¿Quien no recuerda de su infancia a un maestro o a una maestra, que por encima de las asignaturas nos enseñaron humanidad? ¿Quién se percató cuántas veces en el año, esos maestros y maestras no podían atender a sus propios hijos, por convertirse en nuestros padres en escuelas, colegios e institutos? ¿Hemos pensado en los maestros y profesores de escuelas rurales, bajo la lluvia por caminos lodosos, con su paquetito de libros y cuadernos bajo el brazo, camino de la escuela para brindarnos con su humilde ropa empapada enseñanza; lo mejor del pan nuestro de cada día? ¿Y en los maestros urbanos, con tan miserables salarios como los rurales, utilizados a conveniencia de sucesivos gobiernos en las concentraciones partidarias? Nosotros en el CENTRO NICARAGÜENSE DE ESCRITORES hoy queremos recordar con devoción a los maestros y maestras que en ésta nuestra Nicaragua han sido y son, y decirles que sí, que sabemos que todo nuestro pueblo es consciente que gracias a ellos y con ellos, tenemos pendiente la primera asignatura: HUMANIDAD. Y que el que lo sepamos, es el mayor triunfo de nuestro glorioso y sacrificado magisterio nacional.
Luis Rocha Urtecho
Presidente
Centro Nicaragüense de Escritores.
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