jueves, 1 de noviembre de 2012

Protesto una vez más


Arnoldo Toruño T.(*)
Protesto una vez más por la actuación del Rector de la UNAN-León, profesor Róger Gurdián Vijil. Ayer por la tarde, presidió una manifestación partidaria, en la que también participaron estudiantes y trabajadores de la Institución.
En primer lugar, protesto porque de esta manera el Profesor Gurdián bota dinero de la Universidad. Se desperdició el dinero que estaba destinado para que, durante la tarde de ayer, el Rector cumpliera con sus elevadas funciones; para que los profesores enseñaran a los estudiantes y para que el personal administrativo cumpliera con su labor de apoyo; no estaba destinado para hacer propaganda a ningún partido. Esto es un desfalco a los nicaragüenses que pagan impuestos.
En  segundo lugar, protesto por algo todavía más serio: la acción del profesor Gurdián fomenta en los estudiantes el menosprecio por la Ley y la ética. Los estudiantes están aprendiendo que aquí se puede violar el reglamento que exige asistir a las clases, si es por el bien o con la anuencia del  partido. La lección que vienen aprendiendo es que en este país seguramente se pueden hacer también otras cosas malas, como quizás alterar facturas o cometer abusos sexuales, siempre que se permanezca arrimado al partido. Lo más grave del asunto es que esta lección se las da quien tiene la mayor responsabilidad por promover la educación de los jóvenes matriculados en esta Universidad, como es el Rector.
En tercer lugar, protesto y expreso mi indignación por el atropello a la dignidad de las personas. Seguramente muchos de los que participaron en dicha manifestación iban por su voluntad, pero muchos también iban en contra de su voluntad, humillados, para no perder un trabajo o una beca.
Me parece que en la UNAN-León, los orteguistas siguen ensuciando al sandinismo.
Por otra parte, es bueno señalar que hay estudiantes que comprenden que su deber consigo mismos, con su familia y con la Patria, es aprovechar el tiempo para formarse, y con tal fin, resisten amenazas de represalias. En efecto, la gran mayoría de mis alumnos participó en la actividad académica que teníamos programada a esa hora, incluso venciendo resistencia del vigilante,  que trató de impedir que alguno de ellos entrara al Hospital a recibir su clase.
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(*) Departamento de Salud Pública, UNAN-León

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