viernes, 30 de julio de 2010

EL PASADO MAESTRO DEL PRESENTE

“El indigente está angustiado por la falta de lo necesario y se lamenta… y no deja calle sin correr, acuciado por su miseria y sin tener ni donde pasar la noche, y ¿cómo logrará el infeliz dormir, atormentado por el vientre, sitiado por el hambre, desvalido, cuando frecuentemente hiela o se abate el aguacero? Tú sales limpio del baño, arropado en blancos vestidos, lleno de satisfacción y euforia, y te diriges a la espléndida mesa puesta; el otro empero, con frío y muerto de hambre, anda dando vueltas por la plaza pública, con la cabeza baja y tendiendo las manos. El infeliz no tiene ya ánimo ni para dirigirse al harto y bien descansado, pidiéndole el forzo o sustento, y muchas veces ha de retirarse cubierto de insultos. [1]

[1] Juan Crisóstomo (354-407), (MG 61,94)

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