domingo, 25 de septiembre de 2011

Don José aquí en este poema expresa, a su Doña Julia y a sus amigos poetas, de cómo querría él su muerte o, en otras palabras, de cómo querría morirse


Así de simple.
Simplemente así
querría que fuese mi simple muerte.
Simple como si me muriese cualquier día sin
necesidad de morirme en una tarde
con aguacero y todo allá en París, como Vallejo.
César fue medio tonto. Escogió el día
menos propicio y adecuado para morirse
porque murió en verano
con viento recio y con quemante sol,
sin tierna lluvia gris y sin paraguas.
Prefiero yo morirme aquí en mi humilde
Colonia Centroamérica en Managua, Nicaragua,
en verano con sol o en invierno cruel o bajo
fina lluvia tenaz, me da lo mismo.
Así de simple quiero pues mi muerte, amigos,
con Doña Julia al lado que medé en la frente
su postrer beso como si el beso fuese
su amoroso y mortal tiro de Gracia.

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