MARIO MOLINA
El reto, en nuestra sociedad global, es formidable: ¿cómo lograr el progreso en la industrialización, en la economía y en el nivel de vida sin incrementar el deterioro del medio ambiente?
La repercusión de la actividad humana en el entorno ya rebasó la escala local. La contaminación del agua, del aire, la acumulación de desperdicios tóxicos, la destrucción de los bosques para uso agropecuario y la pérdida de diversidad biológica han adquirido proporciones globales. Como globales son los efectos causados por cambios en la composición química de la atmósfera, por ejemplo el efecto invernadero y el adelgazamiento de la capa de ozono.
Aunque la conciencia ambiental es cada vez mayor, existen obstáculos de gran magnitud, como la inequitativa distribución de la riqueza. Sólo una quinta parte de la población del planeta vive en países industrializados, pero controla la mayor parte de los recursos económicos mundiales y consume más de cuatro quintas partes de los recursos totales. Si cada uno de los habitantes de los países en desarrollo consumiera la misma cantidad de recursos que un ciudadano estadunidense típico, se requerirían tres planetas Tierra para mantener ese nivel de consumo.
La humanidad debe adoptar nuevas direcciones para que las generaciones futuras alcancen un nivel de vida semejante al de los países industrializados de la actualidad. Es imprescindible compatibilizar el desarrollo económico con· la preservación ambiental. Debemos apostar al crecimiento en la productividad, los empleos y los salarios para elevar el nivel de vida, pero también hay que limitar el deterioro del medio ambiente.
Yen la búsqueda de un desarrollo sustentable, el papel de la comunidad científica internacional es muy importante: requerimos más investigadores de primer nivel para encontrar nuevos caminos, porque aunque la ciencia por sí misma no pueda resolver el dilema ambiental, sí constituye una herramienta indispensable.
Nota: "La América que queremos" es una nueva sección sabatina de EL CORREO. Los ensayos "en defensa de la vida" -de autores de primera línea- son tomados del libro con igual título, publicado por el Fondo de Cultura Económica en 1998, en el contexto del Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente.
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