lunes, 6 de diciembre de 2010

EL PASADO MAESTRO DEL PRESENTE

“Cristo fundó la Iglesia sin oro.” Esta no debe guardar sus riquezas, sino distribuirlas entre los pobres. Mejor conservar los vasos vivos que los de metal. Los sacramentos no quieren oro. Son cálices verdaderamente preciosos aquellos que sirven para redimir de la muerte, que liberan del enemigo a quien la sangre (de Jesús) redimió del pecado. Cuando la Iglesia redime de esta manera a los cautivos, se puede decir –a éstos que Cristo los redimió. Este oro que rompe las amarras del cautiverio… identifica la Iglesia con su Señor, es oro útil, “oro de Cristo”. [1]



[1] Ambrosio de Milán (340-397), sobre los deberes de los ministros, ML 16,148

No hay comentarios:

Publicar un comentario