El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

sábado, 8 de mayo de 2010

ACERCA DE LA DIGNIDAD NACIONAL

Ultimamente he estado viendo y escuchando por la televisión los llantos desaforados de una cantidad de ciudadanos que dicen sentirse ofendidos por el injerencismo del señor Embajador de los Estados Unidos en Nicaragua, Mr. Robert J Callahan, cuando este opina sobre nuestra política viciada, sobre nuestras instituciones estatales corruptas y sobre el fraude que se avecina de quedar el mismo CSE. La verdad, no creo que en realidad esos ciudadanos se sientan ofendidos y con su dignidad nacional pisoteada por las palabras del señor embajador, porque de ser cierto, no se en que planeta han estado viviendo.
Hablar de dignidad nacional pisoteada y de injerencismo gringo, lo ùnico que indica es un desconocimiento total de nuestro pasado històrico y comparar a Mr. Callahan con los verdaderos injerencistas, causa risa y estupor.
Si queremos hablar de injerencistas, hablemos de William Walker, que en 1855 desembarcó en el puerto de El Realejo a bordo de la fragata, VESTA, llamado por los liberales, Màximo Jerez y Francisco Castellòn, para que les ayudara a derrocar el gobierno constitucional de Fruto Chamorro, primer presidente de Nicaragua y pisoteò la dignidad nacional al proclamarse presidente vitalicio de Nicaragua y derramar la sangre de verdaderos patriotas, como Mateo Mayorga Cuadra, fusilado a la edad de 27 años por defender nuestra nacionalidad.
Hablemos de, Philander Chase Knox, Secretario de Estado del presidente, William Taft, que ordenò mediante su famosa nota el derrocamiento del presidente Josè Santos Zelaya, porque este habìa ordenado el fusilamiento de dos norteamericanos, Cannon y Groce, quienes fueron atrapados conspirando contra su gobierno y pisoteò la dignidad de los nicaragüenses al quitar al presidente Zelaya y poner a Adolfo Díaz.
Injerencista fue Mr. Henry Stimson, que como representante del gobierno de los Estados Unidos impuso la paz entre liberales y conservadores, sin haber obtenido ninguno de los bandos la ansiada victoria, con el pacto del Espino Negro en 1927, el cual obligaba a los generales de ambos ejèrcitos entregar sus armas y todos lo hicieron, menos uno, el General liberal, Augusto C. Sandino, que de èl si se puede decir que tenìa dignidad nacional, porque muriò luchando para no perderla.
Jamàs se puede comparar al embajador americano en funciones en la època de la lucha de Sandino, con este embajador actual, porque aquel, con su injerencismo, estaba ayudando a crear una dictadura que iba a durar màs de cuarenta años y este con su crítica autorizada está tratando de terminar con los dos caudillos que no permiten que en Nicaragua brille la democracia.
Y acaso ya se olvidaron de Mr. Pezzullo, responsable directo de la caída del poder de Anastasio Somoza DeBayle, cuando le comunicò personalmente que ya no habìa màs apoyo para èl y que si querìa que le concedieran asilo polìtico en los Estados Unidos, tenìa que abandonar el país inmediatamente, lo cual hizo en la madrugada del 17 de Julio de 1979, terminando con una dinastía que habìa empezado a gobernar Nicaragua en 1937. Ese injerencismo, fue aplaudido por la inmensa mayorìa de los nicaragüenses, incluidos los sandinistas, porque les acababan de entregar el poder en bandeja de plata mediante un acto de injerencismo puro.
Lo antes citado si es injerencismo, pero decir que los Estados Unidos no veràn con agrado al presidente que salga electo de unas elecciones amañadas y oscuras, o decir que el poder judicial en Nicaragua no responde a la justicia sino a los caprichos de dos partidos polìticos, jamàs puede ser injerencismo. Y decir que no tendrán buenas relaciones con un presidente que fue acusado y encarcelado por corrupción, como Arnoldo Alemán Lacayo, ni tampoco las tendrán con un presidente electo mediante una reelección prohibida por la Constitución, lejos de pisotear la dignidad nacional, es un apoyo positivo de parte de los Estados Unidos para que se imponga en nuestra patria la democracia.
Dejen pues de hacer el ridìculo acusando a Mr. Robert J Callahan de injerencista, dejen de seguir invocando patéticamente dignidades pisoteadas, cuando nos la han pisoteado desde el siglo ante pasado, pasando por la década de los ochenta del siglo pasado, cuando el que mandaba en Nicaragua era Fidel Castro y los soviéticos y los checos y todos los “asesores” que vinieron del bloque comunista de Europa Oriental, para terminar con Hugo Chávez actual patrón de esta hacienda que se llama Nicaragua en los comienzos del siglo XXI.
Lo que deberían hacer esas personas de piel tan sensible, es recordar que Nicaragua, desde la revoluciòn de 1893 que terminò con la ùnica democracia que registra nuestra historia y que llevó al poder al primer dictador liberal, Josè Santos Zelaya, hasta nuestros días, ha girado alrededor de la polìtica exterior de los Estados Unidos y que hemos dependido en gran medida de la ayuda econòmica, militar y tècnica que ese paìs “injerencista” nos ha brindado.
No es válido estirar la mano para aceptar el dinero que nosotros le pedimos en forma de prèstamos, o que ellos nos regalan en forma de donaciones, hacia un gobierno y al mismo tiempo lanzar esa misma mano contra ese mismo gobierno, para acusarlos de injerencistas y de atropelladores de nuestra dignidad nacional. Eso se llama hipocresía.


Jorge J. Cuadra V.
macondoc@cablenet.com.ni
Chinandega 7 de Mayo de 2010


Nota: Se permite la reproducción y se agradece la divulgación total o parcial de este artículo.

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