“Corridos” del MHCP siguen en sus puestos

La fiesta se celebró con fondos públicos, pero “disfrazada” como una celebración por el equipo de softbol.

Iván Olivares | 24/1/2011

El 21 de diciembre pasado, ante el acoso de los medios de comunicación y la indignación de la opinión pública, el ministro de Hacienda, Alberto Guevara, se vio obligado a declarar que pediría la renuncia de las tres funcionarias que habían cometido el “error” de abrir una licitación para elegir el restaurante en el que se celebraría el cumpleaños del señor ministro.

El anuncio ocurrió como respuesta a la denuncia periodística de El Nuevo Diario, publicada un día antes, que mostraba al Ministerio buscando un lugar para efectuar la celebración. Tal como pretendía, el ministro logró esquivar a los medios y tranquilizar a la opinión pública. Un mes después, las tres funcionarias siguen en sus puestos. La fiesta de cumpleaños se celebró de todos modos.

Todo comenzó unos días antes, cuando Fabiola Clara Cuesta, Directora de Adquisiciones del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, invitó a varios restaurantes a presentar ofertas económicas para celebrar el cumpleaños del ministro.

No fue posible establecer si actuó por decisión propia, para congraciarse con su jefe, o si tuvo el visto bueno expreso de éste, o de alguien del despacho superior del Ministerio, aunque es poco probable que tomara una decisión de ese tipo sin tener la “bendición” de “arriba”. Cuesta rechazó la petición de entrevista que se le hizo. Ni Guevara, ni el viceministro Iván Acosta respondieron los llamados a sus celulares.

Tal como manda el reglamento, Cuesta tuvo que obtener la colaboración de María Mercedes Domínguez, Directora General Administrativa Financiera del Ministerio, para buscar un proveedor, pero como ésta estaba de vacaciones, acudió donde la sub directora Isaura Rodríguez, quien, solícita, permitió que el procedimiento siguiera adelante.

“Quiero sus renuncias” (de mentirita)

Cuando salió a luz la feliz idea de celebrar el cumpleaños del ministro con dinero del erario público, los cuellos de Cuesta y de Rodríguez fueron colocados debajo de la guillotina, a la espera de que se cumpliera la sentencia emitida por Guevara cuando aseguró que había pedido la renuncia de tres funcionarios del Ministerio.

Por un error de interpretación, se incluyó en la lista publicada, el nombre de José María Saravia Cruz, Director General de Contrataciones del Estado, a pesar que esa entidad sólo se entera de este tipo de procedimientos hasta que ya han ocurrido, porque quien los efectúa es la correspondiente Unidad de Adquisiciones de cada entidad, en este caso, la de Hacienda.

Aparentemente, el tercer nombre que estaba en la mente del ministro Guevara aquella mañana aciaga era el de María Mercedes, una funcionaria con la que están inconformes los clanes danielistas que ostentan el poder dentro del Ministerio, a tal punto que toman decisiones a espaldas de ella, porque saben que tienen la protección oficial de las instancias del partido dentro de la institución.

En realidad, ninguna está en peligro de ser despedida. Ni siquiera sancionada. A lo sumo, es probable que sean trasladadas a otra entidad del Ministerio o del Estado, pero sólo para cubrir las apariencias.

¿Y el cumpleaños del ministro?

Se festejó como es debido, en un restaurante capitalino, pero para evitar problemas, se buscó una justificación distinta, y encontraron una perfecta: celebrar el triunfo del equipo de softball del Ministerio, con ministro, aduladores y happy birthday incluido.

CGR: “Ya veremos cuando toque auditarlos”

Inmersa en sus propias cavilaciones, la Contraloría General de la República parece no haber reparado en este caso, a pesar de la cobertura y la repercusión que tuvo en los medios de comunicación.

El contralor Guillermo Arguello Poessy, admitió que “no sabemos del evento (la celebración al equipo de softball usada como excusa para festejar al ministro), pero cualquier adquisición que haga el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, la veremos en la auditoría al Presupuesto General de la República que se hace cada año”, aseveró.

“Si se hubiera cometido una irregularidad con los fondos públicos, si la hubiera, aparecerá, y en ese caso, nos correspondería investigar para determinar si hay responsabilidades administrativas, civiles y hasta penales, si se hubiera cometido delito”, recalcó.

En referencia a la parte de la irregularidad que ya fue confesada, Arguello dijo que “al no haber uso indebido de fondos públicos, no hay nada que auditar. Sólo podemos auditar los recursos públicos, no los buenos o los malos deseos de los funcionarios públicos”.

No se descarta que por más minuciosa que sea la auditoría, y por más rigurosos que sean los auditores, al final de cuentas no encuentren nada ni a nadie que imputar. ¿La razón? En un ministerio como Hacienda hay muchas cuentas y se financian muchas actividades sociales, incluyendo esa celebración del equipo de softball, que es totalmente lícita, de modo que es probable que no se pueda probar nada.

Si eso es así, quizás sólo quede decir (un poco atrasado) ¡Feliz cumpleaños, señor ministro!