿Por qué la diferencia?, se preguntarán entonces. En primer lugar la permanencia ininterrumpida durante más de 12 años, lo cual genera en la población una empatía y confianza que no existe con otras formas de cooperación. Otro factor es la presencia en los 10 departamentos, incluyendo comunas recónditas del interior del país, así como asentamientos de desplazados en Puerto Príncipe.
El humanismo, la preocupación genuina por el bienestar humano genera la tal conciencia que permite el resultado. Sumado a ello, la experiencia de prácticamente 50 años de acción internacionalista.
Existe en esta experiencia un nuevo elemento: jóvenes nacidos con esa concepción solidaria de Cuba, procedentes de sitios pobres del continente y el mundo, se han hecho médicos y con ello humanistas, solidarios, verdaderos guardianes de la salud y la vida.
Ser joven tiene eso de sentir la convicción de que uno vive momentos determinantes para la historia de la humanidad. Al mismo tiempo la vorágine del día a día no permite interiorizar la importancia de la acción: materializar el sueño de que jóvenes humildes de América Latina sean capaces de brindar asistencia médica a quienes la necesiten en cualquier sitio del mundo.
Haití es resultado de políticas imperialistas impuestas hace más de un siglo, castigo ejemplarizante para el primer rebelde del continente.
Peligra el mundo bajo la égida de ese imperialismo que en su fase final arremete con furia contra la vida humana, atenta contra el medio ambiente, todos los equilibrios se rompen, impera la sinrazón, desesperados en su afán de supervivencia engendran desde su esencia la destrucción de la especie.
Todo joven es por añadidura antiimperialista, quien ama la libertad, quien sueña con la paz del mundo aborrece el desquiciado engranaje que conlleva la muerte de lo pequeño y diverso en manos de gigantes alimentados, a su vez, de cada diminuto fragmento de humanidad.
En cada joven renace el sentir “nuestroamericano”, en nuestras manos está el futuro, en nuestra acción consecuente el bienestar colectivo, en la lucha imperecedera encontraremos resultados. Solo la unidad nos permitirá vencer.
Cada escenario es importante, desde Haití como miembros de esta Brigada Médica y en cualquier recóndito lugar la lucha es una sola, una nueva visión del mundo y la vida impera en nuestro continente.
Esta experiencia nos hace portadores de ejemplo, propagadores de amor, sanadores de almas desoladas, amantes fieles de la naturaleza, seguidores de la dignidad humana, respetuosos de la bondad sincera, estudiosos de todas las esencias, meticulosos investigadores del comportamiento humano.
Con Haití, con Latinoamérica, con los pueblos del tercer mundo, con Cuba solidaria y el ALBA: VENCEREMOS.
Un abrazo,
Emiliano
(Emiliano Mariscal es médico argentino graduado en Cuba, perteneciente a la Brigada Médica Cubana Henry Reeve, en Haití)
Ayer expliqué que en Haití habían fallecido 1 523 personas como consecuencia del cólera y a su vez las medidas adoptadas por el Partido y el Gobierno de Cuba.
No pensaba escribir hoy una palabra sobre el problema. Desisto sin embargo de esa idea, para elaborar una breve Reflexión sobre el tema.
La Doctora Lea Guido, representante de la OPS-OMS en Cuba, -en este momento representante de ambas organizaciones en los dos países y persona de gran experiencia-, declaró en la tarde de hoy que en las condiciones actuales de Haití se esperaba que la epidemia afectara a 400 mil personas.
Por otro lado, el Viceministro de Salud de Cuba y Jefe de la Misión Médica Cubana, el embajador de nuestro país en Haití y otros compañeros de la Misión, han estado reunidos todo el día con el presidente René Preval, la Doctora Lea Guido, el Ministro de Salud haitiano y otros funcionarios de Cuba y Haití, elaborando las medidas que se aplicarán con urgencia.
La misión médica cubana atiende 37 centros que enfrentan la epidemia, donde han atendido hasta hoy 26 040 personas afectadas por el cólera, a los que se adicionarán de inmediato, con la Brigada “Henry Reeve”, 12 centros más (para un total de 49) con 1 100 nuevas camas, en casas de campaña diseñadas y elaboradas para esos fines en Noruega y otros países, ya adquiridas con los fondos para enfrentar el terremoto, entregados a Cuba por Venezuela para la reconstrucción del sistema de salud en Haití.
Al anochecer de hoy llegó una noticia alentadora del Doctor Somarriba: durante los últimos 7 días no se ha producido un solo fallecimiento por cólera en los centros atendidos por la misión médica cubana. Tal índice sería imposible mantenerlo, ya que otros factores pueden incidir en ese resultado, pero ofrece una idea muy reconfortante sobre la experiencia adquirida, los métodos adecuados y el grado de consagración alcanzados.
Nos complace igualmente que el presidente René Preval, cuyo mandato finaliza el próximo 16 de enero, haya tomado la decisión de convertir la lucha contra la epidemia en la actividad más importante de su vida, la cual legará al pueblo de Haití y al Gobierno que lo suceda.
Fidel Castro Ruz
Noviembre 27 de 2010
9 y 56 p.m.
* Las buenas instituciones no solo favorecen la inversión y el crecimiento, sino también la democracia, el bienestar y la seguridad ciudadana.
Carlos G. Muñiz B *
Luego de caer más del 50 por ciento en la década de los 1980‘s, nuestro ingreso por habitante ha crecido a una tasa promedio anual del 2.2 por ciento desde 1994. Sin embargo este crecimiento ha sido insuficiente. Nuestro ingreso por habitante es inferior al de 1977 y apenas 30 por ciento del promedio del resto de Centroamérica; el 45 por ciento de los nicaragüenses viven en condiciones de pobreza y el 10 por ciento en pobreza extrema.
Por lo tanto los nicaragüenses, y nuestros gobernantes en particular, debemos darle mayor prioridad a ejecutar políticas que:
1) aumenten la inversión privada y la productividad a fin de acelerar el crecimiento y reducir la pobreza;
2) hagan que el crecimiento sea compartido más rápidamente por los pobres; y
3) consoliden la estabilidad macroeconómica que es otro requisito para reducir la pobreza.
Para ser exitosas, estas políticas deben ejecutarse integralmente. Desde los 1990s, los gobiernos han incorporado algunos de sus elementos en sus programas, pero su ejecución ha sido insuficiente, limitada por la coyuntura política, y a veces inconsequente. Por ejemplo, durante la administración actual se ha deteriorado aún más la institucionalidad del país lo que va en contra de la reducción de la pobreza.
También deben tener continuidad, lo que requiere un Consenso que trascienda, en lo fundamental, los cambios de gobierno. Si los nicaragüenses nos unimos para defender cívicamente nuestra soberanía territorial, también debemos hacerlo para reducir la pobreza. El éxito de Chile muestra la importancia de la continuidad de políticas acertadas.
Nuestro bajo crecimiento se debe principalmente a que nuestra competitividad/ productividad es muy baja. La productividad, o sea la eficiencia en el uso de los recursos de un país, es el factor clave de su desarrollo ya que determina tanto el nivel de la inversión como su rendimiento, y por ende su crecimiento, como los salarios reales.
El Foro Económico Mundial reporta que el 80 por ciento de los 139 países analizados, incluyendo el resto de Centroamérica, son más competitivos que nosotros. Las causas de nuestra baja productividad son varias pero, en nuestra etapa de desarrollo, las más importantes son nuestras deficiencias institucionales y de infraestructura, y la baja calidad de la educación, particularmente la primaria. En segundo lugar están limitaciones en la competencia, la migración de personal calificado, la falta de financiamiento de largo plazo, y la baja absorción de tecnología.
Para crecer, necesitamos, por lo tanto, resolver estos problemas, y, particularmente, los más cruciales. Los nicaragüenses estamos conscientes de la importancia de mejorar nuestra infraestructura y la educación pero no suficientemente conscientes de la necesidad de acabar con nuestras deficiencias institucionales como la: corrupción, falta de balance entre los poderes del estado, falta de seguridad jurídica, politización de la justicia y el poder electoral, y falta de transparencia. Asimismo debemos mejorar la capacidad del estado para cumplir sus funciones y la calidad del gasto público. Estos esfuerzos deben ser liderados por las autoridades que el pueblo elija, pero requieren el respaldo de todos los nicaragüenses. Según el Fondo Monetario Internacional si alcanzáramos el nivel de institucionalidad de Chile elevaríamos nuestro crecimiento anual entre 2 y 4 porciento.
Aunque el crecimiento es el factor clave para reducir la pobreza, su impacto depende de la situación de cada país. En Nicaragua, el crecimiento ha tenido un impacto muy directo en la reducción de la pobreza extrema pero menor en la pobreza general. Según el Banco Mundial (BM), cada 1 por ciento de crecimiento por habitante baja la pobreza extrema 1.1 por ciento, pero la pobreza general solo ½ por ciento.
Debemos, por lo tanto, dotar más rápidamente a nuestros pobres con los activos que les permitan aprovechar mejor los beneficios del crecimiento. Aquí dejo que ellos hablen por sí mismos escuchando las “Voces de los Pobres” que reporta el BM en su informe sobre la pobreza en Nicaragua. No sorprende que nos digan que sus principales necesidades son: agua potable (14%); caminos y puentes (12%); oportunidades productivas—herramientas, insumos, crédito, ganado, mercados locales y centros de distribución (12%): centros de salud (10%); vivienda (8%); electricidad (5%); escuelas (6%) y centros vocacionales (5%).
Asimismo, debemos mejorar la asignación del gasto social. Según el BM, en el 2005 sólo el 45 por ciento del mismo beneficiaba a los pobres. Más aun, aunque este gasto mejoraba en general la distribución del ingreso, algunos gastos como los subsidios universitarios lo empeoraban. La asignación del gasto social no debe tener criterios partidistas.
Para reducir la pobreza también debemos consolidar la estabilidad macroeconómica. Los nicaragüenses padecimos hiperinflación durante los 1980s, pero desde entonces las políticas macroeconómicas se han fortalecido y hemos logrado reducir la inflación considerablemente.
Sin embargo, la inflación anual permanece relativamente alta (7-8 por ciento) por lo que debemos consolidar estas políticas para que continúe bajando. Para ello debemos: controlar el déficit fiscal; manejar eficientemente las empresas públicas; garantizar la solvencia del INSS; respaldar las políticas del BCN para mantener la estabilidad del córdoba; y respaldar las políticas de la SiBOIF para continuar mejorando la supervisión bancaria.
La ejecución integral y continua de estas políticas no solo traería beneficios económicos y sociales sino que también contribuiría a consolidar nuestra democracia. Las buenas instituciones no sólo favorecen la inversión y el crecimiento, sino también la democracia, y el bienestar y seguridad ciudadana. Asimismo, mayor educación y menor pobreza llevan a una democracia más representativa, lo que mejora la calidad de las políticas ya que hace que los políticos respondan mejor a las necesidades de los ciudadanos. En fin, se genera un círculo virtuoso entre crecimiento, reducción de la pobreza, y democracia.
* Director de Funides. Este escrito recoge las opiniones personales del autor
MEMORIAS DE LA LUCHA SANDINISTA-
10 de noviembre 2010
Quisimos recordar con algunas imágenes aquellas jornadas y especialmente, con sus voces y retratos, a 6 de nuestros entrevistados, que ya no están más con nosotros:
Armando Amador: Historiador, estudioso de Sandino, dirigente obrero y del PTN, escritor. Murió el 26 de enero de 2005
Heriberto Rodríguez: campesino, fundador del FSLN, correo en la guerrilla de Raudales, combatiente de la guerrilla de Julio Alonso Leclaire de 1959, en la guerrilla de Raití-Bocay en 1963, en los preparativos de Pancasán y luego, en la lucha insurreccional. Atormentado por las condiciones de absoluta pobreza en las que vivía, se suicida, el 15 de Agosto del 2003;
José Gregorio Olivas: campesino de Totogalpa que se vinculó a la Legión del Caribe y que trabajó muchos años en las bananeras de la United Fruit Company en Honduras, Guatemala, Panamá, Colombia y Costa Rica. En este último país se incorpora al intento anti-somocista que lidera el General nicaragüense Alfredo Noguera Gómez, en 1944. Muere el 3 de octubre del 2008;
Luís Gaitán (Esteban). Fue uno de los jefes intermedios del trabajo político organizativo del FSLN en Managua. Murió el 12 de Abril de 2009. Tenía 54 años.
… y dos entrañables amigos y hermanos, los comandantes guerrilleros:
William Ramírez, Aureliano, maestro, periodista, dirigente sandinista. Estuvo en la montaña y en la ciudad y fue miembro del Estado Mayor del Frente Interno. Muere el 10 de Marzo del 2003
Y, Julio Ramos Argüello, el Trece. General de Brigada, jefe de la Unidad de combate General Pedro Altamirano y miembro del Estado Mayor que dirigió la insurrección de Estelí y otros importantes poblados del Norte. Muere el 8 de noviembre del 2008, a los 53 años.
Más recientemente, también falleció Alfredo Sánchez Alegría, quien nos dio su testimonio sobre el ataque al Cuartel de Masaya en 1977.
Agradecemos la presencia de los familiares, hijos, nietos, viudas, hermanos, de estos entrañables compañeros y pedimos para ellos un gran aplauso.
Me han concedido 20 minutos para 20 años de historia. De tal suerte – mis estimados amigos - que si quieren hacerse una idea del contenido de esta obra - debo advertirles - que solo les quedará un camino: ¡compren la trilogía y léanla!
Cuando hace más de once años comencé – desde radio la Primerísima - este empeño de recuperación de la memoria histórica, nunca pensé que habría una noche como esta, con la privilegiada presencia de todos ustedes.
Les saludo a todos juntos, porque son tantos los amigos, las personalidades, los cariños aquí concentrados que mencionarlos a cada uno sería todo mi discursos. Agradezco la presencia de todos ustedes con profunda emoción.
Cuando inicie este esfuerzo, nunca pensé que me pasaría inicialmente casi tres años haciendo entrevistas. Tampoco imaginé que aquellos diálogos, con tantos compañeros y compañeras de lucha, muchos de ellos verdaderos héroes nicaragüenses, concluirían con esta trilogía que hoy presentamos
Tampoco sospeché que el imperativo moral de trasmitir y publicar únicamente la verdad histórica, me conducirían durante 10 años por los vericuetos de la historia, reconstruyendo y verificando hechos, fechas, eventos, combates, encuentros y desencuentros de revolucionarios y patriotas nicaragüenses
En este dilatado y apasionante proceso de trabajo me di tempranamente cuenta que yo no estaba interesada, ni quería escribir MI historia. “Entre todos” fue el nombre que escogí para mi programa de radio porque mi perspectiva y convicción acerca de esa etapa, es que. Todos y Todas fueron, y deben seguir siendo, el sujeto activo de la historia. Porque entre todos fue y entre todos será, cuando se trata de las grandes transformaciones de la Historia.
El programa de radio se convirtió en un ejercicio de reconstrucción en la que, el entrevistado, yo, y sobre todo la audiencia, participaba en vivo y en directo, con sus precisiones y vivencias, como testigos directos, en un esfuerzo colectivo de reconstrucción histórica.
Luego vino la fase más compleja y la más dilatada: ordenar, diseccionar, separar lo secundario de cada testimonio; investigar, verificar datos y hechos con nuevas entrevistas, a los mismos compañeros, o localizando a otros testigos directos o consultando fuentes escritas, periódicos, revistas y documentos de la época. Arduo trabajo de novel historiadora.
Muchas interrogantes me acicateaban: Solo menciono algunas:
¿Cuál fue la motivación que en definitiva condujo a Carlos Fonseca, prácticamente ciego y sin condiciones físicas, a tomar el rumbo a la montaña que le condujo a la muerte?
¿Cuáles fueron las causas profundas de la división del FSLN?
¿Que explica, después de años de terror y resignación, el incontrolable torrente insurreccional de las masas en la ofensiva final?
¿Cómo fue posible que aquellos muchachos y muchachas -extinguieran de una sola vez - como si se tratase de un cataclismo- las instituciones militares, políticas y económicas de la Dictadura?
Cómo fue posible que convicciones, ideales, valores y ética sandinista fueran más poderosos y letales, que las balas, la represión y el autoritarismo de la dictadura?
Quienes, en definitiva, fueron los principales actores de esa historia?
Fue aquello una revuelta ordinaria o una revolución verdadera?
Hoy, por fin, podemos presentar con gran satisfacción y bajo el prestigioso sello editorial del IHNCA el resultado de este arduo trabajo. Y como decía el profesor Edelberto Torres Rivas, a quien agradecemos su presencia, palabras, observaciones y críticas, esta es una historia comprometida con la búsqueda de una sociedad más justa. Y ya que en este momento no es posible resumirla, permítanme sí, el abuso de algunas breves reflexiones.
Hay quienes afirman que en Nicaragua no ocurrió ninguna Revolución. Otros aseveran que la Revolución fracasó, otros que sigue viva y que lo actualmente vivimos es una continuidad de aquella.
Soy parte de los que afirman que aquí se produjo una revolución, UNA REVOLUCION VERDADERA que tuvo sus efectos y su tiempo. Los cambios que entonces pudo propiciar determinan su esencia, su naturaleza. Sus alcances y límites.
A su vez, su vigencia y temporalidad, estuvo determinada, no solo por los factores externos, como la mal llamada guerra de “baja intensidad” y la derrota electoral de 1990. No menos relevante fue el factor interno, la metamorfosis del sujeto colectivo que la impulsaba y conducía, el FSLN. Fuerza revolucionaria -que en los tiempos de nuestro relato-, estremecía y convocaba, por su coraje, su ideario y la integridad de sus valores.
La lucha del pueblo sandinista contra la dictadura fue lucha revolucionaria, como revolucionario fue su resultado inmediato. No solo por el incuestionable y masivo involucramiento del pueblo, sino por el resultado directo que extinguió de una sola vez del escenario político, al dictador y toda su camarilla, comenzando por sus aparatos represivos y asesinos, la guardia y la OSN. Fue revolución porque el desmantelamiento de todo el aparato y la institucionalidad de la dictadura dio paso a una nueva institucionalidad, como la del ejército nacional, que aún sobrevive.
Fue revolución, porque Nicaragua, por primera vez tuvo una política exterior independiente, recuperando soberanía, y porque inició transformaciones importantes en la distribución de la propiedad y la tierra, reivindicó la igualdad de la mujer, el derecho a la vida, a la educación y la salud de todo el pueblo, así como reclamó la libertad de organización y de pensamiento, el pluralismo político, y la promoción de la solidaridad.
Cierto, al final de ese tramo la revolución fue derrotada. Y a decir verdad no en las urnas en 1990, sino cuando los objetivos y programática de su fuerza impulsora, fueron de facto desvirtuados. Fue un complejo proceso- que tenemos el deber y el desafío de desentrañar - que condujo a una escalofriante concentración del poder y que en lo político, tuvo su punto culminante, en la perversión de la política misma, ahora concebida como ordinario reparto, que fue lo que representó el pacto de 1999.
Proceso de Restauración que se desplegó y continúa desplegándose con fuerza, aparejado con la contrarreforma neoliberal, en esta nueva sociedad de mercado y del mercado y del favoritismo a los capitales financieros y transnacionales. Regresión acompañada además, de caudillismo, patrimonialismo, continuismo, fraude, estado confesional y la negación de facto de libertades conquistadas.
Pero ello y muchas cosas más, no pueden negar la calidad, la esencia, la naturaleza y el potencial de cambio revolucionario que se abrió en Julio de 1979. Así como el engendro del imperialismo napoleónico no puede negar la revolución francesa y su influencia decisiva en el desarrollo de las ideas de libertad, justicia y democracia.
Lo que actualmente vivimos tampoco niega la heroicidad y la grandeza de la lucha contra la dictadura, y sobre todo de sus luchadores, entrañables compañeros y compañeras, cuyos ejemplos, el vacío del presente, evoca y agiganta.
Nuestro empeño por impedir que se borre de la historia esta epopeya, tiene también un sentido de justicia. Hay quienes afirman desde las tarimas de la academia y la intelectualidad, que la sangre derramada por miles de jóvenes en la lucha contra la dictadura, fue un desperdicio, que no valió la pena. Que recordarlo es aferrarse al pasado, es necrofilia, es el culto a los muertos, a una especie de heroísmo mítico. Ignoran que la tiranía del olvido solo puede favorecer el autoritarismo del presente.
Esta obra tiene la pretensión de enfrentar resueltamente la manipulación de la historia. El abuso utilitario de los héroes y sus símbolos. Enfrentar con la verdad histórica a quienes solo persiguen el mezquino interés de favorecer proyectos de poder personal y endiosar a ídolos con pies de barro.
Eduardo Galeano en 1991 se interrogaba:. Nicaragua… que viene de una década de asombrosa grandeza, ¿podrá olvidar lo que aprendió en materia de dignidad, justicia y democracia? ¿Termina el sandinismo en algunos dirigentes que no han sabido estar a la altura de su propia gesta?,… Seguramente el sandinismo es bastante más que esos sandinistas que habían sido capaces de perder la vida en la guerra, y que ahora, en la paz, no han sido capaces de perder las cosas”.
Y más tarde pensando en toda nuestra América Latina, escribió: “guerrilleros y luchadores de ayer, que fueron capaces de arriesgar la vida y ahora tienen terror de perder un puesto”.
No se necesita la estéril inteligencia de realistas y pragmáticos, apologistas abiertos o encubiertos del sistema, para darnos cuenta en qué sociedad vivimos. Tiempos en que lo que tiene valor son las cosas, y no las personas. Tiempos en los que solo existe el individuo, y no la sociedad. Tiempo de pánico a perder los trabajos, las humillantes pensiones, a que nos corten la luz o nos agredan en las calles. Tiempos de de violencia y abusos contra las mujeres, violaciones a niños y niñas. Tiempos en que la pobreza real – no la estadística - se sigue expandiendo, mientras la riqueza se sigue concentrando en unas pocas manos que todo lo privatizan, tal como en el pasado que combatimos. Tiempos en que el espejismo de ver construidos nuevos centros comerciales, inaccesibles para el ciudadano promedio nicaragüense, nos hacen creer que ahora vivimos “en otro país”. En los que las privatizaciones arrebatan todo a su paso, nuestros mejores recursos y riquezas naturales son entregados bajo concesiones onerosas a grandes empresas extranjeras… Y son solo algunos ejemplos para no referirme a la perversión institucional y la prostitución de la política.
Ahora que hay tantos cambios por los que luchar, tantas resistencias que hacer, tantas causas nobles por las que combatir, es momento de desentrañar y desplegar las banderas, los valores e ideales de aquellos, que lo dieron todo por la justicia y la libertad.
Estoy convencida de que no existe posibilidad alguna de construir una nueva historia, sino somos capaces de desentrañar las influencias del pasado que condicionan los valores y contravalores, las motivaciones y desmotivaciones, las esperanzas y las frustraciones que constituyen hoy, parte de la conciencia de las fuerzas populares de nuestro país.
Amigos y amigos: viene una parte difícil: la hora de los agradecimientos… ¡tengo a tantos y tantas que agradecer!, y esta obra está en deuda con muchos.
En la trilogía menciono, con sus propios nombres, a más de un centenar de personas, pero quiero expresar esta noche mi agradecimiento especial al compañero de mi vida, Julio López Campos quien ha sido mi cómplice y aliado en las más osadas aventuras, y esta obra fue una de ellas.
A Margarita Vannini y al Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica; a la Fundación Rosa Luxemburgo y a los compañeros de la Fundación Popol Na y, también de manera especial, a mi hija Mónica Augusta quien se encargó, en agotadoras jornadas de trabajo, de la Edición General de toda la obra.
Por supuesto, agradecer la confianza de todos mis entrevistados, verdaderos coautores de esta trilogía. Una parte importante de ellos, algunos venidos desde lejos, nos acompañan esta noche: están aquí, ¡hombres y mujeres, verdaderos héroes y heroínas de esta historia…!
Victor Tirado López, Bayardo Altamirano, ambos fundadores del FSLN, Henry Ruiz, Luis Carrión, comandantes guerrilleros, Dora Maria Tellez, René Vivas, Hugo Torres; Mauricio Valenzuela, Elías Noguera, Javier Pichardo. Extraordinarias mujeres como Rosi López Huelva, amigas de la cárcel como Rosa Argentina Ortiz, Margine Gutierrez. Jefes intermedios en las insurrecciones como Guillermo Sanchez, Mario Lopez, Sergio Lira Muchachos y muchachas combatientes como Danelia Lanzas, Rolando Lopez, Jose Ángel Vindell, Cesar Sediles, Armando Acuña, Dirigentes obreros e intelectuales como Onofre Guevara, dirigentes estudiantiles de finales de los setenta como Irving Dávila, dirigentes magisteriales como Alejandrino Perera, Periodistas de catacumbas como Carlos Garcia, el gran cronista deportivo Edgard Tijerino, el Grupo Pancasan: Marlene Alvarez, Francisco Cedeño, Martín Fonseca.
Una de nuestras glorias nacionales, el cantor Luis Enrique Mejia Godoy, la poetisa Vida Luz Meneses, grandes luchadoras desde distintas tareas como la Dra. Vilma Núñez, Marlen Chow, Dorotea Wilson. Eva Sacasa, Edmundo “Mundo” Icaza, periodista fundador de radio Venceremos y una heroica mujer hondureña y centroamericanista: Quxabel Cardenas, vino desde Costa Rica a esta presentación. También están Pedro Rivas Guatemala, Elías Lopez Mercado, combatiente monimboseño, Modesto Rojas, piloto que abasteció a los frentes de combate, Victor Manuel Urbina, uno de los últimos chanes de Carlos Fonseca y José Francisco Mendieta, combatiente en la montaña cuyo testimonio sobre los valores fue un aporte importante para nuestra obra.
Para finalizar quiero decir que esta obra tiene para nosotros un declarado propósito subversivo: impedir que se borre, que se oculte el Archivo, es decir la memoria, de esta lucha heroica. Levantar obstáculos a las vanas pretensiones de desvirtuarla. Que nadie pueda apropiarse de la obra de todo un pueblo, para acomodarla a sus ambiciones particulares. En fin, para que resplandezca la verdad. Y sobre todo, contar, en especial a los muchachos y muchachas de hoy, lo que tuvimos que hacer los muchachos y muchachas de ayer. Decirles en las Memorias de la Lucha Sandinista encontraran enseñanzas y pistas para las apremiantes batallas que a las generaciones venideras les tocará librar, para darle continuidad a aquellos patrióticos propósitos – sin duda inconclusos- del contingente revolucionario que soñó Carlos Fonseca.